El Movimiento de Regeneración Nacional enfrenta diversas adversidades que hacen crujir sus cimientos.
No se ha convertido en partido político moderno, aún se integra por grupos y liderazgos de poder cobijados por el gran liderazgo político del ex Presidente AMLO.
El problema es si ese cobijo lo ejercen como una carta de impunidad o un regalo que pueden usufructuar bajo el cálculo de conveniencias privadas o en disputa con o en detrimento de quien está en la titularidad de la Presidencia de la República.
Por ello es indispensable el fortalecimiento de la estructura orgánica de MORENA a través de la disciplina que brinda el derecho y la cohesión, que se logran mediante el debate de principios, visiones y programa de acción.
No parece que MORENA se dará un espacio imprescindible a su interior para reflexionar su código de ética y sancionar severamente a quien se aleje de los principios fundacionales, máxime si se detenta una función de representación popular o se ejerce un cargo público en la administración pública de los tres órdenes de gobierno.
Y de ser así, se impedirá el imperativo de un debate interno y la generación de una praxis ético política cada vez más apremiante, dada la corrosiva disputa al interior de su coalición hegemónica de partidos aliados que exigen ya candidaturas y gubernaturas incluso si no privan méritos y fuerza territorial, así como las resistencias que anuncian divisiones revulsivas -e irónicamente- regeneradoras de liderazgos/gobernantes- si finalmente deciden los morenistas, como anunció la Presidenta Sheinbaum desde su toma de posesión, impedir la reelección de familiares que perpetúen el nepotismo sucesorio en gobiernos estatales del país.
Y por supuesto como ha sugerido desde otras lógicas de análisis Bernard Manin -filósofo francés del pensamiento político y el gobierno representativo- los liderazgos del partido hegemónico MORENA deben cuidarse de prácticas de ostentación semi oligárquica o semi aristocrática del ejercicio del poder.
Por otro lado, recordemos que López Obrador recorrió el país en diversas ocasiones, luchó contra grupos de poder, padeció críticas y presiones de gobierno sin detener su aspiración de cambiar el rumbo de la nación.
Lo logró y para consolidar esa visión, impulsó una profunda reforma a la Constitución mediante la cual los olvidados, los pobres, los indígenas y afromexicanos alcanzan mejores niveles de salario, bienestar y justicia.
Es natural que las posturas opositoras desplazadas del poder político y de los negocios manifiesten resentimiento rabioso en el debate público.
Ciertamente los pendientes y errores de gobernanza de AMLO en su administración son señalados profusamente por la oposición, mientras la Presidenta Sheinbaum sigue realizando sus propios ajustes y profundiza los cambios impulsados por López Obrador.
Cada vez más se decanta la Presidencia de la Dra. Sheinbaum en la realidad del país: camina serena, discreta, conteniendo los ataques del exterior y de la derecha, manejando con prudencia la duda de los suyos, de las tribus/líderes morenistas incrédulos, que dudan de su capacidad y firmeza. Parece que siempre toma aliento y toma nota, no olvida y no deja de observar la soberbia en la que caen, todo conduce a que el poder más temprano que tarde lo transforma en sus términos y lo posee y ejerce con el tacto de su propio estilo, por algo es la discípula más destacada del líder político más poderoso del siglo mexicano/ latinoamericano que corre.
Vuelta de tuerca
Aunado a esto, la relación bilateral con Estados Unidos atraviesa el momento más delicado de las últimas cinco décadas.
Los Estados Unidos ejercen una presión inusitada mediática y diplomática sobre México.
Ante ello, las posiciones de la Presidenta Sheinbaum le han consolidado su popularidad dentro y fuera del país.
Sin embargo, la tarea de MORENA debería ser la movilización popular en apoyo a la Presidenta y el despliegue consistente en defensa de los principios nacionalistas, en los medios, en las redes y en la calle.
No sabemos aún el nivel de embate y afectación para la economía y gobernabilidad de México y de la Presidencia de la Dra. Sheinbaum, del potencial proyecto militar estratégico sobre México y de la guerra y mensajes epistolares arancelarios de Trump, del maxiproceso narco judicial en Estados Unidos y de la renegociación del T-MEC.
Existe, a pesar de todo lo anterior, un consenso entre analistas y especialistas en demoscopia que describe la supremacía de Morena sobre el resto de las fuerzas políticas respecto a la siguiente competencia electoral a celebrarse en el año 2027, aún lejano.
Mientras, se profundiza el desdibujamiento de los partidos opositores que siguen desfondados de agenda nacional y sin regresar a las plazas públicas para reencontrarse con los electores.
Cajón de Sastre
Se insiste en algunos espacios de comunicación la constitución de un nuevo partido político de derechas: el llamado Partido Republicano inspirado en el partido norteamericano del mismo nombre.
La iniciativa encuentra futuro porque se ajusta al marco institucional y legal previsto para el sistema electoral mexicano y se amolda a la coyuntura de presiones geopolíticas electorales/campañas de desinformación de Washington en otras naciones.
Seguramente esta organización política se irá nutriendo con cuadros políticos desplazados del PRI por Alejandro Moreno y también de militantes del Partido Acción Nacional, quienes se sienten alejados y decepcionados de la praxis que encabeza la facción dominante.
Hay muchos personajes de diversas ideologías y políticos mexicanos que ven en el modelo norteamericano de conducción política, geopolítica, educativa y moral, digno de admiración y copia.
Habremos de valorar en su momento si las emociones políticas soberanas que han encumbrado a MORENA durante dos sexenios, podrá o no ser desafiada en algún sentido parcial o sistémico, por el estreno de la nueva fuerza político partidista republicana pro estadounidense.
Por ahora, registramos la variante de profundización de la polarización política nacional hasta ahora experimentada en nuestro país sólo entre fuerzas internas en lo sustancial, hacia la vía de disputa frontal entre dos proyectos de nación, el de MORENA y el del naciente proyecto ideológico de derecha/ultraderecha, con auspicio y financiamiento gubernamental y privado estadounidenses.
Pedro Isnardo De la Cruz es Doctor en Ciencias Políticas y Sociales y profesor en la UNAM. Publicó en 2017 Decisiones estratégicas presidenciales en EUA: El aprovechamiento de la ocasión en crisis de Seguridad nacional y Terrorismo. George W. Bush y Barack Obama (2001-2012).
Juan Carlos Reyes Torres es Licenciado en Derecho por la Universidad Iberoamericana, con estudios en Ciencia Política y Administración Pública por la UNAM y profesor de Teoría del Estado.
Coautores de Para entender la 4T (2019), con el sello editorial de Stonehenge México.