Cuando brota una crisis, la presidenta “jala la marca”, como se diría en el argot futbolístico. La doctora Sheinbaum atrae los reflectores, es sujeta de escrutinio, evaluación y crítica. Y eso hace que no se observe con cuidado a otras figuras relevantes del espectro de la 4T.

Clara Brugada, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, es el mejor ejemplo. No se habla de Clara. No se habla lo suficiente de una mandataria que ha acumulado una cantidad de crisis que merecerían un costo político mucho más severo.

Cada semana hay una crisis escandalosa que trastoca la vida de la capital del país.

La infraestructura no aguanta una lluvia fuerte. El gobierno no previene: solo espera a que el agua baje sola. Lo mismo colapsa el tráfico —y el secretario de Estado americano Marco Rubio queda cuatro horas atrapado en las vialidades— que se inunda por todos lados.

El Metro falla seguido. Tiene goteras, encharcamientos, retrasos, fallas… y pinchazos si te descuidas. Apenas inauguraron la remodelación de la Línea Rosa: tardaron dos años más de lo prometido. Dijeron que para el Mundial de futbol iban a reparar otras líneas. Ni han siquiera iniciado.

¿Ha intentado usted caminar por la ciudad? Incluso en las zonas que se considerarían prioritarias para el gobierno, por ser la imagen de la capital: el Paseo de la Reforma, la Condesa, la Roma, Polanco… las banquetas son un campo traviesa: un desafío de registros abiertos, cables colgando, placas de concreto fracturadas o levantadas. El deterioro es brutal.

Y además están los baches, que enfrentan quienes se transportan en bicicleta, patineta o en vehículo. Nunca antes se tuvo registro de tantos baches: en los primeros seis meses del gobierno de Brugada, 15 mil denuncias de baches.

Explotó trágicamente una pipa en Iztapalapa, y hasta entonces tomaron medidas para prevenir la circulación de este tipo de vehículos de alto riesgo.

Mataron a su secretaria particular, Ximena Guzmán, y a su jefe de asesores, José Muñoz, a plena luz del día afuera de una estación del Metro en la alcaldía Benito Juárez. Ejecutaron al abogado David Cohen saliendo de una audiencia judicial en la Cuauhtémoc. Acribillaron a la abogada Oralia Pérez Garduño en pleno Viaducto y el mismo día atentaron contra la lideresa de ambulantes Diana Sánchez Barrios, al lado del Zócalo. Al influencer de moda Micky Hair, en el corazón de Polanco. En la Ciudad operan varias organizaciones criminales locales —Unión Tepito, Tláhuac…— y los cárteles nacionales llevan a cabo ejecuciones y ajustes de cuentas. Presumen 2% menos de asesinatos, pero hay 79% más de desapariciones.

Fue la policía de Clara Brugada la que reprimió con brutalidad inusual a los manifestantes del sábado. No me refiero a los que estaban haciendo desmanes, sino a los que se expresaban en paz o pasaban por ahí. Fueron sus granaderos los que tumbaron al señor que solo ondeaba una bandera en el zócalo. Fue su policía la que pateó gente cuando estaba sometida.

En sospechoso contraste, fue la policía de Clara Brugada la que no tocó a los integrantes del Bloque Negro cuando en la marcha del 2 de octubre realizaron actos vandálicos, saqueos y robos en establecimientos del centro histórico de la CDMX.

¿La gente está contenta con Clara Brugada? Basta recordar que en varias alcaldías la gente ha votado en contra de construir las famosas Utopías, el programa social emblema de su administración.

Hay que hablar más de Clara.

historiasreportero@gmail.com

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