En su conversación con Elise Allen para su biografía “León XIV: ciudadano del mundo, misionero del siglo XX”, el Papa dejó ver claramente cuál es el tema que más le preocupa: la Iglesia no puede dejar que la liturgia ni ningún otro tema se conviertan en banderas de división.

Y curiosamente, el antídoto para enfriar la polarización dentro y fuera de la Iglesia lo ve en uno de los conceptos que más utilizó su antecesor, el Papa Francisco: La sinodalidad, un instrumento para “que cada miembro de la Iglesia tenga una voz y un papel que desempeñar a través de la oración, la reflexión, a través de un proceso”.

Su diagnóstico sobre el debate litúrgico fue igual de claro: el riesgo de que la liturgia se vuelva “herramienta política”. El Papa no niega las sensibilidades; en cambio ofrece una escucha real y pide celebraciones bien hechas, con atención a la inculturación para que la gente “se acerque al misterio”.

Ese mismo espíritu atraviesa los demás temas de la entrevista: LGBTQ+, abusos a menores en la Iglesia, geopolítica, Trump, ecumenismo, Gaza, Ucrania, tema en el que León XIV se define como puente, no como árbitro de guerra.

Ante la comunidad LGBTQ+, reafirma la acogida y la dignidad de todos, sin prometer cambios doctrinales exprés. Es continuidad con el camino de Francisco, pero con insistencia en enfriar la obsesión identitaria que en Occidente “parece fijada en la sexualidad”, mientras en otras regiones otras urgencias marcan la agenda pastoral.

En materia de abusos, el Papa sostiene dos convicciones que deben ir juntas: centralidad de las víctimas y debido proceso para acusados; la única vía, señala, es la tolerancia cero con garantías de justicia. No es un tema para eclipsar la misión de erradicar los abusos en la Iglesia, pero sí para verla de una manera más integral, e incluso admite la necesidad del apoyo de profesionales.

El contexto reciente refuerza el mensaje. El Jubileo 2025 nació con signos concretos de reconciliación y esperanza y la gramática de puertas que se abren al diálogo y la escucha es el clima espiritual en el que León XIV quiere discutir todo lo demás.

Quienes esperaban definiciones fulminantes quizá sientan que el Papa “se queda corto”. Yo diría lo contrario: elige el camino más difícil, el de unir sin diluir. Repite, con otras palabras, que la verdad para la Iglesia católica se reconoce en la comunión. Y lograrlo no es nada sencillo.

En tiempos de titulares que a veces buscan encender el clima al interior de la Iglesia, esa paciencia puede sonar tibia, pero en tiempos de Iglesia, es la vía que él observa para que la agenda pastoral avance.

En resumen, la prioridad de León XIV es la unidad: la que nace del encuentro y sostiene el disentir sin romper la fraternidad.

Director de Comunicación de la Arquidiócesis Primada de México

Contacto: @jlabastida

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