El Banco de México decidió seguir recortando su tasa preferencial, sin duda una decisión compleja en medio de una difícil coyuntura. En junio la baja fue de 50 puntos base para llevarla a un nivel de 8%.
Esta agresiva política monetaria de rebajas (la cuarta consecutiva), se enmarca en un contexto de debilidad económica y de los impactos en precios, que traerán los cambios impulsados por la política comercial de nuestro vecino país del norte.
La variación del Índice de Precios al Consumidor continúa por arriba del nivel de 4% (la inflación anual al sexto mes del año, se ubicó en 4.32%), pero resulta obvio que la intención es el impulso a la actividad económica cuando se observa un claro ambiente de desaceleración económica. No obstante, existen riesgos inflacionarios latentes, como: la persistencia de la inflación subyacente; depreciación cambiaria; disrupciones por los conflictos geopolíticos y presiones por el lado de los costos. A los que ahora se agrega los temores inflacionarios asociados a la nueva ruta de política comercial estadounidense.
La situación es tal, que muchos analistas cuestionan el manejo interno de la política monetaria; cambio en su dirección que sucedió desde marzo de 2024, pero que se ha intensificado en los últimos meses tomándose un riesgo, para algunos, innecesario frente a la aparición de una inflación sorpresiva. Empero a pesar de que se ha rebasado el límite superior inflacionario, los pronósticos de crecimiento en precios se han ajustado al alza y la convergencia hacia el objetivo no se ve antes de finales de 2026, el instituto central ha seguido con una postura menos restrictiva.
En Estados Unidos, al contrario, ha habido una resistencia a ello, hasta no tener una mayor certeza de los efectos arancelarios sobre la inflación. Si bien al interior de la Junta de la Reserva Federal (Fed) hay ya polémica sobre si ya es necesario los recortes, otros consideran que las tasas de interés deberían bajar a finales de año (septiembre y diciembre, respectivamente) para llevar a la de referencia al nivel de 3.75%-4%, desde el nivel actual de 4.25-4.50% actual. Desde luego las presiones del ejecutivo sobre Jerome Powell, no se han hecho esperar y no sería remoto observar un cambio pronto en la presidencia de la Fed, con la argumentación de algún causal para su remoción. Por el momento, entre las tensiones de su doble mandato: crecimiento y control inflacionario, la Reserva Federal ha decidido actuar con cautela.
Así las cosas, la tasa de referencia estadounidense podría bajar aún más hasta 2026 y esto daría espacio para que Banco de México pudiera rebajar la propia hasta niveles de 5%.
Por el momento, ante la incertidumbre y la complejidad del entorno en el cual transcurre la actividad económica global, se exige un comportamiento ordenado y por qué no de cautela, que el Fed ha tomado.
*Catedrática de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad Anáhuac México.