Por ARTURO ORTIZ VÁZQUEZ
El manejo táctico sirve para responder con eficacia, rapidez y precisión ante situaciones de alto riesgo como secuestros y desapariciones. Sus beneficios incluyen la protección de víctimas, la disuasión del crimen y el fortalecimiento institucional.
En contextos donde los secuestros y desapariciones forzadas aumentan, como ocurre en varias regiones de América Latina, el manejo táctico se convierte en una herramienta crucial dentro de las estrategias de seguridad pública y justicia
El manejo táctico es el conjunto de técnicas, protocolos y decisiones operativas que permiten a fuerzas de seguridad pública y privada actuar de forma estratégica en situaciones críticas.
Algunas acciones cruciales son las intervenciones rápidas para rescate de víctimas. operativos de inteligencia para localizar personas desaparecidas, contención de amenazas en zonas de conflicto o alta criminalidad y coordinación interinstitucional entre policía, fiscalía, fuerzas armadas y organismos de derechos humanos.
Entre los beneficios en contextos de secuestros y desapariciones está la protección inmediata de víctimas. Son equipos tácticos entrenados pueden realizar rescates sin poner en riesgo a las personas involucradas.
Este tipo de manejo también permite la prevención y disuasión. La presencia de unidades tácticas reduce la impunidad y puede disuadir a grupos criminales de cometer nuevos delitos.
Asimismo se permite la recuperación de evidencia. Las operaciones tácticas bien ejecutadas permiten asegurar pruebas clave para judicializar casos.
El fortalecimiento institucional o mejora la capacidad del Estado para responder ante delitos graves, incrementa la confianza ciudadana. También se logra el apoyo a víctimas y familiares: Al actuar con rapidez y sensibilidad, se evita la revictimización y se honra el derecho a la verdad y la justicia.
El manejo táctico o conducción especializada en situaciones de riesgo, persecución, evasión o protección, es más que una habilidad técnica. Es un acto cargado de implicaciones sobre el uso del espacio público, la autoridad y la percepción del peligro.
Los policías, fuerzas armadas y elementos de protección civil son instituciones legalmente facultadas para operar en contextos de alto riesgo. Su labor implica responder a situaciones críticas como persecuciones, traslados de alto riesgo, protección de funcionarios, y el entrenamiento táctico reduce riesgos para ellos y para terceros.
Asimismo, escoltas, custodios y personal del transporte de valores también deben recibir este entrenamiento, aunque con regulación estricta y limitado por la ley para evitar abusos o excesos.
En muchos países, no está prohibido que un civil tome cursos de conducción avanzada o defensiva, pero el manejo táctico ofensivo (como técnicas de evasión, persecución o bloqueo) puede cruzar líneas legales o éticas.
¿Es deseable? Depende del contexto. En zonas con altos índices de violencia, algunas personas buscan protegerse. Pero sin regulación, esto puede derivar en militarización de la vida cotidiana y normalización del miedo
Este manejo táctico debe restringirse, pero no prohibirse totalmente. El marco ideal son cursos avalados por autoridades competentes, distinción clara entre manejo defensivo (válido para civiles) y táctico ofensivo (restringido), evaluación psicológica y legal para quienes acceden a estos cursos así como registro y seguimiento de quienes los toman
En países donde las desapariciones forzadas fueron cometidas incluso por agentes del Estado, el manejo táctico debe estar regulado por protocolos de derechos humanos, con supervisión civil y transparencia.
Especialista en seguridad integral

