En la madrugada del sábado pasado, Estados Unidos cruzó un umbral al bombardear instalaciones nucleares en Irán. Fordow, Natanz e Isfahán fueron atacadas con armamento pesado de alta precisión. La operación fue anunciada por Donald Trump como un acto quirúrgico y finalizado. Pero, en la práctica, no existe una intervención militar de este calibre sin consecuencias. El conflicto entre Irán e Israel ha dejado de ser regional. Ahora es prácticamente global.
El mensaje de Washington es claro: proyectar fuerza sin comprometerse en una guerra prolongada. El propio Trump lo resumió en una frase que busca tranquilizar a su electorado: “los aviones ya están regresando a casa”. Es decir, no hay planes de invasión, ni ocupación, ni despliegue sostenido. Sin embargo, entre intención y realidad… hay un abismo.Aunque la narrativa busca distinguir este ataque de las guerras en Afganistán e Irak, los efectos estratégicos podrían ser igual de duraderos, o incluso más peligrosos, por una razón muy simple: esta vez, el blanco fue infraestructura nuclear.
Irán, golpeado pero no vencido
La lógica iraní es muy distinta a la de sus adversarios. Su estrategia no está basada en confrontaciones abiertas, sino en tácticas asimétricas. Irán sabe que no puede derrotar militarmente ni a Israel ni a Estados Unidos, pero sí puede desgastarlos. Y tiene herramientas para hacerlo: bases militares estadounidenses en Irak o Siria; embarcaciones en el Golfo Pérsico; rutas de comercio marítimo en el Mar Rojo; e incluso intereses blandos, como embajadas, empresas y civiles.
Por otro lado, hay que considerar el componente interno. Aunque el régimen iraní ha sido golpeado, sigue cohesionado. La eliminación de figuras clave no ha desarticulado al sistema. Existen voces dentro de Irán que favorecen la negociación, pero también sectores radicalizados que ven cualquier diálogo como una trampa.
¿Qué tan efectivo fue el ataque?
No hay certeza sobre qué tanto fue destruido, ni sobre la capacidad de recuperación iraní. Siguen conservando el conocimiento técnico y existe la posibilidad de que el daño no sea irreversible. Golpear una instalación no equivale a terminar con un programa nuclear.
¿Qué pasa si esto escala?
Todo indica que Washington no busca un cambio de régimen en Teherán, pero eso no garantiza que la situación no se descontrole. Las represalias iraníes pueden generar una espiral en la que Trump, por imagen o presión política interna, se vea obligado a responder. Así comienzan los conflictos que nadie quería. La historia está llena de ejemplos.
El otro factor son los aliados y rivales. Ni Rusia ni China parecen dispuestos a involucrarse militarmente, pero sí pueden usar este contexto para avanzar sus intereses globales. Y aunque Irán no tiene un bloque de aliados estatales sólidos, sí cuenta con redes no estatales muy activas.
México y el mundo: impactos indirectos
Desde América Latina, puede parecer que este conflicto está lejos. Pero no lo está. El precio del petróleo ya está reaccionando. La incertidumbre financiera también. Las rutas marítimas estratégicas por donde circula el comercio global podrían verse interrumpidas. De hecho, el Parlamento iraní aprobó cerrar el estrecho de Ormuz, uno de los corredores marítimos más relevantes para el comercio global de crudo.
México necesita seguir esto con atención con un enfoque de seguridad nacional. Ciberdefensa, monitoreo de flujos migratorios y coordinación en temas energéticos serán clave si esto escala.
Conclusión: El inicio de algo incierto
Lo que comenzó como una ofensiva limitada entre Israel e Irán se ha convertido en una operación de múltiples capas: militares, diplomáticas, económicas y simbólicas. Trump ha dicho que no busca una guerra. Irán tampoco. Pero entre declaraciones públicas y decisiones estratégicas hay mucho margen de error.
La mecha fue encendida por Trump en Fordow. El mundo mira si alguien tiene la voluntad —y el poder— de apagarla.
POSTDATA – En Coatzacoalcos, Veracruz, fue hallada una instalación ilegal que refinaba crudo para convertirlo en combustible para su comercialización. Este era el tema para la columna del día de hoy, si el mundo me lo permite, espero lo sea para la semana entrante.