Ignoro de quién haya sido la manufactura (si acaso las mismas manos que arman el documental sean las responsables) pero el momento más efectivo de PRI: Crónica del Fin es sin duda su tráiler: una inusitada reunión, a cuadro y de frente, de algunos de los personajes más indeseables de México, entre los cuales se encontraban no pocos que son considerados como los más grandes villanos del país.

Elba Esther Gordillo, Beatriz Paredes, Manlio Flavio Beltrones, Marcelo Ebrard, Porfirio Muñoz Ledo, Cuauhtémoc Cárdenas, Miguel Ángel Osorio Chong, Francisco Labastida Ochoa, Alito Moreno, Vicente Fox, Enrique Peña Nieto y, para sorpresa de no pocos, el regreso del siempre ufano Carlos Salinas de Gortari.

Con una versión alternativa al clásico de Molotov -‘Gimme de Power’- como música de fondo, el tráiler muestra a estos personajes filmados (sin que ellos lo sepan) justo antes de sentarse en la silla y platicar con la escritora y directora de este documental, la periodista Denise Maerker.

El efecto es de emoción pura: los más grandes villanos de México, aquellos que dejaron al país en ruinas, algunos de los políticos más oscuros y corruptos en la historia de la nación, se reúnen para contarnos cómo es que el instrumento con el cual llegaron al poder ya no existe más: el PRI.

El morbo es un arma poderosa y ese tráiler provoca mucho morbo. Por supuesto que queremos ver esto. En redes los comentarios son casi inmediatos. “Es como los Avengers pero de puro supervillano”.

Lo usual es que luego del tráiler pasen semanas antes del estreno de toda película, pero en este caso fue inmediato, a la semana siguiente de revelado el tráiler, PRI: Crónica del Fin, ya está disponible en VIX, toda vez que esto es una producción de Televisa a través de su división de noticias y documentales, N+ (¿enemás?, ¿enemas?).

El título no miente. El documental es en efecto una crónica en el más estricto sentido de la palabra. Con un tono profundamente académico, Maerker narra la historia del PRI desde sus inicios, cuando era el Partido Nacional Revolucionario, hasta la época actual. Las cabezas parlantes -que dan contexto a la historia- no son únicamente políticos, también hay investigadores (curiosamente no hay periodistas) entre los cuales destaca la claridad de Alberto Arnut, investigador del Colegio de México.

Con apenas seis episodios de una hora de duración, el documental va a paso veloz y con narración ágil, contando la historia del PRI que por supuesto es también la historia política de México.

El documental se ciñe estrictamente a su naturaleza de cronista, de aquel que narra los hechos sin calificarlos, por lo que quien espere un análisis crítico saldrá decepcionado. Si acaso (lo cual no deja de ser interesante) al único personaje que critica duramente el documental es a Alito Moreno, a quien tampoco le da la oportunidad del contra argumento.

Pero ello no mancha la buena manufactura del documental y el ritmo que lo convierte en una pieza hecha para devorarse en una larga sesión de seis horas donde -para los que ya tenemos cierta edad- el ejercicio es casi de nostalgia: recordar las crisis económicas que vivieron nuestros padres, las crisis económicas que vivimos nosotros, y preveer las crisis económicas que vivirán nuestros hijos. Desde el 2 de octubre hasta Ayotzinapa y dejando en el tintero muchos casos más. La historia del PRI es una historia de crisis económicas pero también una historia de sangre.

El valor agregado que otorga este documental es sin duda el valiosísimo acervo de Televisa, mostrando aquí algunos pasajes inéditos en la siempre estrecha relación entre el partido y la televisora: cierto detrás de cámaras de una entrevista con Salinas, la cobertura siempre elogiosa al grado de paroxismo en las tomas de protesta del presidente en turno, y en general ese amor por el poder presidencial por parte de la televisora que en algún momento no titubeó en autonombrarse “soldado del PRI”.

Pero ese “pequeño” detalle es obviado por el documental. Y es una omisión importante, porque el poder del PRI no se entiende sin su alianza con Televisa y con los medios de comunicación en general.

¿Pecata minuta? Que la audiencia decida. Si bien el documental es ameno (me atrevo a decir divertido), lo cierto es que ya antes se había hecho, y con mayor efectividad, un ejercicio similar. En su serie Los Presidentes, Enrique Krauze hacía un análisis mucho más efectivo, mucho más acucioso, y mucho más poderoso (aquella crónica de cómo el sexenio de López Portillo pasó de administrar la abundancia a la casi quiebra del país es una auténtica historia de terror) que lo que logra Marker con su documental.

El final, resulta imposible no hacer paralelismos con los tiempos recientes de aquel PRI rebautizado como Morena. Y es que, ¿cuál era la diferencia entre la entrega de apoyos sociales en la época de Salinas con los apoyos sociales de Andrés Manuel López Obrador? Ambas estrategias buscaban lo mismo y fueron eficaces: conseguir votos y perpetuar el poder.

Y de corrupción mejor ni hablamos, que ahí está Segalmex, el Tren Maya, y el huachicol fiscal. La pregunta es obligada: ¿realmente se acabó el PRI o simplemente mutó de logo y de colores? La respuesta (y el documental lo hace evidente) está en el nombre del único personaje omnipresente de esta historia: Manuel Bartlett. ¿No que no son iguales?

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