Se está acabando el año y como siempre, los resúmenes de los últimos meses se dejan venir. Pero el verdadero espectáculo no está en el retrovisor, sino en el futuro inmediato. Con el cambio de año, los aspirantes a videntes salen del cascarón y lanzan sus predicciones para 2026.

En el sector de tecnología abundan los pronósticos para los próximos meses de los cuales te dejo un resumen que abarca varias disciplinas. Spoiler alert: aquí no hay gadgets, no hay teléfonos plegables ni relojes que prometan cambiar tu vida. Lo que viene es menos sexy, pero mucho más transformador.

Según el informe TechnoVision de Capgemini, 2026 marcará un punto de inflexión porque la inteligencia artificial dejará de ser ese experimento caro que se presume en presentaciones internas y pasará a convertirse en el sistema nervioso de las organizaciones. La IA y la IA generativa ya no serán “un proyecto”, sino la base de la arquitectura empresarial. El software se desarrollará con máquinas escribiendo código y humanos vigilando que nada explote. La nube, ese concepto elástico que cada quien define como quiere, se redefinirá alrededor del valor de negocio y la resiliencia operativa.

Capgemini dice que 2026 será el año en que la IA pase de la experimentación a la prueba de impacto. Implementaciones a escala, datos mejor preparados y una convivencia más estrecha entre personas y sistemas inteligentes. En desarrollo de software, los equipos pondrán objetivos y la tecnología hará el resto, mientras alguien con pulso humano revisa calidad y seguridad. También llegará la famosa Cloud 3.0, un zoológico controlado donde convivirán nubes públicas, privadas, híbridas, multinube y soberanas, todas necesarias para alimentar agentes inteligentes. Y la soberanía tecnológica no significará encerrarse, sino aprender a depender de otros sin quedar indefenso cuando algo falla.

IA Empresarial

IBM coincide en el diagnóstico, pero sube la apuesta. Para 2026, la adopción de IA a escala empresarial será inevitable y vendrá acompañada de cinco tendencias incómodas. La primera será la operación masiva de agentes de IA. No uno, no dos, sino decenas o cientos trabajando al mismo tiempo, lo que obligará a las empresas a tomarse en serio la observabilidad y la gobernanza. La segunda. Se acabó la infraestructura genérica. Hardware y software se diseñarán juntos para casos de uso específicos. La tercera es la menos romántica: agentes “en la sombra” capaces de mover datos sensibles sin dejar huella, un dolor de cabeza para cualquier área de seguridad. La cuarta es el retorno de inversión donde la IA dejará de ser experimento y se convertirá en ventaja competitiva real, siempre y cuando alguien se tome el trabajo de formar personas. Y la quinta es la estandarización: sin estándares abiertos, la IA agéntica no escala, solo hace ruido.

Para Red Hat, la nube híbrida y las plataformas abiertas marcarán la agenda en 2026, no por moda, sino por supervivencia. Acelerar el retorno de inversión en IA, reforzar seguridad, modernizar sistemas, reducir deuda técnica y consolidar entornos híbridos, todo al mismo tiempo. La modernización dejó de ser un lujo y se volvió un requisito básico para seguir existiendo. Linux, Kubernetes y las plataformas abiertas aparecen como el pegamento que conecta sistemas viejos con tecnologías nuevas.

NetApp añade otra capa al asunto: los datos. Para 2026, dice la compañía, la convergencia entre IA, cloud híbrido y ciberseguridad dará lugar a la Infraestructura de Datos Inteligentes. La IA dejará atrás los pilotos y escalará en producción, pero el factor crítico no será el tamaño del modelo, sino la calidad y el gobierno de los datos.

Ciberseguridad

Veeam por otra parte encuestó a más de 250 responsables de TI y encontró que las amenazas y la regulación de la IA serán los grandes disruptores de 2026. Casi 60 por ciento admitió haber perdido visibilidad de dónde están sus datos, gracias al multicloud y al software como servicio. Los ataques generados por IA ya se perciben como un riesgo mayor que el ransomware. La soberanía y el cumplimiento de datos están redefiniendo las estrategias de nube y, aunque los presupuestos de seguridad crecerán, la confianza en la capacidad de recuperación sigue siendo baja.

IQSEC lleva el escenario a un nivel más crudo. Para 2026, el cibercrimen operará como empresa bien organizada, con ataques ejecutados de principio a fin por agentes de IA en cuestión de minutos. Identificar vulnerabilidades, infiltrarse, filtrar información y extorsionar será un proceso automatizado. La identidad se convertirá en el nuevo perímetro, porque miles de agentes no humanos circularán por entornos híbridos. Los enfoques tradicionales quedarán rebasados y la única respuesta posible será automatizar la defensa y cooperar.

Pagos digitales

En pagos digitales, dLocal pinta un panorama menos apocalíptico, pero igual de disruptivo. Para 2026, América Latina vivirá la convergencia entre pagos locales y transfronterizos, con sistemas como Pix, Transferencias 3.0 y BreB empujando la agenda. Los métodos de pago alternativos ya dominan y el modelo “Compra ahora, paga después” se consolidará como infraestructura crítica. Las stablecoins dejarán de ser experimentos y se usarán en tesorería y remesas, siempre que los reguladores no entren en pánico. La integración de agentes de IA en los flujos de pago automatizará seguridad y pagos autónomos. Pagar será más simple, aunque entender el ecosistema será cada vez más complejo.

Publicidad digital

Por último, Linda Ruiz, Directora Regional de MGID Latam afirma que en América Latina, 2026 arrancará con expectativas positivas y señales de alerta. La IA se convertirá en la base del ecosistema publicitario, integrando planificación, compra y medición en tiempo real. La desaparición del third-party data acelerará modelos basados en contexto y predicción algorítmica. El recorrido de compra se moverá hacia conversaciones con agentes de IA, reduciendo clics y tráfico a sitios web. Menos visitas, más decisiones automáticas. Los anunciantes exigirán resultados medibles y transparencia, mientras la IA toma decisiones que antes eran humanas.

Así que 2026 no será de gadgets ni de lanzamientos espectaculares. Será de infraestructura, datos, agentes autónomos y decisiones incómodas. De aceptar que la tecnología dejó de ser accesorio y se convirtió en el centro de todo. Y también de asumir que, por primera vez en mucho tiempo, el futuro no se ve brillante ni oscuro, sino simplemente exigente... Gracias por tu atención en este 2025. Voy a descansar la neurona que me queda y espero que tengas un fin de año maravilloso. Felicidades.

*Columnista y comentarista

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