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En México, el acceso al crédito ya no es un privilegio para unos cuantos. Hoy, un joven que abre su primera cuenta bancaria, un trabajador independiente o un emprendedor en crecimiento puede tener una línea de crédito en minutos. Eso que antes parecía imposible, hoy es una realidad gracias a procesos más ágiles y opciones diseñadas para distintos perfiles. El mérito es enorme: más inclusión, más productos, más rapidez.

Pero dar el primer paso es sólo la mitad de la historia. La otra mitad, la que define si ese crédito será una palanca para crecer o un dolor de cabeza, no depende del banco ni de la Fintech, depende de ti. Y ahí está el verdadero reto, en los hábitos.

Acceso sin brújula no es progreso

La democratización del crédito ha cambiado las reglas del juego. Hoy millones de personas pueden financiar sus estudios, comprar un auto, invertir en su negocio o resolver una emergencia. Pero, tener la posibilidad de firmar un contrato no garantiza que ese crédito genere valor.

El crédito es como un vehículo: te puede llevar lejos, pero sólo si sabes manejarlo. De nada sirve tener un coche último modelo si lo chocas en la primera curva. Lo mismo pasa con las finanzas, para que el crédito sea un aliado, necesitas disciplina y visión de largo plazo.

En el mundo de los New to Credit (personas que usan crédito por primera vez) la clave está en celebrar el acceso, sí, pero también en acompañar la etapa más importante: la gestión. Y ahí hay cuatro hábitos que hacen toda la diferencia:

  1. Paga puntualmente. Siempre. Así de simple.
  2. Usa sólo una parte de tu línea disponible. No gastes todo de golpe.
  3. Entiende el costo real del financiamiento. No te fijes sólo en la mensualidad, revisa los intereses.
  4. Planea tus pagos con anticipación. No improvises.

Parece básico, pero estos pasos separan a quien usa el crédito para crecer de quien lo convierte en un enorme peso que ahora debe cargar en su espalda.

El crédito bien usado multiplica

Hay quienes empiezan con una tarjeta básica. Si pagan puntuales, usan su crédito con moderación y toman decisiones con cabeza fría, en pocos años pueden financiar un coche, una casa o capitalizar su negocio. No es magia ni suerte, sino disciplina.

Cada pago puntual, cada gasto bien pensado y cada mes de uso responsable construyen confianza. Y eso se traduce en mejores condiciones, líneas más altas y más oportunidades. Todos ganan: el usuario que crece, la institución que reduce riesgos y la economía que se fortalece con consumidores más sólidos.

Yo siempre lo digo: no uso el efectivo, el crédito siempre ha estado a mi favor. Pero no porque me lo regalaran, sino porque entendí cómo usarlo desde el principio.

El próximo capítulo de la inclusión

En los últimos años, México avanzó en la bancarización y diversidad de productos. Pero la meta no es sólo sumar más usuarios, es lograr que cada historia de crédito sea también de crecimiento.

Y aquí las instituciones financieras tenemos un papel muy importante: no sólo otorgar financiamiento, sino acompañar. ¿Cómo? Con educación financiera accesible, apps que te avisen si te estás pasando, simuladores que te ayuden a entender el costo real y asesoría antes de tomar una decisión importante.

Porque el verdadero éxito de la inclusión financiera no se mide en contratos firmados, sino en sueños cumplidos. Un país donde más personas usan el crédito como palanca es un lugar que avanza con paso firme.

El acceso ya está. El sistema responde. Ahora, el salto, depende de dos cosas: que cada usuario entienda que el crédito no es el fin, sino el inicio; y que las instituciones asumamos la responsabilidad de acompañar. Cuando trabajamos de la mano, cada oportunidad tiene más posibilidades de convertirse en una historia de éxito.

CEO de Círculo de Crédito

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