El que “dejó varias cejas levantadas” en Chihuahua, nos platican, es el alcalde de la capital, Marco Bonilla Mendoza (PAN), pues se tomará unos días para viajar a Roma, Italia, para participar en un evento del Jubileo 2025, que se celebra cada 25 años, y reúne a líderes políticos de todo el mundo. Sin embargo, nos indican que no tuvo mucho tacto para el viaje, porque lo hace a unos días de que el Congreso del estado le autorizó la contratación de dos créditos por un monto total de 645 millones de pesos, sin observar que no estaban muy claros los términos para el endeudamiento, el cual la SHCP negó el registro y aunque don Marco aseguró que los gastos del viaje correrán por su cuenta, algunos preguntan: ¿dónde he oído ese cuento? ¡Buon viaggio!
Molesta en OPLE cuestionamientos
Donde la elección judicial “va de mal en peor”, nos cuentan, es en Veracruz, ya que aún no logran sacar los 98 cargos estatales que estuvieron en disputa. Nos relatan que a inicios de la contienda se descubrió una página web para el registro de candidatos y acarreo de votantes, presuntamente operada por funcionarios. Luego ocurrió la caída del sistema de cómputo, implementado por el OPLE, lo que terminó por retrasar el conteo final y se tuvo que realizar de manera manual, pero “la cereza del pastel” fue el berrinche del consejero Quintín Antar Dovarganes Escandón, quien lanzó muy molesto a ciudadanos y medios de comunicación un “ya estuvo suave”, por cuestionar “la eficiencia” del órgano electoral. Ya hay quienes dicen que todo lo que tenía que “malir sal, salió mal”. ¡Auch!
Acusan prepotencia de enviado federal
Desde Hidalgo nos comentan que al coordinador de Estrategia Institucional de la Secretaría del Medio Ambiente, Jaime Vázquez Bracho (Morena) “se le subieron los humos”, durante una reunión con autoridades del municipio de Tepetitlán, para tratar el tema de la presa Endhó. Nos señalan que don Jaime se puso altanero contra la alcaldesa Ana Elsa Castillo Cea (PT), a quien le reclamó que no podía exigir como si fuera una ciudadana común y hasta golpeó la mesa un par de veces, por lo que los presentes “le pusieron un alto”, le exigieron respeto, le recordaron que él era un funcionario federal y si no podía o no quería asumir su responsabilidad debía retirarse, con lo que calmaron los ánimos y, aunque después ofreció una disculpa, varios afirmaron que la prepotencia de los enviados federales es algo común. ¡Zas!