México llegó a ser un campeón internacional de la vacunación. Hace no tanto tiempo, pasamos de tener un esquema mínimo a alcanzar más del 90 % de cobertura en vacunación básica, esto en menos de dos sexenios. Teníamos coberturas envidiables a nivel internacional. Pero hoy, mientras miramos atrás con orgullo, también vemos que el sistema en su conjunto no está a la altura de lo que somos ni lo que merecemos, pero un Mucho Mejor sistema de salud es Posible.
México, además, fue el primer país del mundo en recibir la validación de la OMS (Organización Mundial de la Salud) por eliminar la rabia humana transmitida por perros como problema de salud pública, fue el Primer país de las Américas, y tercero en el mundo, en lograr la validación de la OMS por eliminar del tracoma como problema de salud pública.
Ese México es real, pero no es el único, también está el que vive un viacrucis en el sistema de salud.
Por ejemplo, Yair Tavera pasó 48 horas en una silla en urgencias del IMSS, en Villa Coapa, tras fracturarse la mano; fueron meses de demoras y perdió su empleo.
Ojo, esto no es culpa de los trabajadores del sector salud, muchos de ellos tienen que atender a un número de pacientes desproporcionado para el número de trabajadores que hay, muchas veces en condiciones precarias y con una gran carencia de herramientas de trabajo.
Casos como el de Yair no son aislados, ¿conoces a alguien que haya tenido algún dolor de cabeza por nuestro sistema de salud? Muy probablemente tu respuesta sea que sí.
El Dr. Macías me advirtió, ahora que hablamos en mi podcast En Blanco y Negro el cual pueden ver en youtube.com/watch?v=sPxhz7rjsTE, que hoy, la inversión pública en salud ronda el 2.8 % del PIB. La OMS sostiene que un buen sistema exige al menos 6 %. Eso significa que la diferencia la estamos pagando las familias mexicanas con gastos de nuestro bolsillo.
Como consecuencia, en el Hospital Infantil de México Federico Gómez, médicos reportaron reducción del 50 % en el servicio de anestesia por falta de insumos y medicamentos. Cirugías programadas se suspendieron. En el Hospital General de Tláhuac, en la Ciudad de México, se cerró el área de terapia intensiva por escasez de especialistas e insumos, los baños estaban inservibles, los estantes prácticamente vacíos.
Ahí está el ejemplo de Mauro Díaz en Oaxaca, paciente indígena que esperó dos meses una cirugía de rodilla en el Hospital Aurelio Valdivieso por falta de insumos.
Cuando un sistema falla en algo tan básico como esto, la calidad de vida se resiente.
Pero no todo es derrota. Podemos tener un gran sistema de salud, y justo porque ya demostramos que podemos hacer cosas destacables.
La prevención es clave: un buen sistema primario no sólo atiende la gripa, sino que detecta hipertensión, obesidad, azúcar elevada, cualquier anomalía importante de forma oportuna; en lugar de ir al hospital ya estando en condición de gravedad, se detecta a tiempo en la comunidad. Pero en gran parte de México las consultas giran alrededor de apagar el fuego, atender la gripe actual para que sigamos con nuestra vida sin atender temas de largo plazo, como explicó el Dr. Macías, “lo más probable es que te receten lo que tienen, y la prevención no está priorizada”. Si cambiamos eso, podemos ahorrar dinero, mejorar la calidad de vida y prevenir enfermedades graves.
Otro tema importante es la descentralización. En los años 80 se había avanzado en descentralizar la salud y la educación: los estados atendían sus realidades locales, pues lo que es prioritario en Chiapas no es lo mismo que en Chihuahua. Hoy vemos un proceso de centralización que, desde el punto de vista médico, es un deterioro. El Dr. Macías afirma que “la descentralización fue un logro, y volver al mando único es parte del problema”. Si devolvemos poder a lo local, con recursos bien definidos y bajo supervisión, estaremos más cerca del sistema que merecemos.
Y también hay improvisación: ¿recuerdas la “megafarmacia”? Esa idea que surgió de una expresión como: “Antier en la noche se me ocurrió que podríamos tener una gran farmacia, un almacén, pero grandote, donde tengamos todos los medicamentos del mundo.”, es una ocurrencia de alguien que no es experto en salud, pero sí es el responsable máximo del sistema de salud. Ese nivel de improvisación con algo tan delicado, jugar con la salud de los mexicanos así, es algo que podemos evitar que vuelva a suceder.
Si queremos un México saludable, debemos exigirlo. Participar. Vigilar. Pedir presupuesto. Como me comentó el Dr. Macías, uno de los grandes problemas es que la salud nunca ha pesado en las elecciones; no mueve votos, y eso hace que los gobiernos la dejen al final de la fila. Pero si los ciudadanos lo exigimos, si hacemos de la salud un tema central en la conversación pública, podemos cambiar eso. No es un tema de ideologías, es de sobrevivencia.
Porque si fuimos capaces de erradicar la rabia y alcanzar coberturas envidiables de vacunación, también podemos construir un sistema de salud justo, fuerte y digno. Pero nada cambia solo. Hoy toca volver a ser campeones.

