Repito porque de verdad así lo hago al dirigirme a mi Presidenta, universitaria de talento, dirigente inquieta con emociones sociales indudables.es respetuosamente.
Sin embargo, me es difícil entender que en la manifestación que se realizó en el Zócalo con motivo de su primer año de gobierno, en donde esa plaza se llenó con mexiquenses convocados por la gobernadora Delfina de obscuros antecedentes penales por haber descontado, según dijeron los medios, cantidades a sus empleados cuando era Presidenta Municipal en Texcoco, la doctora Sheinbaum haya afirmado que López Obrador es: “ejemplo de honradez, austeridad y profundo amor al pueblo de México”
De esa afirmación es que me surge el título con el que nombro este artículo. La gratitud es un relevante valor digno de reconocimiento y aplauso; se trata de esos sentimientos dignos de calificar a quienes lo profesan, como personas bien nacidas.
Nada más que en ocasiones esa bella emoción se enfrenta a otros valores que son superiores; rendirle pleitesía a quien nos hizo un servicio, o quien nos encomendó un trabajo hemos de agradecerlo, pero ese agradecimiento no puede, no debe, por ningún motivo, y menos cuando se ostenta la primera responsabilidad política en un país evitar que se señalen yerros, equivocaciones, desviaciones, y que incluso se encubran conductas antisociales.
Actuar de esa manera es traicionar al pueblo al que se gobierna, a pesar que esa tarea la haya dado quien merece nuestra gratitud. Bajo el cielo de México, dijo nuestra Presidenta que López Obrador es ejemplo de honradez. Cuando lo dijo sabía que estaba mintiendo, o lo que es más grave todavía, ignora todos los actos de una corrupción ostentosa, manifiesta e inocultable de familiares y allegados al expresidente.
Honradez de su hijo viajando a Japón porque estaba muy cansado, y aunque se hospedó en un hotel con desayuno incluido, su viaje estuvo rodeado de lujos.
Su hijo menor y su esposa, también disfrutando de prestaciones que imagino, ni con la mayor imaginación llegó a suponer que tendría y le podría dar a su hijo dentro del marco de la austeridad republicana de su cónyuge, El patrimonio multimillonario de a quien llama su hermano, el senador Adán, que ha adoptado posturas cínicas, quien no se preocupa en ocultar. Y nuestra Presidenta, nada hace.
El huachicoleo que enriqueció a servidores públicos de la pasada administración se ha quedado en unas carpetas de investigación con el silencio elocuente de la titular del Ejecutivo. Para decir lo menos, el comportamiento de Cuauhtémoc Blanco y Fernández Noroña, contrario a las formas de austeridad y seriedad que tanto se pregona en esta 4T, tampoco son acreedoras a ningún señalamiento serio.
¿Amor al pueblo? Presidenta, regalarle petróleo a Cuba cuando en México hay tantas necesidades. La misma pregunta, por mantener los vergonzantes contratos laborales suscritos por el peor presidente de los últimos tiempos, López Obrador, para darle trabajo a supuestos médicos cubanos.
Concluyo con la nada diplomática, elegante ni correcta respuesta de la Dra. Sheinbaum cuando le preguntaron su opinión sobre el Nobel de la Paz a María Corina Machado: “Sin comentarios”. Su respuesta es ¿porque simpatiza con la dictadura venezolana? Es por convicción propia, o por indicaciones de quien la hizo Presidenta. Ojalá este panorama cambie, y tengamos a una mujer valiente, firme y decidida al frente del país, y si es necesario, fincar las responsabilidades penales a los emisarios del pasado.
Profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM

