En la era digital, definir nuestra identidad latinoamericana es un desafío urgente. Más allá de la geografía, nos une una historia de resiliencia y una creatividad desbordante. Pero hoy, esa identidad enfrenta un torrente de narrativas importadas que amenazan con homogeneizar el pensamiento y diluir lo que nos hace únicos.

En este contexto, la decisión del gobierno de México de lanzar la “Colección 25x25” trasciende la política cultural para convertirse en un acto de soberanía. Es un desafío mayúsculo emprendido por el Fondo de Cultura Económica (FCE), mediante el cual la presidenta Claudia Sheinbaum nos propone una medida real de solidaridad continental: volver a las fuentes, a las voces que han contado nuestro continente con nuestras propias palabras, dolores y esperanzas.

Sabemos el poder que tiene un libro en las manos de un niño, niña o joven. Es el acceso a nuevos mundos y universos de conocimiento; es la primera herramienta para imaginar un futuro distinto al presente inmediato. Cada página es una semilla de curiosidad y aprendizaje.

Porque regalar un libro es sembrar una idea, y regalar 2.5 millones de libros de autores latinoamericanos emblemáticos es una declaración política: nuestra identidad no está en venta y se fortalece leyendo en nuestro propio acento.

Durante décadas, hemos mirado hacia afuera buscando modelos de desarrollo. Hoy, la cooperación latinoamericana que impulsa México entiende que el desarrollo debe ser integral y que no existe soberanía económica sin soberanía cultural.

Fomentar la lectura de autores propios es, en esencia, cultivar el pensamiento crítico, pilar indispensable de toda democracia sólida como las que con tanto esfuerzo hemos construido y defendemos desde México. Pero también es un acto de justicia social: el desafío de poder cristalizar esos sueños juveniles en el ingreso a la Universidad depende directamente de esta capacidad de comprender, analizar y soñar que la lectura fomenta.

Un pueblo que conoce sus narrativas y las de sus vecinos es un pueblo más libre, menos susceptible a la desinformación y más preparado para los desafíos del futuro. Esta colección de 25 títulos no es un canon cerrado; es una invitación. Es una inversión directa en el capital intelectual de nuestra región. Este esfuerzo unirá, a través de la lectura, a jóvenes de al menos 14 países, incluyendo Argentina, Colombia, Cuba, Perú, El Salvador, Guatemala, Venezuela, Paraguay y, por supuesto, Chile y México.

En el país austral, la labor del Fondo de Cultura Económica (FCE) es profunda y de larga data. Ha sido, por décadas, un pilar en la difusión del pensamiento y la identidad latinoamericana, publicando no solo literatura, sino también ciencia, filosofía e historia. Este compromiso con la democratización del conocimiento se materializó brillantemente desde 2019 con la colección “Vientos del Pueblo”, que es en sí misma una declaración de principios: poner obras de la más alta calidad a un precio radicalmente accesible. En Chile, la editorial mexicana no se ha quedado en las librerías; trabaja activamente en los barrios, comunas y regiones, mediante festivales, ferias y lecturas públicas.

La Colección 25x25 representa, la continuación y expansión de esta misma filosofía.

La selección es un verdadero mapa de nuestra identidad, poniendo al alcance de la mano a gigantes como el colombiano Gabriel García Márquez, los uruguayos Mario Benedetti y Eduardo Galeano, así como el argentino Juan Gelman. Junto a ellos, se destacan voces fundamentales como la poeta colombiana Piedad Bonnett, el salvadoreño Roque Dalton, la mexicana Adela Fernández, la guatemalteca Alaíde Foppa y una representación chilena con autores de la talla de Nona Fernández, Manuel Rojas y Raúl Zurita.

Chile, con su sociedad vibrante y lectora, es un socio fundamental en este proyecto. Esta es la tierra de Gabriela Mistral y Pablo Neruda, dos de los Premios Nobel de Literatura que han dado voz a nuestro continente, junto a figuras inmortales como el guatemalteco Miguel Ángel Asturias y el colombiano Gabriel García Márquez. Esta iniciativa no es solo un acto de generosidad de México, sino una invitación a construir juntos un ecosistema cultural latinoamericano más robusto, donde nuestros libros circulen con la misma fluidez que nuestras ideas.

Leer en latinoamericano es construir.

Embajadora de México en Chile

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