"Ni ná, ni ná, que mira, mira va
Ni ná, ni ná, que mira, mira va"
- El Gitano Señorón de Juan Legido -
"Ustedes se trajeron la tormenta dentro del coche", nos contestó muy sonriente y por demás amable la gentil recepcionista del Parador de Cádiz ubicado alucinantemente frente al océano Atlántico, de ahí su sobrenombre.
Esto nos respondió puntualmente la dama, cuando le interrogamos si era común este clima en pleno mayo del 2023 ante el incipiente inicio del verano español, explicándonos en seguida que era totalmente inusual para la temporada, eso es algo que nos sucede con frecuencia en medio de tanto periplo, que al parecer generamos mi idolatrada GEMY y el que teclea como cambio climático, nos divierte pensar que es por tanta energía amorosa, sin la menor duda. Pues bien, estas instalaciones están prácticamente integradas con el mar, desde cualquier parte del hotel las vistas son impresionantes sus más de 80 habitaciones - dependiendo un poco del nivel, entre más alto es mejor - tienen paisajes de azul imperecedero, la mayor parte de ellas cuentan con llamativas y cómodas terrazas con un escenario visual deslumbrante.
Como todas estas instalaciones, esta moderna edificación resulta una honorable excepción, ya que aunque su inauguración data del siglo pasado en el año 29', ha sido beneficiaria de varias afortunadas remodelaciones lo que la colocan con sus 4 estrellas y media en una gran categoría por sus cristalinos paisajes y particularmente por su cercanía con el centro de la ciudad al que se puede llegar caminando con el medio ambiental propicio.
En la entrega anterior les compartí que el primer Parador que conocí con mi esposa fue el de Toledo, por lo que este, el de Cádiz fue el segundo pero con otras características muy distintas que les comparto a continuación queridas amigas, apreciados amigos, insignes lectores, distinguidas lectoras.
En primer lugar esta construcción, como ya señalamos; está ubicada frente al azul cristalino del mar, nuestra ruta fue en un trayecto maravilloso que nació desde la estación del tren en Sevilla, donde alquilamos el vehículo que condujo mi Soberana - otra primicia - haciendo parada para comer en el Puerto de Santa María que igualmente cuenta con playas deslumbrantes, una coqueta plaza de toros y un puente prodigioso por su altura y circunvalación que nos acercó - no sin un poco de nerviosismo - a nuestro feliz destino donde disfrutamos 2 noches inolvidables, realmente recomendables e insuperables, como en todo Parador sucede por su unicidad.
De Cádiz pasamos el tercer día a gozar de una tarde maravillosa en Jerez de la Frontera donde se desarrolla el espectáculo ecuestre más bello del mundo, un show que se debe valorar, mínimo una vez en la vida, por su riqueza, hermosura y excelencia.
Continuaremos la próxima semana con el favor de su amable atención, con la descripción narrativa de nuestro arribo al hermoso Parador de Aiguablava en la costa Brava algo sencillamente único.
Previo a visitar Barcelona y poco después Figueres, donde se encuentra el Museo del genial rey del surrealismo don Salvador Dalí, continuando con Girona en El Celler de Can Roca (para muchos europeos el mejor restaurante de España) concluyendo maravillados la travesía, en el Principado de Andorra, trayectorias francamente subliminales por imborrables.
Hasta siempre, buen fin.