Tras observar desde fuera la marcha del 15 de noviembre, la activista Ana Karen Sotero expresó su molestia por la desigualdad que, asegura, quedó expuesta entre quienes protestaban en condiciones de vulnerabilidad y quienes acudieron solo para grabar contenido.
Su postura desató debate sobre el papel de los influencers en las movilizaciones sociales y sobre las diferencias entre la marcha pacífica del 8 de noviembre y la multitud del día 15.

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Ana Sotero denuncia desigualdad en la marcha de la Generación Z
La marcha realizada el pasado 15 de noviembre, identificada como la movilización de la Generación Z, reunió a jóvenes, familias y adultos mayores que avanzaron rumbo al Palacio Nacional. Sin embargo, también atrajo a influencers, tiktokers y creadores de contenido que asistieron, algunos como espectadores y otros como participantes del reclamo social.
Entre quienes estuvieron presentes como observadores se encontraba la activista y ganadora del Premio Juventud 2025, Ana Sotero, conocida por su discurso viral en el Congreso. Sotero decidió no participar directamente, pero sí compartió en sus redes sociales la indignación que sintió al ver lo que ocurrió en las calles.
Días antes, el 8 de noviembre, la propia activista había organizado una marcha pacífica que partió desde el Ángel de la Independencia rumbo al Zócalo. No obstante, el recorrido tuvo que detenerse debido al concierto realizado por el estreno de una serie documental de Juan Gabriel. Aun así, la jornada transcurrió sin confrontaciones y fue integrada principalmente por jóvenes que ella identifica como la “verdadera Generación Z”.
¿Qué fue lo que más indignó a Ana Sotero en la marcha del 15?
En contraste, al observar la marcha del 15, Sotero señaló que el ambiente fue totalmente distinto. En una de sus historias de Instagram, expresó su enojo por la desigualdad que percibió en las calles.
Aclaró que no estuvo presente dentro de la confrontación, pero, según lo que vio desde afuera, quienes realmente enfrentaron los momentos intensos fueron las personas más vulnerables: jóvenes morenos, sin apellido reconocido, sin cámaras y sin respaldo social.
Mientras tanto —dijo—, quienes cuentan con plataformas, alcance digital o algún nivel de privilegio prácticamente no se vieron afectados, e incluso parecían estar únicamente registrando contenido para redes.
Además, mencionó que, si bien algunos influencers y tiktokers sí asistieron con la intención de marchar, muchos se enfocaron más en grabar videos que en participar.
“Para unas personas salir a marchar es poner el cuerpo; para otras es grabar contenido y regresar a su comodidad”, escribió. Añadió que esta diferencia “duele y enfurece”, pues demuestra que ni siquiera dentro de las protestas todas las personas ocupan el mismo lugar ni corren los mismos riesgos.

Sotero advirtió que cuando se olvida el cuidado de quienes sí están expuestos, la lucha pierde sentido y corre el riesgo de convertirse en espectáculo. En un país donde la violencia marca el día a día, consideró esa desigualdad como algo imperdonable.
La activista también compartió un meme que comparaba la marcha del 8 con la del 15, mostrando la diferencia entre una protesta organizada y otra marcada por grupos con discursos ajenos a la causa, e incluso mensajes extremistas. Para ella, esto confirma que “no somos iguales” y que la brecha entre participantes comprometidos y asistentes ocasionales se hizo más evidente que nunca.
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