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Tuvieron que pasar 613 amaneceres para que la Selección Mexicana intentara exorcizar a uno de sus demonios más crueles en la época contemporánea, aunque lo de esta noche en el estadio Levi's no tiene la relevancia de aquella noche del 18 de junio de 2016.
El Tricolor vuelve al sitio en el que recibió la mayor humillación, en partido oficial, en su historia. Aquí, ya con Juan Carlos Osorio en el banquillo, Chile lo vapuleó (7-0) en los cuartos de final de la Copa América Centenario . Había muchas más cosas en juego que en el amistoso de hoy ante Islandia.
Situación imperceptible para los más de 65 mil mexicanos que arman una fiesta teñida de verde, blanco y rojo en el estacionamiento del hogar de los 49ers de San Francisco, franquicia de la NFL.
"Por supuesto que nos dolió (la goleada), pero nos duele mucho más no estar en nuestro país", relata Jorge Gómez, michoacano emigrado a este lado de la frontera desde hace tres lustros. "Por eso, no nos importa mucho lo que pasó ni lo que cuestan los boletos".
Porque sí son caros. De 44 a 194 dólares por ver al Tricolor en el primero de sus dos cotejos de preparación en Estados Unidos.
El rival da lo mismo, al igual que el costo de las entradas y el doloroso pasado. Porque en la "tierra del 7-0", esa goleada quedó guardada en el baúl del olvido.