En la coyuntura en la que nos encontramos, la elección de la persona presidenta del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad, representa un paso crucial que, no solo impactará en el funcionamiento de la justicia, sino que, también enviará un mensaje claro de los valores en los que se sustenta nuestra sociedad. Este cargo, que debe ser elegido por magistradas y magistrados que integran el Pleno, exige una reflexión profunda sobre las características y la integridad de quienes aspiran a ocuparlo.
La responsabilidad del cargo es de relevancia. La persona dirigente no solo es la encargada de asegurar que se administre justicia de manera eficaz, sino que también debe ser ejemplo de trayectoria impecable, de ética y rectitud. Un historial lleno de irregularidades o implicaciones en actos de corrupción no debe ser considerado, pues sus antecedentes pondrán en entredicho la credibilidad de la institución. La confianza del pueblo en el sistema judicial depende en gran medida de la integridad de las personas que están en posiciones clave dentro de él.
La historia demuestra que, aquellos que optan por atajos o que han mantenido prácticas poco éticas, agudizan la corrupción en el servicio público que brindan. El apotegma de Maquiavelo: "el fin justifica los medios", es una máxima que resulta tentadora para muchos en el contexto político; sin embargo, esta visión debe ser incompatible con la impartición de justicia, ya que la persona presidenta del Tribunal debe anteponer siempre el bien común y la confianza pública a sus intereses particulares.
Por ello, quien aspire a la presidencia debe comprender que el cargo no es una pasarela de prestigio ni instrumento de provecho personal. Su razón de ser es servir a la ciudadanía y salvaguardar con entrega inquebrantable los principios de justicia, equidad y verdad. Hoy, más que nunca, el Tribunal necesita legitimidad, y solo se conquistará rompiendo las inercias del pasado y desenmascarando a quienes se empeñan en perpetuarlas bajo falsos rostros renovados.
Ante el ejercicio de elección, es fundamental evaluar las cualidades de cada persona candidata. Entre estas, se encuentran un sólido historial profesional y académico, una reputación de integridad y un profundo entendimiento de los valores y principios que rigen la justicia. Además, la o el presidente debe demostrar habilidades de liderazgo y la capacidad de fomentar un ambiente de colaboración y respeto, no solo dentro del órgano de gobierno, sino ante todos los actores del sistema judicial.
La elección constituirá un momento crítico que determinará la dirección del sistema judicial en la Ciudad. Es imperativo que las y los magistrados del Pleno actúen con responsabilidad y elijan a una persona cuya trayectoria asegure el fortalecimiento de la justicia en la Ciudad. La sociedad merece instituciones que se rijan por principios sólidos y servidores públicos comprometidos con la honestidad y la verdad. Solo así construiremos un sistema judicial que no solo administre justicia, sino que la defienda en todos sus aspectos. Es tiempo de mujeres.
https://www.celiamarinsasaki.com
https://www.facebook.com/CeliaMarinSasaki
https://www.instagram.com/celiamarinsasaki
https://x.com/celiamsasaki

