Hay novelas que tienen páginas, se leen y se respira tranquilamente. También hay novelas que contienen historias y cada página es un filón de un cuerpo misterioso, proceloso y catártico donde se mezcla el tiempo, las palabras y el movimiento de ciertos personajes que se convierten en parte de la memoria de la gente que lee, que tiene trocas o una familiar que cuenta historias fantásticas. Las furias, de Daniel Avechuco Cabrera, publicada por Nitro/Press y la Secretarìa de cultura de Querétaro en agosto de 2025 en México, exhibe estas características de principio a fin. Esta novela mereció el premio Vuelta de tuerca 2024.
El autor nació en Hermosillo, Sonora, en 1985 y además de un narrador acucioso es académico de la Unison. Es un escritor meticuloso, cada atmósfera es un elemento entrañable, un espacio emocional que provoca deseos de descubrir qué ocurre en el párrafo siguiente. Las furias es una novela que rápidamente compromete. Narra el caso de Rena, la menor de las Morán, una familia muy especial porque da la impresión de que están deschavetadas. La vieja Sula y Ester, las mayores, platican fantasías cuyo eje principal es lo terrible. Rena es universitaria, un día desaparece y piden a Nico Armentera, una investigadora que ya ha salvado a una chica secuestrada, que la encuentre. Además son vecinas. Nico, mujer de más de 40 años, tiene un auxiliar que no sale de su casa, Mingo, pero que no tiene paralelo localizando complementos para el trabajo de campo de la detective. La novela se desarrolla en un ambiente caluroso y Nico tenía claro que, “toda pista consistía en un pozo que en apariencia no tenía fondo”.
Armentera es una investigadora con vida personal, con frecuencia visita a su madre en un asilo, mira la tele y conduce un viejo Datsun. Conoce a Farfán, un jefe policiaco que no le interesa el caso. Bueno, ustedes saben que el nuestro es un país de desaparecidos, ¿y la policía? Bien, gracias. Conversa con la vieja Sula que le cuenta de una santa, de espacios con sangre, le dice que “los pájaros son animales serios”; pasan varios días para que esa frase tenga sentido. Poco a poco, un hombre al que apodan Carpintero y su troca, toman importancia. Nico avanza por esa ruta hasta encontrar un pueblo y dos sorpresas que de ninguna manera aceptaría usted que se las revelara. Sí le puedo compartir que en una conversación Sula aconseja a Rena, “cuando te encuentres a alguien… al que le gusta meterse en tu cabeza y robarte los pensamientos, corre.” Sin duda, es una lección que podemos seguir para exponernos menos.
Daniel Avechuco Cabrera desarrolla Las furias en una línea narrativa. Rena, una chica reservada, tiene dos empleos pero no tiene amistades, de manera que la detective avanza despacio, sin prisa pero sin pausa, hasta que un dato inesperado la aproxima a la posible solución del caso. Usted sabe que las desapariciones en Sonora son abundantes y aunque no sea la pretensión de Daniel, no lo sé, el caso de Rena es muchos casos y el tratamiento ficcional contiene un deseo, que las chicas y chicos sean localizados, si es vivos mejor. Mientras lee, usted recordará que México es un país surrealista, y que lo que sucedió en Malcatrán es un historia que la modernidad no puede evitar. Las furias es una novela de esperanza que no le quedará a deber. Contar México es dejar señales para que no se olviden de que se debe resolver el asunto de la violencia contra las mujeres. Abrazos.






