En Brasil sienten un orgullo descomunal por su futbol, pues se reconocen como los mejores. Estados Unidos es potencia en varias disciplinas, pero la gimnasia es sagrada para ellos. Japón domina el karate do y Corea presume, con razón, tener a los mejores taekwondoínes del mundo.
Estos son sólo algunos ejemplos de cómo ciertos países se identifican por su excelencia en distintas disciplinas deportivas. Y no cabe duda: si hablamos de México, el boxeo es nuestro emblema, a pesar del nulo apoyo y de una sarta de ladrones.
Es literalmente imposible nombrar a todas las leyendas del pugilismo mexicano. Incluso si hiciéramos un repaso década por década, eligiendo a los 10 mejores de cada generación, sería un ejercicio injusto: siempre quedarían fuera grandes nombres.
¿Por qué los mexicanos nunca se rajan?
Creo que uno de los factores clave es que por nuestras venas corre sangre de guerreros. Esto lo retrata con crudeza Mel Gibson en la película Apocalypto, donde se muestra hasta dónde puede llegar un mexicano por defender a los suyos y lo suyo. Somos una cultura de guerreros.
De no tener para comer, a cenar en Las Vegas
Esa frase podría resumir la vida de muchos campeones mexicanos: hombres que. literalmente. vinieron de la nada y, con su corazón y sus puños conquistaron al mundo.
De la cima al infierno
También hay casos de peleadores que ganaron millones de dólares y hoy están peor que cuando empezaron, no sólo en lo económico, sino luchando contra sus demonios.
¿Qué le falta al boxeo mexicano?
Menos malandrines y más gente honesta. Es inadmisible que hoy en día se siga robando a los peleadores, ya sea por su ignorancia o por la necesidad. Las boxeadoras y boxeadores necesitan formación, educación y preparación financiera para ser atletas integrales, de manera que puedan manejar y administrar su carrera. Desafortunadamente, los boxeadores están rodeados de gente indeseable.
Hace falta legislación
Hace falta dignificar al boxeo. Urgen mejores oportunidades y condiciones laborales para las mujeres y los hombres que se ganan la vida así.
Hay esperanza
He tenido la oportunidad de conversar con dos jóvenes mexicanos que vislumbran un mejor futuro para el boxeo, me refiero a Juan Carlos Hank y Miguel Torruco, los dos con una gran conciencia y compromiso social, características que deseo les motive a generar los cambios legislativos necesarios para un mejor boxeo.
Seguramente los guerreros mexicanos seguirán escribiendo historias con letras doradas. Pero está en nosotros ser más empáticos porque si ganarse la vida a golpes de por sí, ya es duro, imagínense esa vida rodeado de tiburones.
@ErnestoAmador