Estados Unidos (EU) tiene un activismo inusitado en América Latina que no se veía desde hace 100 años, época en que se creó la doctrina Monroe (“América para los Americanos”). Como ejemplos recientes, están los apoyos al presidente Bukele en El Salvador; a Noboa, de Ecuador, y el más evidente a Milei, de Argentina, que recibió un “crédito blando” por 20 mil millones de dólares. Asimismo, Estados Unidos está cerca de Rodrigo Paz, ganador de la elección presidencial de Bolivia. Todos ellos, con visión de derecha.
A diferencia de estos apoyos, a los principales gobernantes de izquierda en América Latina —Lula en Brasil, Petro en Colombia y Maduro en Venezuela— les ha impuesto tarifas comerciales elevadísimas y otras sanciones. Además, contra Colombia y Venezuela hay amenaza de “cambio de régimen” vía acciones encubiertas o militares, según destacó ayer el WSJ.
Dado el activismo que estamos viendo de EU en la región, muchos actores políticos y empresariales parecen estar empezando a hacerle guiños al Tío Sam para que se fije en ellos como opción electoral en México. Aquí quienes parecerían estar apuntados, empezando por los partidos políticos:
—El PRI, un partido tradicionalmente de centroizquierda, aunque con algunos virajes históricos a la derecha, parece apostar a un giro a la centroderecha. Parece haberse dado cuenta, probablemente con razón, de que la izquierda está copada por Morena y aliados. Su presidente, Alejandro Moreno, lleva meses articulando un discurso en esta línea en temas tan variados como portación de armas, combate al crimen organizado y menos impuestos para empresas.
—El PAN, luego de su relanzamiento del sábado pasado y de su nuevo lema, “Libertad, patria y familia”, parece apuntar a un giro de ultraderecha. De hecho, su frase es semejante a la que han usado otras personalidades de derecha como el activista Eduardo Verástegui o el propio Milei en Argentina.
De las asociaciones que bajo el manto del INE están buscando ser partidos políticos el año entrante con vínculos a la derecha:
—Construyendo Sociedades de Paz. Esta agrupación que lidera el diputado morenista Hugo Eric Flores es una reedición del antiguo Partido Encuentro Social (PES), básicamente nutrido a partir de organizaciones cristianas. Estas organizaciones, por cierto, han sido un apoyo fundamental para el trumpismo en EU y acaban de recibir exenciones fiscales y hasta la posibilidad de usar medios de comunicación masiva para campañas políticas en aquel país.
—Personas Sumando (conocida como Somos MX), una escisión de la Marea Rosa que apoyó a Xóchitl Gálvez y que hoy está dirigida por varios exfuncionarios del INE vinculados a la época de Lorenzo Córdova. El empresario y activista Claudio X. González Guajardo es cercano a esta organización.
—México tiene Vida, un partido local en Nuevo León con clara orientación de derecha y proempresarial. Su lema está centrado en la libertad individual y la propiedad privada. Esta es la agrupación que más registros lleva, al contar ya con más de 155 mil firmas.
Y, sin partido político aún, pero, al parecer, por sus propios dichos, con la mira puesta en la campaña de 2030, está el empresario bancario y de los medios Ricardo Salinas Pliego.
Así, si bien Morena tiene copadas las preferencias electorales de quienes apuestan por la izquierda y una buena parte del centro electoral, los arriba citados están haciendo una calculada apuesta por buscar los votos de la derecha y consolidar ese espectro electoral. Es una parte muy importante del electorado la que está en juego, pero no hay votos para todos. Habrá que ver quién se logra posicionar y/o cómo se alían entre ellos. Y, desde luego, están los guiños de estos a EU en busca de apoyos mediáticos y políticos.
Hasta ahora Morena ha probado ser imbatible electoralmente. Pero entre el desgaste natural de ser gobierno, los escándalos de corrupción de figuras prominentes, la mala gestión de varios alcaldes y gobernadores en temas de seguridad e inundaciones y, sobre todo, con el activismo abierto de EU, todo puede pasar.
Nunca habíamos visto tanta competencia por un segmento electoral. Esto se debe, en buena parte, a los reacomodos que el trumpismo está haciendo en América Latina.
X: @JTejado