Algunos bancos mexicanos están en la mira de las autoridades de nuestro vecino del Norte. Como en otros temas que involucran una posible amenaza o crítica venida desde el extranjero, pareciera que como mexicanos nos unimos para rechazar lo que se percibe como una intervención externa en nuestro país. Nos oponemos al ingreso de agentes de inteligencia externos, a que intervengan las fuerzas armadas de Estados Unidos y a que juzguen a nuestros delincuentes. Lamentablemente el problema no es de ellos sino nuestro: mientras no limpiemos nuestra propia casa estaremos sujetos tanto a críticas como a amenazas de intervención extranjera en la lucha contra el narcotráfico.
Se ha vertido mucha tinta sobre las fallas de la administración de justicia en nuestro país. Empezando por lo largo y tortuoso que es llevar un litigio pasando por sentencias que en no pocas ocasiones son cuestionables. La reciente elección de los miembros del poder judicial es un experimento que en parte busca resolver las fallas de la administración de justicia. Que lo vaya a resolver o que genere problemas potencialmente peores está por verse. Lo sabremos en algunos años. Lo que es un hecho es que el poder judicial tenía que sacudirse y así está ocurriendo.
Las redes del crimen organizado pasan por todos lados. No sólo por el poder judicial, sino fuerzas armadas, empresas, música y, en general, cualquier actividad que facilita actividades ilícitas. Indiscutiblemente una de ellas es el flujo de efectivo que circula por instituciones bancarias. En este momento, es en el sector financiero donde se tiene el dedo sobre la llaga.
La rendición de cuentas no es exclusiva de empresas públicas. El concepto moderno de Responsabilidad Social Corporativa implica que las grandes empresas demuestren a inversionistas, a órganos reguladores y al público en general que toman acciones importantes para mitigar el impacto ambiental de sus actividades económicas, que responden a la sociedad y que tienen una adecuada Gobernanza Corporativa. Dentro de esto último se encuentra el tema de ética y combate a la corrupción. Las empresas privadas pueden limpiar su casa siendo socialmente responsables. Así podrían evitar episodios bochornosos como el que están sufriendo algunos bancos en este momento.
No sólo corresponde al sector privado. Los órganos reguladores, o su equivalente público, también están evidenciando que no están haciendo bien su trabajo. Tan es así, que Gobiernos Extranjeros, a los que les encanta meterse en todos lados, tiene en la mira a bancos que operan en México. El Gobierno Federal puede ayudar a limpiar la casa haciendo parte de su trabajo: asegurarse de que se cumpla la regulación.
Es de sobra conocido el principio jurídico que sostiene que todo mundo es inocente hasta que se demuestre lo contrario. Por lo tanto, mientras no se tengan pruebas, no se pueden declarar culpables de lavado de dinero a las instituciones bancarias que están en la mira del Gobierno de los Estados Unidos. La lección para otras empresas, financieras o no, es que un mundo nos vigila y es mejor actuar de modo transparente y ser socialmente responsable a través de la rendición de cuentas. Lo mismo opera para los diferentes niveles de Gobierno: mejor hacer nuestro trabajo de modo responsable antes de que entidades externas nos obliguen a hacerlo.
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El mundo entero estuvo en riesgo de una tercera guerra mundial, donde no habría ganadores y todos perderíamos, el futuro de la humanidad y muchas otras especies estuvo en jaque. Tal vez el riesgo sigue vigente. En caso de un conflicto nuclear que acabe con la humanidad, o parte.
Docente de la maestría en Economía, FES-Aragón-UNAM.