En los años sesenta formaba yo parte de un grupo político-cultural en la entonces Escuela Nacional de Economía (hoy Facultad) que llevaba el nombre de Juan F. Noyola, un economista mexicano progresista que había trabajado para la Cuba revolucionaria. El grupo participaba intensamente en las actividades políticas de la época, y culturales de la UNAM, principalmente en movimientos estudiantiles y a veces sindicales. Como parte de todo eso, alguien nos habló de la labor que estaba haciendo un tal Iván Illich en un centro educativo situado en Cuernavaca. Lo fuimos ver y conocimos de las actividades de su Centro llamada el Cidoc, sus publicaciones y sus vínculos con la causas progresistas de América Latina. De forma marginal acordamos apoyar la distribución de sus cuadernos, pero luego vino el movimiento del 68 y nos cambió la vida. Nos dedicamos a otras cosas sociales y personales, y perdimos la relación con el Cidoc.
Recientemente vi en la Cineteca el documental que abrió la 78 Muestra de cine llamado “El Obispo Rojo”, dirigido por Francesco Taboada Tabone, que trata sobre la vida del Obispo Sergio Méndez Arceo. Es un excelente documental que revive el clima político del México de los años sesenta y setenta, que recomiendo ver. Ahí apareció Iván Illich en una entrevista y de golpe recordé el breve contacto que tuvimos con él y con su Centro de estudios. Con gusto me puse a buscar información sobre Illich y sus escritos. Este artículo es el resultado.
En septiembre de 2024 La Jornada Morelos publicó una edición especial “98 años de Iván Ilich” con testimonios de personas que lo conocieron y trabajaron con él, así como ensayistas como Adolfo Castañón y Gabriel Zaid (se puede consultar en: Edición especial 98 años de Iván Ilich - LA JORNADA MORELOS)
A partir de esos textos elaboré estas notas.
Iván Illich, uno de los pensadores más influyentes del siglo XX, tuvo una significativa presencia en Cuernavaca, Morelos, durante las décadas de 1960 y 1970. Nació en 1926 en Viena, Austria. Desde joven aprendió francés, italiano, alemán y serbocroata, las lenguas de sus cuatro abuelos. Además aprendió griego, latín, español, portugués e hindi.
Estudió en la Universidad de Florencia y más tarde Filosofía y Teología en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. En la Universidad de Salzburgo hizo un doctorado en Historia con una tesis sobre las fuentes filosóficas y metodológicas de Arnold Toynbee. Ordenado sacerdote, viajó a Nueva York, donde se vinculó con migrantes puertorriqueños (1951-1956), lo que le dio su primera aproximación a América Latina.
A los treinta años, fue nombrado vicerrector de la Universidad Católica de Puerto Rico. Al dejar Puerto Rico, cruzó América latina de sur a norte, a pie y en autobuses durante un año.
A principios de los sesenta, Illich fundó el Centro Intercultural de Documentación (Cidoc) en Santa María Ahuacatitlán, cerca de Cuernavaca, “en un edificio en ruinas, que antes había sido el lujoso hotel Chulavista.” En 1960 el Papa Juan XXIII propuso a las jerarquías católicas de Estados Unidos y Canadá que, en el curso de una década, enviaran al 10% de sus sacerdotes y monjas a América Latina para ayudar a modernizar las iglesias ahí establecidas. Por ello, el Centro empezó capacitar en Cuernavaca a misioneros norteamericanos no sólo para que hablaran español sino para ayudarlos a respetar y entender la cultura y costumbres de los habitantes de América Latina.
Pero además, con el apoyo y la cercanía del destacado y progresista obispo de Cuernavaca Sergio Méndez Arceo (murió en 1992), el Cidoc atrajo académicos, activistas y pensadores de todo el mundo en torno a temas como descolonización, justicia social, reforma educativa y cómo reformar los sistemas de salud. En una entrevista, Illich se refirió al Cidoc como una “especie de universidad sin profesores donde cada uno hace lo que se le da la gana”.
Publicó una serie de Cuadernos, pequeños volúmenes editados, impresos y encuadernados ahí mismo, incluyendo escritos de Illich como La sociedad desescolarizada (1971), La convivencialidad, Energía y equidad, Desempleo creador, Némesis Médica, La expropiación de la salud (2006) y otros.
Illich contribuyó de forma determinante a la transformación del discurso global sobre la educación, la modernidad, la tecnología, la salud y la sociedad en general. Proponía una visión de la tecnología al servicio de las personas, en lugar de ser una fuerza que las controlara. Además, en Cuernavaca se había establecido el benedictino belga Gregorio Lemercier, que fundó un monasterio, propuso reformas a la liturgia católica antes del Concilio Vaticano II, y aceptó aplicar el psicoanálisis a su grupo de monjes con el fin de modernizar a una Iglesia anquilosada. Este proyecto fue clausurado por el Vaticano en 1976.
Por el Centro en Cuernavaca pasaron la ensayista y novelista norteamericana Susan Sontag en su juventud, el pedagogo brasileño Paulo Freire, autor de La educación como práctica de la libertad, Peter L. Berger, teólogo y sociólogo de religiones, creador de una vasta obra literaria, el profesor de iconografía de la Edad Media Gerhard Ladner, el filósofo peruano Augusto Salazar Bondy, el filósofo vienés Leo Gabriel, el filósofo y politólogo francés André Gorz, vinculado a la Escuela de Francfort y autor de numerosas obras que analizaron la sociedad moderna (murió en 2007), También Erich Fromm, destacado psicoanalista marxista (murió en 1980) que calificó el pensamiento de Illich como “Radicalismo humanista”, Paul Goodman, sociólogo, escritor, psicoterapeuta y activista anarquista estadounidense, la académica feminista Sylvia Marcos, Gehart Ladner, el historiador y escritor Miguel León Portilla, experto en el pensamiento y la literatura de la cultura náhuatl, Ramón Xirau, el filósofo y arquitecto Jean Robert, urbanista, filósofo, maestro universitario en Cuernavaca, Gustavo Esteva, fundador de la “Universidad de la Tierra” (murió en 2022), y otros. Una pequeña ciudad al sur del Valle de México se había convertido en un centro internacional de análisis y discusión. Entre sus lectores mexicanos destacan el poeta y ensayista Gabriel Zaid y el poeta Javier Sicilia.1
Entre otras críticas, Illich había acusado a la Iglesia de no ser más que “otra burocracia que promovía ese veneno llamado modernidad o desarrollo”. Por tanto, en 1976 la Congregación de la Fe del Vaticano (la antigua inquisición) prohibió el envío de sacerdotes y monjas al Cidoc. Illich notificó entonces a Méndez Arceo su renuncia al ejercicio sacerdotal pero no a sus votos sacerdotales. El Cidoc terminó sus actividades ese mismo año y en 1979 entregó su biblioteca al Colegio de México. Illich murió en Bremen, Alemania, en 2002.
Vale la pena citar el artículo de Gabriel Zaid en La Jornada Morelos (septiembre de 2024): “El pensamiento de Iván Illich sirve para remover la oxidación cultural que inmoviliza la imaginación social, y para recuperar la inspiración creadora de soluciones prácticas… Illich no era un simple iconoclasta destructor de lo establecido, sino un crítico de lo que impide mejores soluciones,,, tenía algo de socrático, y, como Sócrates, sorprendía por su originalidad deslumbrante y su entusiasmo negativo: una especie de oxímoron vital.”
En You tube encontré una buena entrevista en francés con subtítulos en español, de 51 mins. de duración, con el francés Jean-Marie Domenach en la serie "Un certain regard" titulada “Iván Illich, mitología occidental y crítica del capitalismo de los activos intangibles”, hecha en marzo de 1972. Ver: (25) Iván Illich, mitología occidental y crítica del "capitalismo de los activos intangibles". - YouTube
Esa entrevista muestra a Illich como un pensador original, un líder que ha reflexionado sobre los principales temas de las sociedades modernas, que los critica con una profundidad y una energía contagiosa. Había partido del cristianismo, pasado por el socialismo y --con otros pensadores y filósofos— trató de enfrentar los defectos y lo que consideraba las desviaciones de la sociedad moderna. Tenía esa extraña y escasa cualidad que a veces se llama carisma. No sé si sus propuestas eran aplicables, ni puedo evaluar su influencia posterior, pero es claro que sus escritos ayudan a reflexionar sobre las complejas sociedades modernas, aquejadas de tantos problemas, desigualdades y rivalidades.
El Fondo de Cultura Económica editó en 2006 las “Obras Reunidas I” de Iván Illich y por separado la obra “Alternativas” en 2024. Zaid menciona también sus “Obras reunidas” en dos volúmenes (2008) editadas por Valentina Borremans” su colaboradora de muchos años”.
1 Tarsicio Ocampo Villaseñor fue ayudante de Ilich y luego director del Cidoc. Había entrado a la institución como maestro en 1962.

