Ser titular del Poder Ejecutivo en México nunca ha sido sencillo y, en tiempos recientes, menos. De hecho, la presidenta Claudia Sheinbaum lleva una “rachita” de muchas malas noticias que han impactado su gobierno y la percepción de éste: desde inundaciones con gobiernos estatales con pésima gestión social; sanciones al AIFA desde EU, que derivan de políticas públicas del sexenio pasado; caída del PIB, en buena parte por la falta de certeza a la industria secundaria (maquilas y fábricas), y hasta el asesinato de dirigentes empresariales y alcaldes a manos del crimen organizado tras años de tolerancia hacia ellos. Y la mayor parte de sus problemas son heredados.
Pero a 13 meses de ser Presidenta, es difícil echarle la culpa al gobierno previo y más difícil aún a otros anteriores. La responsabilidad de gobernar es de ella y sólo de ella. Y así como hay muchos temas heredados, también hay otros generados en los últimos meses: la percepción de corrupción y/o excesos en algunos dirigentes y legisladores de Morena, la falta de certeza por muchas leyes recién expedidas y un Poder Judicial que derivó de una elección con bajísima participación, pero en la que el voto corporativo (de Morena) instaló a la mayoría, con lo que la existencia de un árbitro imparcial en disputas contra el Estado es algo que se ve más lejano que antes.
Hasta hoy Sheinbaum ha podido librar las múltiples coyunturas desfavorables y mantener una aprobación superior a 70%, pero ahora con el artero asesinato del empático y bonachón alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, la percepción se está complicando como nunca.
Va desde los diarios, sobre todo regionales y estatales, que muestran el hartazgo ante la criminalidad que azota a sus regiones y están mostrando empatía con lo sucedido en Michoacán, hasta programas de radio que, junto con la prensa escrita y los portales, en apenas 48 horas han generado más de 4 mil 500 notas sobre el asesinato de Manzo.
Pero donde más se puede ver y medir una reacción antisistémica es en las redes sociales: con influencers que generalmente no están en temas políticos, más los tradicionales críticos de la 4T, se han generado más de 1.6 millones de mensajes (menciones) que han alcanzado a 1.7 mil millones de personas apenas en 48 horas. La percepción de esta enormidad de mensajes es en 64% negativa al gobierno, 34% neutral y apenas 2% positiva, según la herramienta de medición Brandwatch.
A manera de ejemplo, los comentarios (la mayoría negativos) hacia el senador Adán Augusto López llegaron a un millón de mensajes. Pero este número se alcanzó a lo largo de 75 días en los que ha habido varios temas en torno al senador. Así que, en día y medio, el asunto de Uruapan rebasó toda la conversación que había generado el coordinador de los senadores morenistas en un lapso mayor.
El otro tema que ha sido más comentado (viralizado) en redes sociales que lo ocurrido en Uruapan ha sido el caso de Teuchitlán, Jalisco, donde se habría encontrado un “campo de exterminio”, por toda la narrativa que se dio en torno a ese asunto. También muy negativo para ese gobierno y para el gobierno federal. En ese caso se llegó a una conversación de 2.4 millones de mensajes, pero en 21 días.
Así, el asesinato de Carlos Manzo lleva ya 70% de ese volumen de mensajes, pero apenas en 48 horas. Sencillamente, el actual gobierno está viviendo su peor crisis mediática y digital en 13 meses.
La Presidenta señaló ayer, en su Mañanera, que había una enorme actividad de bots pagados operando tendencias contra su gobierno. Dijo, además, que daría pruebas de ello. Seguramente en alguna proporción es cierto, pero dado el tamaño de la conversación, hay que aceptar que una buena parte de los mensajes críticos es ‘orgánica’. Esto significa que son personas reales que se han indignado con la muerte de un alcalde cuyo mensaje sí logró conectar y que acabó siendo un héroe al enfrentar al crimen organizado.
Habrá que ver cómo encara el gobierno federal la actual crisis coyuntural, tanto en los temas de seguridad como en lo mediático. Por ejemplo, vale la pena no caer en los errores que cometió el gobierno peñista en torno a Ayotzinapa, al dejar que creciera el caos durante días a manos del gobierno estatal. Cuando se quisieron involucrar, al encabezar las investigaciones, dar con los estudiantes y sus secuestradores, ya era demasiado tarde.
X: @JTejado

