La inteligencia artificial (IA) está transformando el panorama mexicano, tanto en la percepción social como en el mercado laboral. Quien piensa que los mexicanos le tenemos miedo a la IA, está equivocado, somos grandes amixs, la tratamos hasta con más cariño que al SAT.
Y no me refiero a los exitosos videos de cuentas como las de IA Core México, sino al aprovechamiento y la confianza que tenemos los mexicanos en esta tecnología. Dos estudios recientes, uno realizado por Ipsos y otro por PwC, nos dicen cómo la sociedad y la economía mexicanas están respondiendo y adaptándose a la irrupción de la IA.
Ipsos, en su “Monitor de Inteligencia Artificial” realizado en 30 países, detectó que 65% de los mexicanos se siente emocionado con los productos y servicios basados en IA, cifra bastante por encima del promedio mundial de 52%. Pero no se trata de emoción ciega pues 75% dice entender bien qué es la IA y 63% puede identificar cuándo la está usando. O sea, no solo le entramos con gusto, sino que sabemos más o menos en qué nos estamos metiendo.
Pero lo más curioso es que 7 de cada 10 mexicanos creen que la IA ofrece más beneficios que desventajas. Lo que emociona no es el deepfake de Pedro Infante cantando reguetón, sino la promesa de que la tecnología facilite el día a día. Entretenimiento más personalizado, mejor administración del tiempo y avances en salud suenan como algo alcanzable.
Pero donde el dato se pone realmente interesante es en la confianza hacia las instituciones. Contra todo pronóstico, 67% de los mexicanos cree que el gobierno sabrá regular la IA de forma adecuada. Efectivamente, hay más fe en la 4T que en Silicon Valley pues solo 59% confía en las empresas para proteger sus datos. En contraste, en Estados Unidos apenas 31% cree que su gobierno protegerá sus datos.
En el trabajo, también hay optimismo. 47% espera que la IA mejore su chamba y solo 13% teme perderla por culpa del robot, lo cual sugiere que la IA no es vista como enemigo, sino como compañero de escritorio.
Eso sí, hay ciertos terrenos donde el entusiasmo se desvanece. La gente aún prefiere que los humanos redacten noticias, elijan candidatos laborales o produzcan cine y fotografía. El recelo hacia el contenido artificial en temas sensibles es un recordatorio de que aún hay líneas rojas que no se quieren cruzar.
Por otro lado, PwC se fue al hueso del asunto y le echó lupa a más de 18 millones de ofertas de empleo en México y casi mil millones a nivel global. Su Barómetro de la IA 2025 revela que en México las vacantes con habilidades en IA crecieron 33.6% anual entre 2021 y 2024. Ni la desaceleración del mercado laboral mexicano en 2024 logró frenar este empuje.
Además, los empleos expuestos (sensibles) a la IA aumentaron 88% desde 2021, y el sector de información y comunicaciones va a la cabeza con vacantes que pasaron de 2.2% a 3.6% del total. Otros sectores como finanzas, manufactura o salud todavía avanzan a paso lento, pero lo interesante es que hasta áreas tradicionalmente "inmunes" como la minería y la construcción comienzan a experimentar con la IA.
Pero la buena noticia es que los sectores con más IA aumentaron sus ingresos por empleado en 27%, tres veces más que los sectores menos automatizados. Incluso los que más lloran por la pérdida de empleos deberían saber que los trabajos sensibles a la IA crecieron 38%. O sea, quien se montó en el tren algorítmico gana más y produce más.
Por si fuera poco, las personas con habilidades avanzadas en IA, como la ingeniería de prompts (saber qué pedirle a ChatGPT), pueden ganar hasta 56% más que el promedio. En 2023 ese incremento era de solo 25%. Así que más vale dejar de burlarse del que toma cursos de IA en línea.
Tanto Ipsos como PwC coinciden en que México está ante una oportunidad histórica para subirse al tren de la inteligencia artificial. Pero, como siempre, no todo es optimismo. El reto está en capacitar al talento, proteger datos, y asegurar que no se nos vaya la IA de las manos. Podemos capitalizar los beneficios de la IA siempre y cuando la implementación y el desarrollo tecnológico estén guiados por principios éticos, de transparencia y atención al bienestar colectivo.
Así que sí, los mexicanos le tenemos fe a la IA, pero no por ingenuidad, sino porque, como siempre, vemos la oportunidad en lo que otros ven amenaza. Pero a diferencia de otros países donde la narrativa se centra en el desempleo y la desinformación, aquí parece que le entramos a la IA no con paranoia, sino con una mezcla muy mexicana de curiosidad, confianza y ganas de echarle ganitas.
Porque si algo queda claro con estos datos, es que en México la IA no llegó para quitarnos el trabajo, sino para convertirse en el nuevo compañero de la oficina. Falta saber si ese compi cooperará para la Rosca de Reyes o los tamales de la Candelaria.
Moverse con inteligencia
Traxión, la empresa mexicana de transporte y logística encabezada por Aby Lijtszain, cerró hace unos días la compra de Solistica, la unidad logística de Femsa. Más allá de la operación valuada en 80 millones de dólares, el verdadero reto está en hacer que todo funcione bajo un mismo sistema.
Con esta fusión, Traxión duplica su volumen operativo digital. Su modelo no depende tanto de tener más camiones o almacenes, sino de gestionar mejor lo que ya tiene, gracias a tecnología y coordinación.
La fusión incluye 1.1 millones de metros cuadrados de infraestructura repartidos en puntos clave como Monterrey, Guadalajara, León y el Valle de México. Una red con ese tamaño necesita algo más que hojas de cálculo para operar sin que se le salga un tornillo.
En tiempos de T-MEC y nearshoring, donde las empresas necesitan mover cosas rápido y con precisión entre fronteras, la integración tecnológica entre Traxporta y los sistemas de Solistica puede marcar diferencia. Más control sobre rutas, tarifas y disponibilidad suena bien para quienes están trayendo inversiones.
El reto ahora es que esa promesa digital se note en la realidad. Si logran mostrar eficiencia, trazabilidad y capacidad de respuesta, no solo moverán productos: podrían mover también más inversiones. Porque hoy, más que grandes flotillas, lo importante es mover las piezas con inteligencia.
*Columnista y comentarista