Es críptico. Enigmático. Misterioso. Mentiroso. Y muy peligroso.

Viniendo de Octavio Romero, ex director general de Pemex, empresa a la nunca pudo rescatar de la ruina, no podría ser de otra manera.

Ahora, como director general del Infonavit pone, justo desde la tribuna presidencial, lo que podría ser una verdadera bomba, capaz de producir efectos inimaginables.

Vinculado como pocos a Andrés Manuel López Obrador, de quien no se dudaría que fuese la “iniciativa”, Romero anunció que la institución a su cargo va a implementar un plan para que las personas que invadieron una vivienda puedan quedárselas mediante un arrendamiento con opción a compra y convertirse en dueños en un lapso de 4 a 5 años.

¿Significa eso que el gobierno va a legalizar las invasiones, los despojos, el paracaidismo?

Al momento del anuncio, el funcionario no dio más detalles. Todas las preguntas son pertinentes y el gobierno –que no el Estado–, está irrecusablemente obligado a pormenorizar. Amplia. Clarificar su idea.

Le conviene dejar indubitablemente establecido que esa decisión no entraña la más mínima posibilidad de favorecer a los profesionales del robo.

Mucho menos, al crimen organizado.

Si eso es una carga de dinamita, como parece, lo sensato sería que la desactivara. La propiedad es intocable.

Una habitación es un preciado bien que todas las personas normales buscan afanosamente durante toda su vida.

Lo consiguen al cabo de muchos años. De arduo. Constate trabajo. De esfuerzos. Sacrificios enormes.

Adquirido, ese patrimonio se convierte en una base de seguridad. Tranquilidad. Confianza. Paz. Incluso en un indicador de status social.

Esa posesión se vuelve defendible por todos los medios. Al costo que sea. El derecho a proteger la propiedad, es una de las obligaciones que todo gobierno asume.

Empero, estamos México.

Aquí, las invasiones se han tolerado por mucho tiempo. Y por razones partidistas y clientelares, se han dejado crecer subterráneamente. Exponencialmente.

El fenómeno es tan grande y tiene tantos tentáculos y complicidades a todos los niveles, incluidas algunas autoridades, que ya no pudo mantenerse oculto.

En el estado de México afloró muy recientemente como un cáncer. Pero existe en todo el país. Es una cara más de la incontenible inseguridad.

Su desbordamiento. Visibilización. El escándalo que es y la peligrosidad que entraña en muchos sentidos, parece haber obligado al gobierno a atender el problema.

Y al estilo Romero, lanza una deplorable propuesta que, al momento y mientras no ofrezca más información, permite aventurar varias hipótesis:

El delito de invasión ya no se va a castigar. Se va a permitir.

La legalización del despojo habitacional, como se pretende, lo fomentará. Lo institucionalizará.

El morenismo desconstitucionalizó la Constitución legalmente. ¿Pretende descriminalizar al crimen con una norma o un programa?

Una mínima parte de quienes hayan ocupado un inmueble –por absoluta necesidad– lo pagarán. Regularizado, quizá lo traspasen. Muy difícilmente regresarán a habitarlo por miedo a quienes se los quitaron.

Los grupos delincuenciales que han impulsado esas prácticas de apropiación indebida. Ilegal. Violenta, no pagarán nada. Se burlarán de cualquier negociación que se busque con ellos.

Protegidos por la impunidad, podrán hacerse de más propiedades. Intensificarán sus acciones fuera de la ley para aumentar sus ganancias.

En suma, el gobierno propiciará. Promoverá. Alentará. Legalizará implícitamente. Explícitamente un atentado que hoy puede circunscribirse a zonas específicas. Unidades alejadas. Viviendas abandonadas o cuyos créditos para adquirirlas no fueron cubiertos.

Pero sembrada la semilla envenenada de perdonar los despojos, ese crimen podría extenderse por doquier. Sólo faltaría que oficialmente se dispusiera un Rescate Habitacional, con el que cubrieran todos los delitos del ramo en beneficio de quienes los han cometido.

Máxime si, como ya se ha visto a través de algunas informaciones periodísticas, el crimen organizado se ha apoderado de esa rentable industria, aumentado sus áreas de negocios y su poder.

Si algunas bandas se han hecho ya de miles de casas y se les permite adquirirlas mediante pago, lo que seguramente no van a hacer, es lógico suponer que irán más allá.

En ese caso, nadie se sentirá seguro en el mejor refugio que para ello se busca, se tiene. Se quiere conservar.

Una casa tiene tanto valor. Y significado, más que valor, que se la defiende incluso con la vida. Ya se vio lo que una persona, aun siendo de la tercera edad, hizo al sentirse despojada de la suya en el estado de México.

¿Son ese tipo de hechos los que el gobierno quiere desencadenar y generalizar? ¿Se tomará la molestia de hacer precisiones al respecto? Evadir esa obligación sería un acto de irresponsabilidad.

Dejar de proteger los bienes de la ciudadanía es algo que jamás nadie ha sugerido. Ningún gobernante, en democracia, lo ha hecho.

La vida y las propiedades, políticamente, son casi equivalentes. Son indisociables como parte del Pacto Social.

Permitir que se atente contra una u otra; o peor, contra las dos, inevitablemente lleva al derrumbe de quien comete ese yerro.

"Los hombres olvidan más pronto la muerte de su padre que la pérdida de su patrimonio." Advirtió Maquiavelo en "El Príncipe", hace más de 500 años. No pocos lo desoyeron. Así les fue.

El problema del despojo de casas-habitación hoy, alcanza cifras que ya prendieron las alarmas. El propio Romero Oropeza (hay quién dice que pesa por el oro) puso sobre el atril mañanero la dimensión que tiene:

Hasta el 13 de junio, hay 145 mil casas habitadas (ilegalmente) y 23 mil deshabitadas o vandalizadas. "…no los vamos a sacar pero sí les vamos a advertir que si no se regularizan nunca van a ser dueños de la vivienda”.

Los invasores, eventualmente dirigidos por cárteles, deben estar muertos de risa. ¿Fueron acaso sus presiones o chantajes lo que indujo esta novedosa forma de permisividad? ¿Será una concesión que se les está otorgando?

Como todos los morenistas, el director del Infonavit piensa que los ciudadanos son descerebrados. Que creerán sin cuestionar todo lo que les diga. Que quienes se han apropiado de lo ajeno lo pagarán. Que quienes fueron desalojados mediante amenazas o a la fuerza querrán regresar a donde no pueden.

Entienda alguien el siguiente galimatías:

"Lo que estamos haciendo es reprogramando su crédito, reestructurando su crédito (¿de un ladrón?) para que se quede con la vivienda que él tiene. En el caso de que no tuviesen esa vivienda, lo que se vería es cómo les reponemos la vivienda".

El estilo es inconfundible. Es el de Andrés Manuel López Obrador. Que de inicio recrea su sucesora. Que todos imitan. En la convicción de que “su pueblo bueno” se traga todas sus mentiras. Acepta sus excesos. Se mantiene impávido. Resignado. “Feliz”.

Los tomboleros y acordeoneros han rebasado todos los límites. Y aunque las reacciones sociales tardan, siempre llegan. Invariablemente se hacen sentir. Y no pocas veces… de la peor manera.

Línea de Fuego

La presencia de la presidenta de la República en la Cumbre del G-7 no se realizó como se esperaba, pero al menos rompió la pésima costumbre de su antecesor de no hacer política en los foros internacionales. Su ansiada reunión con Donald Trump, podrá celebrarse en otro momento. Después de la incertidumbre y el desconcierto que genera el presidente de Estados Unidos… De agradecer, a quien haya sido, que cerrara las fauces. Le haya puesto el bozal, a Chango León. El daño que le ha hecho a la presidenta de la República y a su partido por bravo y locuaz, es enorme. Por lo pronto, ese híbrido de animal, se irá a la finca de su amo. Lo seguirán otros. En primer de la lista, se halla la ordinaria. Corriente, Melissa Cornejo. Porque, inconscientes y excedidos de sangre, creen que engañan al pueblo, al que pisotean… Cuando los funcionarios electorales –salvo honrosas excepciones– decidieron que la Historia los colocara en el basurero, comenzando por Guadalupe Tadei y Mónica Soto, ¿pensó alguien que las instituciones que encabezan no validarían el democraticidio de la elección judicial en el que participaron?... Rosa Isela Rodríguez, chiquita de por sí, pasó de noche. Totalmente desapercibida, los dos días que suplió a la presidenta en la Miscelánea del Pueblo…El asesinato de la alcaldesa de San Mateo Piñas, Oaxaca, Lilia Gema García Soto en pleno palacio municipal, es una imagen más de la irrefrenable criminalidad con la que ésta se normaliza en la entidad, que Salomón Jara, supuesto gobernador, sólo resuelve con lamentos y palabras…En las mismas está Alfredo Ramírez Bedolla, en Michoacán, donde ayer fueron ultimados la alcaldesa de Tepalcatepec, Martha Laura Mendoza, y su esposo... Sangre. Crímenes de todo tipo. Pan nuestro de cada día.

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