En septiembre de 2015, el Papa Francisco sorprendió al mundo con Laudato Si’, una encíclica que reflexionaba sobre la crisis en el medio ambiente desde la mirada de la fe. Francisco nos recuerda en ella que la Tierra no es un recurso a explotar, sino la casa común que Dios nos ha confiado.

Diez años después, ese mensaje se refuerza con la inauguración del Borgo Laudato Si’, un espacio que guarda la memoria de esa llamada profética y la proyecta hacia el futuro.

El próximo 5 de septiembre, en los jardines de Castel Gandolfo, un espacio que era exclusivo para el descanso de los Papas, León XIV presidirá la ceremonia de apertura oficial del Borgo Laudato Si’.

Se trata de un espacio de 55 hectáreas que incluye jardines históricos, palacios, monumentos y vestigios arqueológicos, zonas agrícolas y nuevos espacios dedicados a la formación y al cultivo biológico y regenerativo.

Este proyecto nació de la voluntad de Francisco y ahora se inaugura bajo el cuidado de León XIV, como un signo de comunión entre pontificados, pero sobre todo como un llamado a todos nosotros: custodiar el planeta no es opcional, es un acto de fe, como subrayó León XIV en su mensaje para la Jornada Mundial de Oración por la Creación, “es un deber nacido de la fe, porque el universo refleja el rostro de Jesucristo, en quien todo fue creado y redimido”.

El Papa León XIV recordó también que en un mundo donde los más vulnerables son los primeros en sufrir las consecuencias del cambio climático, cuidar la creación se convierte en una expresión concreta de humanidad. “Ahora es el tiempo de pasar de las palabras a los hechos”, dijo.

En ese mensaje León XIV unió los dos clamores que definen nuestro tiempo: “Escuchamos el grito de la tierra, escuchamos el grito de los pobres, porque ese grito ha llegado al corazón de Dios. Nuestra indignación es su indignación; nuestro trabajo es su trabajo”.

El Borgo Laudato Si’ es un lugar donde ese mensaje se hace acción bajo la dirección de un mexicano: el sacerdote Manuel Dorantes, a quien designó Francisco meses antes de morir.

En el complejo, se encuentra el Centro de Alta Formación Laudato Si’, que ofrece capacitación en hospitalidad, cuidado de animales, jardinería y transformación de productos agrícolas. Los cursos están pensados especialmente para migrantes, refugiados, menores no acompañados, mujeres víctimas de abuso, jóvenes desempleados, personas con discapacidades, ex reclusos y quienes atraviesan situaciones de vulnerabilidad.

Así, Borgo Laudato Si’ no es solo un lugar bello: es una catequesis viva. Porque cuidar el planeta y cuidar a los vulnerables es el mismo gesto, la misma fe que reconoce en cada ser humano y en cada criatura el reflejo de Dios.

Al abrir este espacio al mundo, León XIV nos recuerda que amar la Tierra es amar a Dios, y que la respuesta al clamor del planeta se materializa en abrazar a los más necesitados.

Director de Comunicación de la Arquidiócesis Primada de México

Contacto: @jlabastida

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