Las mujeres abortan en México de manera clandestina, solas, sin información, pero también con apoyo de “acompañantas”, como ellas mismas se autodenominan. “Michis aborteros” es una de estas colectivas feministas que dan apoyo de forma gratuita, en línea o presencial a niñas desde los 14 años hasta adultas de 54 años.
En 2019, en plena pandemia, nació “Michis Aborteros”. Primero fueron dos amigas, Victoria Ávila y la enfermera Hazel Chacón, quienes en una plática expresaron la necesidad de información sobre los procedimientos con Misoprostol y Mifepristona, dos medicamentos auxiliares para la Interrupción Legal del Embarazo (ILE). Así iniciaron una serie de conversatorios en línea. Luego se sumó Daniela Juárez.
Pese a que el ILE está legalizado en 24 de los 32 estados de México, las mujeres se enfrentan a violencia obstétrica, física y psicológica, así como falta de información por parte del personal de salud.
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Debido a la estigmatización, se ha creado un pacto de confidencialidad entre las “acompañantas” y las mujeres que deciden abortar, por lo que en “Michis” no guardan estadísticas, pero han hecho acompañamientos de aborto a niñas de 14 años hasta mujeres de 54 años, con mínimo tres semanas o hasta 24 de gestación.
La información circula en grupos de conocidas o amigas. “Te paso el dato, me contaron que hay mujeres que realizan ‘acompañamientos’ si decides no continuar con tu embarazo, ellas te explican el procedimiento”, es una de las recomendaciones.
La demanda creció y las tres amigas ya no se daban abasto, por eso para 2021, iniciaron la formación de otras mujeres que desearan compartir su conocimiento y poner su tiempo. Así, el 11 de febrero se conformó la colectiva. “Los talleres los comenzaron a tomar mujeres que querían acompañar a una amiga o a su hermana, también personas con conocimientos previos o personas que ya habían abortado”, cuenta Victoria Ávila a EL UNIVERSAL.
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Actualmente, son 20 “michitas”, sus profesiones u oficios son indistintos: enfermeras, médicas, paramédicas, diseñadoras gráficas, estudiantes, comunicólogas. Están en distintos estados y países “Entre todas nos compartimos información y la ponemos en práctica”, explican.
La colectiva de “acompañantas” está en constante actualización con manuales de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la organización IPAS, dedicada a formar redes de apoyo respecto a los derechos reproductivos de las personas gestantes; “Michis” también toma talleres con parteras y las integrantes del colectivo comparten sus conocimientos de herbolaria, lo que ponen en práctica durante un aborto.
La diversidad y acceso a la información les ha permitido una atención más integral al conocer desde “la parte médica, el uso del medicamento, las reacciones, la parte legal, de acuerdo al estado o el país desde el que buscan información. También, el contexto social, los estigmas, desde los prejuicios que todavía se tienen hacia el proceso, hacia las mujeres que deciden sobre su cuerpo”, explica Esme Silva, otra de las integrantes.
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¿Qué es un acompañamiento de aborto?
Una “acompañanta” es contactada, en la mayoría de las ocasiones, por redes sociales. Para "Michis", desde ese momento inicia su trabajo, porque “existe miedo y las usuarias se sienten vulnerables”. El “acompañamiento” continúa con la toma del Misoprostol o Mifepristona y el aborto termina hasta que se expulsó al producto.
Lo que cuentan las "Michis", es que depende del caso, "ninguno es parecido", a veces las usuarias sólo piden información, otras se vuelven amigas, otras hasta que se cercioran de que no hay restos de placenta dentro de sí misma, esto por medio de un ultrasonido; y otras tantas regresan sólo para dar un "gracias por estar".
Los “acompañamientos “son a través de un celular, llamadas, fotografías, video o en los domicilios. Pueden ser de horas y días, depende de las “acompañadas”. Un ejemplo es “Del 1 al 10, un aborto de 8 de dolor; crónica de una tarde de sororidad”, publicada por EL UNIVERSAL.
En promedio, “Las Michis” atienden entre 10 y 15 mujeres que realizan el procedimiento, lo que nos permite saber que el aborto está pasando y no hablarlo solo pone en riesgo a quienes deciden hacerlo porque no tienen información suficiente, lo hacen escondidas o solas, bajo coerción o violencia.
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Ser "acompañanta es un acto político", afirma "Michis Aborteros"
"Michis aborteros" aclara que un acompañamiento no es una consulta médica. Antes de un aborto, les piden a las mujeres que acudan al médico para confirmar que están embarazadas, realizarse un ultrasonido, conocer su estado de salud, y así en la medida de lo posible tener más controlada la situación.
“Reconocemos el acompañamiento también como un acto político, como una manifestación ante los obstáculos que nos ponen a nosotras para realizar un proceso de aborto o acceder a la educación sexual integral. No se trata nada más de un servicio, es una postura política muy contundente, es una respuesta a las negligencias del Estado".
La labor de las colectivas de acompañamiento, de acuerdo con sus palabras, se basa en una decisión consensuada. "No solo es la decisión de abortar, también de nuestra parte tomar la decisión si queremos acompañar o no”, expresa Victoria.
Peligros en los acompañamientos
“Soy trabajadora social e intervengo en situaciones de violencia, entonces a veces puedo detectar esto en los mensajes, así decidimos si brindamos apoyo o no. Algunas mujeres acuden con miedo, piden que borremos los mensajes, que escribamos cuando su pareja no está. Nos han tocado situaciones en las que decidimos no acompañar por seguridad propia, porque hay gente que cree que lo que hacemos está mal”, narra Graciela Espino.
Otro de los factores importantes es la criminalización hacia su labor, porque son atacadas debido a su postura política. Los abortos se hacen en la clandestinidad; aunque sean seguros, sigue siendo clandestino. “A veces no sentimos miedo por nosotras, sino por la integridad de las acompañadas, principalmente por la violencia o el contexto en el que están viviendo”, afirma Esme.
Entre los casos más complicados que han vivido de acuerdo con Esme, es una mujer que al parecer estaba privada de su libertad; para Ana, una menor de edad, por el estigma y la cuestión psicológica, mientras que para Graciela fue una situación con gente de “la maña”.
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Exigen un aborto legal, seguro y sin restricción
Nos esconden la palabra ‘aborto’ bajo palabras: ILE, UVE, IVE, ni siquiera nos dejan nombrar las cosas que pasan en nuestro cuerpo de forma normal. Entonces, todo esto a mí no me tiene solo con miedo, me tiene enojada. Me tiene muy furiosa, pero a diferencia de otros espacios, creo que las acompañantas nos atrevemos, hemos aprendido a llevar nuestra rabia hacia la ternura de acompañar a quien lo necesita y como lo necesita, no como le dicen que tiene que ser”, reclama Victoria.
Actualmente, las "Michis" son recomendadas por instituciones como el Injuve o clínicas de salud públicas del ILE o privadas. A pregunta expresa sobre si algún día dejarán de acompañar, la respuesta de "Michis Aborteros" es “¡nunca!”, aunque sueñan con que un día su labor deje de ser clandestina. Buscan que las mujeres tengan educación sexual integral, conocimiento de sus cuerpos y la decisión sobre él.
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