¿Quién cuida a nuestras infancias digitales?
En plena era digital, la infancia mexicana enfrenta un reto que pocos reconocen: el uso desmedido y sin regulación de dispositivos electrónicos. Niñas, niños y adolescentes pasan horas frente a pantallas, atrapados en mundos virtuales que, si bien ofrecen entretenimiento y aprendizaje, también pueden ocasionar graves daños a su salud mental, emocional y física. México no cuenta con leyes que regulen el tiempo de uso de pantallas ni la exposición a videojuegos, lo que deja a las nuevas generaciones vulnerables y desprotegidas. La pregunta es inevitable: ¿estamos educando con tecnología o simplemente dejando a la niñez sola ante un ecosistema digital diseñado para retener su atención sin límites?
¿Estamos realmente cuidando a quienes más necesitan guía y protección, o los estamos dejando solos frente a un mar digital sin control?
Paternidad y maternidad tomada por sorpresa: el costo de la ignorancia digital
La tecnología llegó a nuestras casas sin instrucciones, sin advertencias ni regulaciones. Madres y padres —en su mayoría bien intencionados— adoptaron lo digital como una extensión natural de la vida moderna, sin imaginar que estaban introduciendo un sistema capaz de reconfigurar el cerebro infantil.
El Instituto Nacional de Salud Pública reportó que 4 de cada 10 padres sienten que no controlan el tiempo que sus hijos dedican a dispositivos digitales (ENSANUT 2021). Esta falta de preparación y conocimiento ha llevado a muchas madres y padres a un estado de ansiedad, donde las pantallas se convierten en una herramienta para el cuidado temporal de sus hijos, pero a costa de la salud emocional y social de estos. El costo de esta ignorancia se traduce en conflictos familiares, falta de límites y dificultades para educar sobre un uso responsable.
La pandemia, además, aumentó la dependencia a pantallas, incluso para funciones básicas como educación o interacción social. Pero no hubo acompañamiento institucional. No hubo campañas de prevención, ni guías claras, ni advertencias legales. El costo de esa ignorancia lo están pagando miles de niñas, niños y adolescentes con ansiedad, falta de concentración, hiperactividad o tristeza crónica.
CEO´s tecnológicos cuidan a sus hijos de pantallas en casa
Un dato revelador es que varios de los máximos responsables de las grandes empresas tecnológicas —aquellos que mejor conocen los beneficios y riesgos de estas herramientas— limitan estrictamente el uso de pantallas en sus propios hogares. Steve Jobs, cofundador de Apple, reveló en una entrevista que no permitía que sus hijos usaran el iPad, explicando que en casa controlaban cuidadosamente cuánto tiempo dedicaban a la tecnología (The New York Times, 2014). Jobs fomentaba el diálogo en la mesa y la lectura en familia, sin dispositivos de por medio (CBS News, 2017). Tim Cook, actual CEO de Apple, también ha expresado preocupación por el uso excesivo de pantallas. En entrevistas ha comentado que no permite que su sobrino use redes sociales y que la tecnología no debe usarse sin límites, incluso afirmando que él mismo se sorprendió al descubrir cuánto usaba su iPhone tras probar la función de Screen Time (Business Insider, 2018, CNN, 2018). Esta aparente paradoja deja en claro que quienes diseñan estas tecnologías también reconocen sus efectos potencialmente nocivos, especialmente en el desarrollo de niños y adolescentes, y toman medidas activas para proteger a sus propias familias.
El daño está documentado: ¿cuándo lo entendimos y qué sabemos hoy?
No se trata de una sospecha reciente. Desde hace más de una década, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la American Psychological Association (APA) han emitido alertas sobre los efectos del tiempo excesivo frente a pantallas en el desarrollo cognitivo, emocional y físico de la niñez. La OMS recomienda no exponer a menores de dos años a pantallas, y limitar el uso en edades mayores a no más de una hora diaria, y reconoció oficialmente en 2019 el "trastorno por videojuegos" como una enfermedad mental en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) (OMS, 2019).
En México, la alarma creció con el aumento de casos de ansiedad, depresión y aislamiento social relacionados con la adicción digital (Instituto Nacional de Salud Pública, 2020). La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT, 2022) reveló que más del 20 % de la población infantil presenta síntomas de alteraciones en la salud mental, muchas relacionadas con la hiperconectividad. Por su parte, la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones (CONASAMA) ha vinculado el uso prolongado de dispositivos con ansiedad, aislamiento, irritabilidad y pérdida de habilidades sociales.
El problema: Adicción digital, salud mental y libertad sin dirección
El uso excesivo de pantallas no es un simple problema de entretenimiento, sino un asunto serio de salud pública. En México, la adicción digital en menores se ha relacionado con trastornos del sueño, ansiedad, depresión y bajo rendimiento escolar (INEGI, 2021). Las horas frente a videojuegos o redes sociales generan cambios neurobiológicos que promueven la dependencia y alteran la regulación emocional. El aislamiento social, la falta de ejercicio físico, la exposición a contenido violento o inapropiado, y la hiperestimulación constante, afectan la capacidad de aprendizaje, las relaciones familiares y la salud mental. Este panorama revela una generación que no sólo está conectada, sino atrapada, en un ciclo difícil de romper sin apoyo y regulación; una generación cuya salud mental y desarrollo emocional están siendo moldeados por algoritmos y pantallas que no fueron diseñadas para protegerlos, sino para retenerlos.
México sin reglas: un país sin protección digital infantil
A diferencia de países como Francia, China o Corea del Sur, México no cuenta con una normativa que regule ni el tiempo de uso de pantallas ni la exposición a contenidos digitales en menores. La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) ha señalado la urgencia de atender esta problemática desde un enfoque de derechos humanos, pero las políticas públicas aún son fragmentadas y poco efectivas (CNDH, 2022). La ausencia de regulación deja en manos de las familias y de las propias plataformas digitales la responsabilidad de controlar un fenómeno que trasciende lo individual y requiere acción colectiva y legislativa.
El mundo ya actúa: buenas prácticas internacionales
El reconocimiento de los daños ha impulsado leyes que marcan el camino para México. En 2019, China limitó el tiempo de juego en línea a tres horas semanales para menores, que se distribuyen entre viernes sábado y domingo, buscando frenar la adicción y proteger la salud mental (Xinhua News, 2019). Francia prohibió desde 2018 el uso de teléfonos móviles en escuelas primarias para favorecer la concentración y la interacción social (Ministerio de Educación de Francia, 2018). Corea del Sur implementó desde 2011 la llamada "Ley Cenicienta", que prohíbe jugar videojuegos en línea a menores entre las 12 de la noche y las 6 de la mañana, acompañada de programas de desintoxicación digital (Ministerio de Salud de Corea, 2018).
Estas políticas han mostrado resultados positivos en la disminución de síntomas asociados a la adicción y en la mejora del bienestar emocional.
¿Diseños adictivos? La industria sabía lo que hacía ¿se ha castigado el daño intencional?
Hasta ahora, la regulación global es todavía incipiente en cuanto a castigar específicamente a las compañías tecnológicas por crear productos con diseños intencionalmente adictivos que causan daños psicológicos como depresión, tristeza o dependencia.
Sin embargo, algunos desarrollos recientes apuntan a un cambio porque un aspecto fundamental es la responsabilidad de las empresas tecnológicas que diseñan productos con mecanismos intencionados para captar y mantener la atención, generando patrones adictivos. En Estados Unidos, la Comisión Federal de Comercio (FTC) ha sancionado a empresas por prácticas que inducen a la adicción digital, especialmente en menores (FTC, 2021). Tal es el caso de la Demanda contra Meta (41 estados de EE.UU.) en octubre de 2023, acusándola de diseñar Facebook e Instagram con características adictivas que dañan la salud mental de niños y adolescentes. (El País); así también, la Demanda colectiva contra TikTok por 14 estados de EE.UU. alegando daños mentales a menores y efecto del algoritmo “para ti” que fomenta contenido infinito y notificaciones perturbadoras. (Diario AS).
En Europa, la Comisión abrió expediente formal contra Facebook e Instagram por su efecto adictivo en menores, bajo la normativa de Servicios Digitales (DSA), por considerar que los algoritmos explotan la debilidad e inexperiencia de quienes son menores. Multas posibles de hasta 6 % de la facturación global si se comprueba incumplimiento. (Lne).
Algunos países, como Reino Unido, están explorando normativas que exijan a las empresas diseñar productos digitales de manera que no exploten la psicología humana para generar adicción.
Propuestas como la Ley de Bienestar Digital en California buscan exigir estándares de diseño ético y penalizar las prácticas intencionalmente dañinas. Varias empresas tecnológicas han implementado funciones para limitar el tiempo de uso o alertar sobre el uso excesivo (por ejemplo, “Bienestar Digital” en Android o “Screen Time” en iOS), aunque esto es más autorregulación que obligación legal.
Sin embargo, en México, la falta de un marco legal específico impide sancionar estas conductas, dejando un espacio para que se repitan sin consecuencias legales. Esto es preocupante, pues los diseños persuasivos no sólo afectan la salud mental sino que vulneran derechos básicos de la infancia.
Propuesta para México con visión jurídica
Inspirados en los diagnósticos nacionales, las experiencias internacionales y las demandas judiciales recientes, afirmo que México necesita urgentemente un marco legal que proteja a la infancia digital basado en los principios constitucionales de interés superior de la niñez, derecho a la salud y desarrollo integral. La propuesta debe contemplar:
- Regulación legal del tiempo de pantalla por edad, con límites específicos.
- Clasificación obligatoria y visible de videojuegos, apps y redes sociales con advertencias de contenido y edad mínima de acceso.
- Obligaciones a plataformas tecnológicas: diseño responsable, algoritmos transparentes, controles parentales efectivos y por defecto configurados al nivel más seguro.
- Protocolos escolares que integren pausas digitales, “días sin pantallas” y aprendizaje presencial y sensorial.
- Campañas informativas nacionales desde salud, educación y derechos humanos que orienten a madres, padres y cuidadores.
Esta regulación debe ser preventiva, sin criminalizar a los usuarios, pero con compromiso y responsabilidad de todos los actores involucrados.
Conclusión: Apagar el abandono, prender la protección
El uso excesivo de pantallas entre niñas, niños y adolescentes ya no es sólo una cuestión tecnológica: es un asunto de salud pública, educación y derechos humanos. Familias enteras constataban los efectos (trastornos de sueño, ansiedad, baja concentración) mucho antes de que leyes o políticas los recogieran. Sin embargo, en México no hay aún una regulación específica que limite el tiempo frente a pantallas ni sancione diseños digitales orientados a la adicción.
No basta con reconocer la existencia del problema: debemos actuar. El vacío legal actual pone en riesgo a una generación que merece crecer en un ambiente seguro, equilibrado y saludable. Madres, padres, docentes, legisladores y sociedad en general tienen la responsabilidad de generar un cambio. El derecho debe evolucionar y proteger no sólo el cuerpo, sino también la mente y el bienestar emocional de nuestras infancias digitales. Porque en la era de la hiperconectividad, apagar el abandono es prender la protección.
México no puede seguir siendo un espectador en esta crisis digital. El reto es enorme: es necesario combinar legislación clara, vigilancia estatal, educación pública y presión social para que estas prácticas nocivas no queden impunes.
Legislar no es prohibirlo todo, es proteger lo esencial: la mente, la salud, la dignidad de quienes serán el futuro: nuestras infancias.
Candidata 2025 a Ministra de la SCJN y Magistrada Federal en Retiro
Fuentes seleccionadas
- Bilton, N. (2014, 10 de septiembre). Steve Jobs was a low-tech parent. The New York Times. https://www.nytimes.com/2014/09/11/fashion/steve-jobs-apple-wouldnt-let-his-kids-use-ipads.html
- CBS News. (2017, 12 de octubre). Steve Jobs limited his kids' use of technology at home. https://www.cbsnews.com/sanfrancisco/news/steve-jobs-limited-his-kids-use-of-technology-at-home-apple-ipad-iphone-mac-tech-cupertino/
- El Economista / Europa Press. (2024, mayo). Bruselas abre expediente a Facebook e Instagram por posible diseño adictivo en menores. Lne. https://www.lne.es/
- El País. (2023, octubre). Meta, demandada por 41 Estados en EE.UU. https://elpais.com/
- ENSANUT. (2012). Screen time in Mexican children: Findings from the 2012 National Health and Nutrition Survey. Instituto Nacional de Salud Pública (INSP). https://ensanut.insp.mx/
- JAMA Network. (2023). Global prevalence of meeting screen time guidelines among children 5 years and younger: A systematic review and meta-analysis. JAMA Pediatrics. https://jamanetwork.com/
- Leswing, K. (2018, 20 de enero). Apple CEO Tim Cook doesn’t let his nephew use social media. Business Insider. https://www.businessinsider.com/apple-ceo-tim-cook-doesnt-let-nephew-use-social-media-2018-1
- Los Angeles Times / Associated Press. (2024, octubre). Demandas contra TikTok por daños mentales a menores. https://latimes.com/
- McLean, R. (2018, 4 de junio). Apple CEO Tim Cook on screen time: “I found I was spending a lot more time than I should”. CNN Business. https://money.cnn.com/2018/06/04/technology/apple-tim-cook-screen-time/index.html