El tiempo está devorando a la Selección Mexicana. Se acabó 2025 para el equipo nacional y será hasta enero cuando vuelva a reunirse, sólo con futbolistas de la Liga MX, porque no hay de por medio una Fecha FIFA.
A la Selección que jugará el Mundial, la veremos hasta finales de marzo.
Hasta ahora, no han sido los resultados deseados (en triunfos y funcionamiento). Es preocupante, a tan poco de comenzar el gran evento, porque no hay argumentos para creer que se tendrá una participación trascendental en el verano de 2026.
La Selección Nacional no entusiasma a prácticamente nadie. Es evidente la mala relación que guarda con los aficionados.
Duele decirlo, pero el cuerpo técnico y esta generación de jugadores, no son queridos por millones en el país, y con justa razón, después del bajo nivel que se nota en el campo.
Hoy, todo apunta a que no le alcanzará al equipo para dar una agradable sorpresa en el torneo y el objetivo de ser la mejor Selección Mexicana en la historia de los Mundiales quedará para otra ocasión.
La gente ya se hartó de ver a un equipo que no contagia nada, emociona muy poco y cuyo rendimiento no está a la altura de un conjunto importante, que será sede de una justa mundialista.
La afición vive con recuerdos de Selecciones pasadas, porque esta es infumable, no le gusta, no le convence, no le tiene confianza, no la representa.
Los abucheos en Torreón y en otras sedes de Estados Unidos, unidos al grito homofóbico al portero, son el reflejo de las malas decisiones que han tomado —desde hace años— los directivos de nuestro futbol.
México tiene aún mucho por mejorar, pero es posible que sea insuficiente el tiempo que necesita para lograrlo.
Es una desgracia que, en casi cuatro años, la Selección viva cuestionada, abucheada, repudiada. Al final, sólo tiene lo que merece.
@elmagazo

