Los tienen en la mira. La suben a cada momento. No importa cuánto se muevan. Es intrascendente lo que hagan para complacerlos. Cubrirse. Encubrir al anormal que les prohijó. Consintió. Recreó el problema.
Todo indica que les llegará su hora. Que está próxima. Que no tendrán escapatoria.
Son vanas las conversaciones en la cumbre. Las afirmaciones de que hay una excelente vecindad. Diálogo. Buena voluntad. Colaboración.
Las invocaciones de patriotismo. Unidad. Soberanía. Dignidad. Respeto. Igualdad, caen en el vacío.
No es importante cuánto tiempo transcurra. Sobran las evidencias de que se aprestan a venir por ellos. Más de uno debe estar atrapado. Sin salida.
Quieren a alguien más que a los subordinados, Chalanes. Ayudantes. Operadores. Sicarios.
Les interesan los jefes. Patrones. Cerebros. Grandes capos en puesto público.
Estos son su verdadero objetivo. No renunciarán a alcanzarlo.
Quizás podrían “olvidarlo” momentáneamente. A cambio de ganancias inconmensurables. No tienen manera de negarles lo que les exijan.
Las señales son claras de que cada vez los tienen más cerca. De que la distancia se acorta. De que el reloj está por recordarles sus excesos. Abusos. Dislates. Locuras.
Si los indicios, inconfundibles ahora no fallan, un tsunami golpeará al morenismo. Andrés Manuel López Obrador recibiría un impacto brutal. Descomunal. De pronóstico reservado.
Pocos hechos lo exculpan. Muchos lo condenan. Igual que a varios de sus seguidores. A importantes funcionarios actuales de alto rango que habría impuesto a su sucesora.
La negociación que eventualmente tendría que hacer la presidenta para evitar el desastre, es inimaginable.
Ya han transcurrido muchos. Pero todavía vienen días. Horas. Momentos críticos para su gobierno en las relaciones con Estados Unidos.
Ella sabe muy bien a qué grado se han deteriorado. Agravado. Únicamente ella sabrá cómo saldrá y sacará al país del atolladero en que su predecesor los ha metido.
La pregunta crucial. Definitiva. Definitoria, es: ¿lo salvará a él, o se salvará a sí misma y a 130 millones de personas que son y están bajo su responsabilidad?
Ella, como nadie en México, puede imaginar el costo que Estados Unidos le exigirá para sobrellevar la situación. Que no para olvidar nada.
Quizá ya lo sabe. ¿Es con la imparable captura de criminales, confiscación de drogas, armas, instalaciones criminales –por lo demás loable– con la que trata de evitar el colapso?
Con base en “información”. Declaraciones. Palabras. Acciones, Estados Unidos cierra la pinza. Reduce el cerco. Sus intenciones de disminuir al máximo los márgenes de actuación de quien ahora considera su “adversario”, como dice la Fiscal, Pam Bondi, son manifiestas.
Ese proceso de estrangulamiento que lleva a cabo el gobierno de Trump y que se irá intensificando, sólo puede tener como límite sus intereses. Sobre todo económicos. En esa irreductible posición, tratará de obtener lo inaudito. Lo insospechado.
¿Qué opción tiene el gobierno mexicano si, como clase gobernante, lo ahoga la imperiosa necesidad de salvarse? No está en condiciones de negar cuanto le pida el vecino. Nunca podrá satisfacer su insaciabilidad. Mezquindad. Avaricia.
Lo que está en juego con los amagos y las presiones de Donald Trump sobre nuestro país, es su gobierno. La élite política morenista. Su partido. Su proyecto. Su vigencia y continuidad.
Un balance de todos esos elementos contra el “factor” Andrés Manuel López Obrador es inevitable para la presidenta.
El resultado de previsibles costos y beneficios le dejará en claro la Gran Decisión a tomar.
La Gran Decisión reflejará indubitablemente a favor de quién está la primera mujer convertida en Tlatoani en 700 años.
El dilema para ella es uno: el ex presidente. O México.
Con él tiene compromiso de lealtad. Agradecimiento. Bondad. Pero sin duda es un lastre. Una pesada carga. Con él puede marcar límites. Le bastaría considerar una lección de Maquiavelo de hace 500 años:
“…no es indigno dejar de cumplir lo que por fuerza se promete. Las promesas forzadas que se refieren al interés público, cuando desaparece la fuerza que las impuso, se rompen sin deshonor para quien deja de observarlas”.
Con el país tiene deberes: Jurídico. Ético. Moral. Histórico. Son Irrenunciables. Incomparables.
“…la defensa de la patria es siempre buena de cualquier modo (…) o con ignominia o con gloria”, dice también El Florentino a quien aspira a ser un verdadero estadista.
La opción que tome definirá el lugar desde el que quiera trascender a la Historia la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.
¿Qué estará dispuesta a negociar si la destrucción de la estructura de gobierno y la detención de algunos gobernantes a la que apunta la ofensiva de Estados Unidos constituyen un riesgo tan alto?
El momento de las definiciones. De la Gran Decisión, ha llegado.
Las señales norteamericanas son bastante visibles. Están a la vista de todos. En pocos días se han dado de manera sucesiva. Articulada. Continua. Nadie apostaría a que van a detenerse.
La semana pasada se produjo el último aviso. Fue ominoso. Inconfundible. Preciso. Contundente.
Vienen por todo con el amago de llevarse a algunos. La importancia de estos sería la medida de lo que ambicionan. Siempre será el máximo.
Así, ocurrió lo impensable cuando el Departamento del Tesoro de Estados Unidos acusó a tres instituciones financieras mexicanas de posible lavado de dinero negro. Del narcotráfico.
Fue un bombazo en un punto extremadamente sensible. En el Talón de Aquiles que creó y dejó López Obrador.
Por eso, seguirán los intentos de asfixiar al gobierno. Este y el país no son lo mismo. Pero nadie escapa a las consecuencias.
Al señalar que posee investigaciones sobre operaciones sospechosas --no pruebas-- de cárteles con dos bancos y una casa de bolsa, EU enfoca sus baterías en un tema indefendible. La estrategia de abrazos no balazos lo dice todo.
Con ese señalamiento, ratifica la acusación más fuerte. Peligrosa. Delicada, que ha enderezado el gobierno norteamericano contra el de México: “…tiene una relación intolerable con los cárteles de la droga”.
Con los datos que ha difundido, implícitamente estaría diciendo que Alfonso Romo, dueño de la Vector Casa de Bolsa y ex jefe de la Oficina de la Presidencia de Andrés Manuel López Obrador, sería colaborador de grupos terroristas, como ha clasificado a los cárteles.
Con las leyes norteamericanas vigentes, el empresario regiomontano podría, eventualmente, ser objeto de una imputación directa --documentada--, de haber actuado como colaborador del terrorismo.
En tiempos del hallazgo de posibles acciones ilícitas de instituciones financieras y grupos criminales, Alfonso Romo era uno de los hombres de más confianza del ex presidente. No pudo haber hecho algo sin consultárselo.
¿Habría actuado con su autorización, consentimiento, complicidad?
Es muy probable que eso ya lo sepa Estados Unidos y que, mostrándolo al gobierno mexicano, le imponga sus condiciones para callarlo.
Si con algo puede amenazar al extremo, es relacionando de manera directa a AMLO con el narcotráfico. Y más, con la probabilidad de enjuiciarlo en su territorio. Sabe que su gobierno protegió ese monstruo. Que actuó impunemente bajo su manto.
Evidenciarlo tan solo una milésima sería el derrumbe ¿Es dable pensar que la presidenta lo permitiría?
Con independencia de la suerte que Alfonso Romo pudiera correr, el actor más importante de la trama. Ese que se ilusionaba con estar al lado de los próceres de la patria, podría ser sentado en el banquillo de los acusados.
Pero, aunque no fuera ese el caso, el ensalzamiento que se ha hecho de él como “el mejor presidente que ha tenido México” …fluirá por el drenaje.
Línea de Fuego
Todo indica que para Ricardo Benjamín Salinas Pliego Alea iacta est (la suerte está echada) y que, sea la legítima, la actual; o la fraudulenta, la “popular” Suprema Corte, que entrará en funciones en septiembre, no podrá evitar el pago de los impuestos que de larga data le quiere cobrar el gobierno. Como en Roma, el dedo pulgar presidencial ha apuntado hacia el piso (pollice verso). Nadie. Nunca. En ninguna época. En ningún lugar, un ciudadano ha podido vencer al Leviatán. Menos cuando desata su ira. No parece que ahora se vaya a alterar esa constante. Empero, malum quidem nullum ese sine aliquo bono (no hay ningún mal sin algo bueno). Y si memento mori (recuerda que morirá), la trascendencia que tanto añora está en manos del vicepresidente más comprometido. Leal. Servicial. Prudente, que tiene en TV Azteca. Puede dar con él fácilmente. Y de paso, identificar algunas falsas fidelidades que lo rodean… Con las reformas que han hecho los legisladores en el periodo extraordinario de sesiones del Congreso, se completará el establecimiento de la tiranía constitucional, que algunos ilusos ven todavía como “democracia”. Para ésta y para la sociedad, todo ha terminado. Por ahora…El senador expriísta, Óscar Cantón Zetina, no sabe lo que dice, pero en parte tiene razón al afirmar que, la que estableció su partido, Morena, es “la dictadura más democrática del mundo”. Ojalá fuera una dictadura… El secretario de Seguridad Pública, Omar García Harfuch, parece y aparece como el único colaborador de la presidenta Sheinbaum. Mientras él hace el trabajo de desmontar las redes criminales que toleró el mentiroso y traidor López, el resto del gabinete brilla por su ausencia... ¡Qué vergüenza!, que “El Doctor Muerte”, Hugo López-Gatell, vaya a ser el representante de México ante la OMS. Los 800 mil muertos que por su negligencia e ineptitud se produjeron durante la pandemia del COVID-19, ruborizan a cualquiera. Pero no a la presidenta, que se ufanó de haberlo nombrado. ¿Cabe descartar que esa decisión haya salido de “La Chingada” con la perversa intención de generarle críticas, vulnerarla y debilitarla? Porque así le está yendo... Los juzgados en la CDMX llevan más de un mes en paro. Así seguirán. A ninguna autoridad le importa la importa la impartición de justicia… Más que explicable, el nuevo oleaje de sangre en Culiacán. El gobernador morenista, Rubén Rocha Moya, ni se inmuta. Con la protección que tiene, cualquiera. Pero nada es para siempre.