Por Nadav Peldman

Durante la madrugada del 13 de junio, Israel lanzó una operación preventiva contra el programa nuclear de Irán. Lo que comenzó como un acto de legítima defensa es, en realidad, mucho más que eso: una acción crucial en favor de la estabilidad del mundo libre.

Irán ha acumulado suficiente uranio altamente enriquecido para fabricar más de 9 bombas nucleares. No se trata de una amenaza hipotética: es una realidad tangible respaldada por declaraciones explícitas del régimen iraní que, sin rodeos, ha expresado su objetivo de borrar a Israel del mapa. Irán es el único país del mundo, miembro de las Naciones Unidas, que declara abiertamente su intención de destruir a otro miembro de la ONU: Israel. En contraste, Israel jamás ha amenazado a Irán.

La operación ‘León Ascendente’ tiene el objetivo claro y limitado de frenar el avance hacia un Irán nuclear que actualmente posee miles de misiles balísticos de largo alcance. Esta amenaza no se limita a Israel, el armamento desarrollado por Teherán pueden portar entre 500 y 1,000 kilos de explosivos y alcanzar ciudades en Europa. Es decir, el peligro es global. Irán se acerca a la bomba sin que ningún país esté en guerra con él. Su agenda nuclear no responde a amenazas externas, sino a una ideología extremista y a una ambición de hegemonía regional y quizás más allá.

Mientras Israel ataca infraestructuras militares, Irán responde apuntando a civiles. Más de 400 misiles balísticos y cientos de drones explosivos fueron lanzados directamente hacia hogares y áreas civiles altamente pobladas, dejando más de 20 muertos, casi 600 heridos y daños significativos a muchos edificios. Es un ataque deliberado contra la población, una violación flagrante del Derecho Internacional Humanitario.

La Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) ha denunciado reiteradamente que Irán incumple sus obligaciones en materia de no proliferación nuclear. Sin embargo, la comunidad internacional sigue dividida entre advertencias y gestos diplomáticos vacíos. Frente a este inmovilismo, Israel tomó una decisión difícil pero necesaria: actuar. No solo por su seguridad, sino por la de todos.

Además, el régimen iraní no actúa solo. Ha creado y sostiene un cinturón de terror alrededor de Israel: Hamás en Gaza, Hezbolá en Líbano, los Hutíes en Yemen y milicias chiitas en Siria e Irak. Todos responden a Teherán y ejecutan su visión violenta del mundo.

Hoy, el pueblo israelí vive bajo la sombra constante de la amenaza iraní. Pero lejos de rendirse, demuestra resiliencia, porque entiende que esta lucha no es sólo por el presente, sino por el derecho básico a existir.

Israel no está defendiendo sólo sus fronteras. Está conteniendo el avance de uno de los regímenes más oscuros del planeta hacia el arma más peligrosa jamás creada. Lo hace porque debe, pero también porque otros no lo hacen. Israel actúa por todos.

Jefe de Misión Adjunto en la Embajada de Israel en México

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