De 1901 a la fecha se han entregado 106 premios Nobel de la Paz a 143 galardonados: 112 de ellos han sido personas y 31 organizaciones.
Los primeros ganadores fueron el suizo Jean Henri Dunant, fundador del Comité Internacional de la Cruz Roja, y el francés Frédéric Passy, incansable promotor de organizaciones pacifistas.
La más reciente galardonada, como se informó el viernes pasado, es la política y activista venezolana María Corina Machado.
Sin menoscabo de lo que la gran mayoría de los premiados han hecho para promover la paz, es decir la ausencia de guerra, la relación de armonía entre las personas sin enfrentamientos ni conflictos, según define el diccionario, la naturaleza misma de tales gestiones tienen una enorme carga política y diplomática que, a no dudarlo, influye y ha influido (a veces francamente de manera incomprensible) en la designación de los merecedores del galardón.
Esa es la razón por la que los nombres de quienes postulan a los aspirantes queden reservados cincuenta años por el Comité noruego de cinco integrantes que decide quiénes son los ganadores.
Por supuesto que lo han recibido enormes personajes y activistas promotores de la paz, la democracia y los derechos humanos, entre otras y otros el estadounidense Martin Luther King (1964) por su defensa a los derechos civiles de los negros; la madre Teresa de Calcuta (1979); el mexicano Alfonso García Robles (1982) por sus esfuerzos por la no proliferación de armas nucleares; la indígena guatemalteca Rigoberta Menchú (1992); Nelson Mandela y Frederick Leclerc (1993) por poner fin en Sudáfrica al apartheid; y la activista pakistaní Malala Yousafzai (2014) por su lucha por la educación de las niñas.
Pero no pocas veces el Nobel de la Paz ha prestigiado a quienes han sido promotores del conflicto y de la guerra. Aquí algunos ejemplos:
El general estadounidense George C. Marshal, a quien el primer ministro británico Winston Churchill elogió como el “organizador de la victoria” en la Segunda Guerra Mundial y que como secretario de la Defensa del presidente Harry S. Truman fue corresponsable del lanzamiento de bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki, recibió el Nobel de la Paz 1953 por el plan que reconstruyó Europa tras la devastación de la guerra.
El exsecretario de Estado Norteamericano Henry Kissinger y el general vietnamita Le Duc Tho, protagonistas ambos de la guerra de Vietnam, fueron designados para ganar el Nobel en 1973 tras firmar en París los acuerdos de paz que finalmente pusieron fin a la conflagración. Como el cese al fuego no se cumplió en los plazos pactados, Le Duc Tho no aceptó el galardón, convirtiéndose así en el único que lo ha rechazado.
El acribillado presidente de Egipto, Anwar el Sadat, y el también fallecido primer ministro de Israel, Menájem Beguín, ambos responsables de devastadoras guerras y atentados en el eterno conflicto del Medio Oriente, firmaron el acuerdo de paz de Campo David, con el que ganaron el Nobel en 1978.
Dieciséis años después, en el contexto de la estrategia de tierra por paz gestionada por Washington, el líder de la OLP, Yasser Arafat, y los israelíes Shimon Peres e Ytzak Rabin, acordaron el reconocimiento de Cisjordania y la hoy devastada franja de Gaza como el territorio de un Estado palestino. Llamados Acuerdos de Oslo, les valieron el galardón en 1994.
En el contexto de la Guerra Fría y la caída del Muro de Berlín ganó el Nobel de la Paz en 1983 el polaco Lech Walesa, líder del sindicato de mineros Solidaridad, y pieza clave junto con su paisano el papa Juan Pablo Segundo y el expresidente estadounidense Ronald Reagan en la disolución de la URSS, donde el exsecretario general del partido comunista soviético, Mijaíl Gorbachov, facilitó el proceso con una serie de reformas políticas y económica que le valieron el galardón en 1990.
Así, el rejuego político y diplomático ha dado lugar a que el Nobel de la Paz lo hayan ganado cuatro presidentes de Estados Unidos, en medio de su larga historia de intervenciones militares: Theodore Roosevelt (1906), Woodrow Wilson, Jimmy Carter y Barack Obama.
Se puede estar o no de acuerdo con el régimen en Venezuela iniciado con Hugo Chávez y continuado tras sospechosos procesos electorales por Nicolás Maduro, pero finalmente es decisión exclusiva de los venezolanos si lo mantienen o lo echan.
María Corina Machado, hoy flamante galardonada con Nobel de la Paz 2025, está en el lado de quienes lo quieren echar y en esa su lucha ha sido congruente. Pero llegó al punto en que ella y los suyos están convencidos de que no hay una vía política para conseguirlo porque está anulada la democracia. Entonces han ido a Washington a pedir su intervención para sacar a Maduro, demanda que encontró tierra fértil en el gobierno de Trump y de su operador diplomático el cubano descendiente Marco Rubio, quienes no solo han explicitado esa intención, sino que ya han desplegado fuerzas militares en el Caribe venezolano y hundido embarcaciones del país sudamericano que, según afirman, trafican droga de lo que llaman el narcorégimen de Maduro.
Y no porque amen a Corina, sino porque un gobierno como el que ella y los suyos pretenden, garantizaría mejor los intereses estadounidenses en un país con enormes reservas petroleras y que ha tenido que refugiarse en el apoyo geopolítico de China y Rusia.
Verá usted que en el fondo de todo esto está el tema de la soberanía, de la no intervención y de la solución pacífica de las controversias, principios constitucionales de la política exterior mexicana, que no es lo mismo que la Doctrina Estada como algunos equivocadamente refieren.
Por eso la reacción de Sheinbaum con un “sin comentarios” al pedírsele una opinión sobre el Nobel de la Paz a Corina Machado. No es mezquindad ni envidia, como han querido hacernos ver. Tampoco es alineación o apoyo a lo que la derecha mexicana llama dictaduras de Venezuela o Nicaragua. No veo a la presidenta mexicana aspirando a ser Maduro o Daniel Ortega.
Esa reacción consideró, a no dudarlo, la defensa de nuestra soberanía, amenazada también por el gobierno de Trump y fue congruente con nuestros principios constitucionales de política exterior que fueron desdibujando los últimos gobiernos del PAN y el PRI.
Instantáneas:
1. EJEMPLO. Si ir a Estados Unidos a declararse perseguido o perseguida político, victimizarse y solicitar la intervención incluso militar contra un gobierno legal y legítimamente electo te da para recibir el premio Nobel de la Paz, entonces el líder nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, y la senadora del PAN, Lilly Téllez, van en camino a conseguirlo. El líder del tricolor, así como el expresidente blanquiazul Felipe Calderón deberían, por otra parte, agudizar su olfato político. Ambos, en semanas recientes se reunieron en Lima como Diana Boluarte, protagonista de un golpe de Estado técnico en Perú, quien la noche del jueves pasado fue cesada por el Congreso de su país. Asumió en su lugar el presidente de ese cuerpo legislativo, José Jeri, quien estará en el cargo hasta que se lleven a cabo las elecciones de abril de 2026. El depuesto expresidente Pedro Castillo, en prisión acusado del delito de rebelión, dijo que la destitución de Boluarte forma parte de un plan de la derecha peruana para controlar los próximos comicios.
2. PREFERENCIAS. Aunque todavía falta un poco más de dos años para las elecciones en diecisiete gubernaturas, encuestas recientes de Rubrum y C&E Research muestran desde ahora un escenario en el que Morena se mantiene con ventaja en la mayoría de los estados, mientras que el PAN se consolida en dos, el MC en uno, el Verde en otro y el PRI en ninguno. Las encuestas colocan a Morena arriba en 13 de las 17 entidades, con ventajas claras en estados como Guerrero (46.7%), Campeche (44.2%), Quintana Roo (47.5%), Chihuahua (37.4%) y Colima (36.8%) mientras que el PAN se impone únicamente en Querétaro (47.4%) y Aguascalientes (51.7%); MC en Nuevo León y Campeche; y el Verde en San Luis Potosí.
3. ¿Y EL NEPOTISMO? "Va a haber encuestas, las encuestas van a definir las candidaturas", dijo categórica Luisa María Alcalde en Tabasco, declaración que pone en la mesa otro tema a debatir y decidir para no generar divisiones e incluso fracturas: ¿qué se hará con quienes encabezan actualmente las encuestas como son Ruth González Silva en San Luis Potosí, Félix Salgado Macedonio en Guerrero y Saúl Monreal en Zacatecas? Porque al margen de la reforma que entra en vigor hasta 2030, la dirigente de Morena insiste en impedir que participen, lo que claramente es tomar una decisión desde la dirigencia del partido ignorando la decisión de la gente en las encuestas actuales. Lo que debe valorar la joven dirigente de Morena es que el apoyo de las bases no se traslada por decreto, y si comienza el proceso relegando liderazgos sociales, habrá que ver la militancia a dónde dirige sus votos.
4. HACIA LA REVISIÓN DEL T-MEC. En seguimiento a la reunión que sostuvieron a principios de septiembre, los ministros de Canadá, Francois Phillipe Champagne, de Finanzas, y Anita Anand, de Relaciones Exteriores, con la presidenta Claudia Sheinbaum y el canciller Juan Ramón de la Fuente, el embajador de México en Canadá, Carlos Joaquín González, tuvo la oportunidad de conversar con ellos esta semana para avanzar en una estrategia de acciones conjuntas, en favor de consolidar la cooperación y los proyectos de inversión entre ambas naciones. A finales de septiembre, el primer ministro Mark Carney visitó México, en seguimiento a la reunión que en julio pasado había tenido con la presidenta Sheinbaum, tras su participación en la reunión del Grupo de los Siete, en Kananaskis, Canadá, y en la que acordaron acciones de consulta conjunta, con miras a la revisión del T-MEC, a realizarse el próximo año. Altagracia Gómez, coordinadora del Consejo Asesor de Desarrollo Económico Regional y Francisco Cervantes, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, en compañía de funcionarios de la secretaría de Economía, Nacional Financiera y el Banco de Comercio Exterior han participado con los sectores financiero y empresarial canadiense, en distintas reuniones y foros de consulta, promovidos por la embajada de México en Canadá, con el propósito de avanzar en proyectos conjuntos de inversión, que consolidan el desarrollo y crecimiento de ambos países.
5. ESTÁ QUE SE VA Y QUE SE VA… Cuando ni siquiera parece haber aterrizado por completo en un problemático Sistema de Transporte Colectivo, Adrián Rubalcava tiene todavía un pie metido en la alcaldía Cuajimalpa, donde la licitación pública 30001020-003-2025 se resolverá mañana, aunque todo parece orientado a que ganen empresas vinculadas a Guillermo Alcántara Bauza, operador del actual titular del Metro capitalino. Se trata de las firmas Zatule Gerbisur Rhamonse, Proveedora Alta y Xitle-Anáhuac que buscan adjudicarse un contrato de 25 millones de pesos para el abasto de materiales y herramientas de construcción. Por cierto, Alcántara presume también influencias en el propio STC dirigido por su amigo Rubalcava.
@RaulRodriguezC
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