La caída de Alejandro Gertz Manero empezó a escribirse hace por lo menos dos meses, mucho antes de que la carta de renuncia llegara al escritorio de la presidenta del Senado, Laura Itzel Castillo.
Desde septiembre, la presidenta Claudia Sheinbaum, a través de enviados de su gobierno, le había solicitado, de común acuerdo, que dejara el cargo para facilitar el reacomodo institucional que buscaba el nuevo gobierno. El fiscal respondió dos veces que no.
Pero esta última semana, el reloj comenzó a correr en su contra. Adán Augusto López, actual coordinador de Morena en el Senado y hábil operador del oficialismo, acudió personalmente a Palacio Nacional para cerrar la pinza. A Gertz lo fueron cercando hasta que no tuvo margen. Aceptó, a disgusto, entregar el control de la Fiscalía General de la República a cambio de una embajada.
Las horas previas al anuncio fueron demasiado tensas. Desde el mediodía del jueves, enviados del Senado se trasladaron a la FGR para recoger el documento final. Ya había consenso en Palacio Nacional y en la oficina de Claudia Sheinbaum. No habría Plan B, es decir, la remoción forzosa, si el fiscal cedía. Esa tarde, mientras se revisaban los últimos detalles del citatorio a la sesión plenaria del Senado, Gertz firmó su salida y notificó que asumirá un cargo diplomático en “un país amigo”.
El discurso oficial dirá que se trató de una renuncia voluntaria, pero es una falacia. Lo que ocurrió fue una presión directa, sostenida y finalmente irresistible. Sheinbaum necesitaba dar un golpe de autoridad luego de un año de transición con piezas heredadas del sexenio de López Obrador, quien tampoco intervino para salvar al hombre que por años consideró un operador leal.
Con Gertz se van los titulares de prácticamente todas las fiscalías especializadas: Germán Adolfo Castillo Banuet (Control Regional); Alfredo Higuera Bernal (Delincuencia Organizada); Facundo Santillán Julián (Delitos Electorales); María de la Luz Mijangos (Anticorrupción); Ricardo Sánchez Pérez del Pozo (Derechos Humanos), además de otros mandos medios que formaron el núcleo duro del fiscal.
Se desmantelará el andamiaje que Gertz construyó desde 2019. Queda como encargado de despacho un equipo provisional en lo que el Senado procesa la designación del nuevo fiscal, un trámite que se resolverá la próxima semana. La terna ya está dibujada: Ernestina Godoy, Arturo Zaldívar y Arturo Medina. Pero la decisión está tomada. Godoy, la actual consejera jurídica de la Presidencia, será la próxima Fiscal General de la República. Morena tiene los votos y la instrucción es aprobarla a la brevedad.
Las últimas filtraciones fueron el detonante definitivo. En Palacio consideran que Gertz dejó correr, o no controló, expedientes que terminaron en los medios y que pusieron contra las cuerdas al gobierno en varias ocasiones. El caso del huachicol fiscal que involucró a mandos de Marina y salpicó a personajes cercanos a López Obrador; el expediente de la Barredora, que comprometía a operadores políticos en Tabasco y directamente a Adán Augusto López; y el más reciente, el del empresario de Miss Universo, Raúl Rocha Cantú, ligado en carpetas de la FGR al tráfico de combustible, de armas y a redes de narcotráfico. Esas fugas de información terminaron por romper la relación entre Gertz y la administración de Sheinbaum, que veía en ellas un riesgo incontrolable. El fiscal, dolido, resintió que López Obrador lo dejó caer, tras años de protección total.
La gran pregunta es qué hará Gertz ahora con la información que acumuló durante seis años: carpetas contra enemigos personales, como Julio Scherer; expedientes que podrían vapulear a figuras de Morena; investigaciones sensibles que involucran a militares, gobernadores y empresarios. En Palacio temen que, desde su nueva posición o incluso antes de partir, el exfiscal pueda usar esa información como herramienta de presión.
Por ello, el reacomodo institucional será profundo. El secretario de Seguridad Federal, Omar García Harfuch, tendrá ahora mayor acceso a los flujos de información. Ya coordina la información del CNI, la UIF y trabaja de manera directa con César Olivares Aparicio —exfiscal antisecuestro y actual responsable de la Fiscalía Especializada en Delitos de Hidrocarburos— e Israel Benítez López, encargado de Pemex Logística. La estrategia ahora es cerrar la pinza contra el huachicol y otros delitos, con la FGR de su lado.
La renuncia de Gertz marca el fin de una era y es la primera gran demostración de fuerza del gobierno de Claudia Sheinbaum. Lo doblegaron después de múltiples desencuentros y de presiones. Lo que viene es una FGR alineada al proyecto presidencial, con Ernestina Godoy al frente, y un reacomodo determinante en el aparato de inteligencia y procuración de justicia del país. Las últimas horas de Gertz en la FGR no fueron de despedida; fueron de cierre de un ciclo que deja heridas abiertas, información delicada y potenciales revanchas futuras.
@MarioMal

