El 30 de noviembre de 2022, el lanzamiento de ChatGPT, desarrollado por la firma OpenAI, estableció un auténtico parteaguas en el imaginario de la inteligencia artificial (IA).

La introducción de ese chatbot representó una auténtica revolución en el sector, generando efectos inmediatos en el complejo ecosistema tecnológico de Silicon Valley.

Uno de los actores más afectados por el advenimiento de ChatGPT fue Google, compañía fundada por Larry Page y Serguéi Brin el 4 de septiembre de 1998.

Google no solo se vio sorprendida por ChatGPT, pareció rebasada.

La irrupción de este nuevo competidor puso en evidencia las debilidades del gigante tecnológico, mostrando lentitud ante el cambio de paradigma que supone el desarrollo mismo de la IA.

La llegada de ChatGPT contribuyó a resaltar la obsolescencia de Google en algunos aspectos.

En las respuestas que ofrecía el motor de búsqueda, la abundancia de publicidad era notoria, lo que reflejaba una prioridad comercial sobre la calidad de la información proporcionada.

La ingeniería y la innovación tecnológica parecían haber sido relegadas a un segundo plano.

La irrupción inesperada de un competidor tan potente obligó a Google a introducir cambios significativos en su estrategia.

Estas modificaciones, que debieron haberse implementado mucho antes, se centraron en la mejora indispensable de la calidad de la información que ofrece el motor de búsqueda y en la necesidad de destinar mayores recursos económicos a las áreas especializadas en el desarrollo de inteligencia artificial.

Sin embargo, en los años recientes Google se ha dedicado a recuperar el tiempo perdido en el desarrollo de la IA. La compañía ha adoptado rápidamente todas las tendencias más relevantes en este campo, promocionando agentes de IA, lanzando suscripciones empresariales y desplegando chatbots en múltiples servicios.

Estas iniciativas reflejan una clara voluntad de reposicionarse como un actor principal en la carrera tecnológica, apostando por la innovación y la integración de soluciones inteligentes en su ecosistema.

Uno de los hitos más destacados de esta nueva etapa ha sido la popularización de , especialmente a raíz del lanzamiento en agosto de su modelo de generación de imágenes, conocido como Nano Banana.

Además, el modelo de generación de video Veo ha sido especialmente elogiado por la física realista que lo sustenta, posicionando a Google como un referente en la aplicación de inteligencia artificial a procesos audiovisuales avanzados.

Incluso Apple podría verse motivada a reconsiderar su estrategia en materia de inteligencia artificial, llegando a plantearse la colaboración con Google para potenciar la próxima generación de Siri, una de las asistencias virtuales más emblemáticas del mercado.

La introducción de ChatGPT Atlas, el navegador desarrollado por OpenAI, no generó sorpresa en Google; de hecho, la compañía ya anticipaba este movimiento por parte de su competidor.

Una de las principales fortalezas que distingue a Google frente a otros actores del sector es su capacidad para sostener un ritmo de desarrollo y capacitación extremadamente dinámico.

Esta ventaja se basa en la robusta infraestructura tecnológica y la disponibilidad de recursos internos, lo que permite a Google avanzar sin depender de fuentes de financiamiento externas, a diferencia de OpenAI.

Además, como atinadamente destaca Mark McNeilly (Axios), Google también lleva la delantera a OpenAI en cuanto a distribución, gracias a su omnipresente motor de búsqueda, el navegador Chrome y el sistema operativo Android. Google puede aprovechar estas diversas fuentes de ingresos de múltiples maneras.

Como señala acertadamente Mark McNeilly (Axios), Google mantiene una ventaja significativa sobre OpenAI en términos de distribución, respaldada por su motor de búsqueda, el navegador Chrome y el sistema operativo Android, ampliamente implementados. Esta posición le permite a Google capitalizar diversas fuentes de ingresos de manera estratégica.

En cambio, OpenAI enfrenta el reto de desarrollar un modelo de negocio capaz de generar ingresos suficientes para sustentar una inversión proyectada de 1,4 billones de dólares en infraestructura durante los próximos ocho años.

Mark McNeilly refiere que Axios preguntó a los principales ejecutivos de IA cuál es el rival estadounidense al que más temen. La respuesta fue unánime: Google

Todos consideran a Google capaz de revertir la ventaja que hoy parece tener OpenAI en el dominio de la IA.

Como principales fortalezas de Google identifican su capacidad científica, su profundo acceso a los datos y sus lucrativas fuentes de ingresos.

Mark McNeilly señala que, según una encuesta realizada por Axios a los principales ejecutivos del sector de la inteligencia artificial, existe un consenso claro: Google es el competidor estadounidense que más temen.

Todos los líderes consultados coinciden en que Google posee la capacidad necesaria para recuperar la ventaja que actualmente mantiene OpenAI en el ámbito de la inteligencia artificial. Esta percepción se basa en varios factores clave que distinguen a Google en el panorama tecnológico.

  • Capacidad científica: Google destaca por su sólido equipo de investigación y desarrollo, lo que le permite innovar y mantener un ritmo de avance constante en el campo de la inteligencia artificial.
  • Profundo acceso a los datos: La compañía dispone de un acceso excepcionalmente amplio a datos de usuarios y servicios, lo que facilita el entrenamiento y perfeccionamiento de sus modelos de IA.
  • Fuentes de ingresos lucrativas: Google cuenta con múltiples flujos de ingresos robustos, lo que le otorga una posición financiera ventajosa para invertir a gran escala en infraestructuras y tecnologías emergentes.

En su apuesta por la mercadotecnia y la publicidad, Google se convirtió en una compañía despreciable y abusiva. Veremos si en su resurrección, Google recupera su vocación por la ingeniería y la innovación —sus principales fortalezas—.

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