La Tercera Sección del Bosque de Chapultepec esconde unas misteriosas y tétricas cavernas que albergan cientos de restos humanos que generan curiosidad entre aquellos que visitan la zona; incluso, algunos visitantes los aprovechan para hacer rituales.
Ollas en las que colocan huesos, figuras vudú, animales muertos y varias pintas en las que se leen frases como Lucifer inundan el camino hacia este lugar.
En un recorrido realizado por EL UNIVERSAL se constató que ni en el sitio, ni en sus alrededores hay vigilancia que resguarde la zona o a los propios visitantes.
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Al respecto, Natasha Uren, directora ejecutiva del Bosque de Chapultepec, reconoció que hay asuntos que atender en la Tercera Sección; sin embargo, afirmó que se encuentran trabajando en ello.
“Es un trabajote, la verdad no hay dinero que alcance, por más que paguemos impuestos y demás, no hay dinero que alcance para 877 hectáreas, por eso vamos a lanzar una campaña que se llama Todo Cuesta; incluso vamos a invitar a un concurso para que conozcan cuánto cuesta mantener un árbol de pie, vivo, bien nutrido, cuánto cuesta económicamente, pero también ambientalmente, para invitar a la ciudadanía a sumarse, a entender que no lo puede hacer todo el bosque, a entender que no alcanzan las manos humanas para 877 hectáreas”, indicó.
Señaló que aunque se han efectuado campañas de información solicitando a la ciudadanía respetar las áreas y se cuenta con inspectores ambientales y guardabosques que exhortan a la población a cuidar los espacios, algunos visitantes no acatan las indicaciones o recomendaciones del personal e incluso se saltan los letreros de advertencia poniéndose en riesgo.

Pero, ¿de dónde nacieron estos espacios llenos de restos humanos?, se le preguntó.
“Durante mucho tiempo las fosas comunes de los panteones estaban en la parte de atrás del Panteón Dolores, que es en la Tercera Sección del Bosque de Chapultepec, por lo que había presencia de huesos”, expresó Uren.
De acuerdo con Carlos Hernández, encargado del Audiorama, son en su mayoría fémures los hallados en estas cuevas, debido a que esos huesos tardan más en descomponerse.
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Subrayó que el Panteón de Dolores, ubicado sobre avenida Constituyentes, fue donado por una señora de nombre Dolores, pero con el paso del tiempo fue modificado dejando algunas de las tumbas fuera del cementerio.
Respecto a los huesos, Uren pidió que la información respecto a estos hallazgos no sea tergiversada. “De repente, de la nada, sacaban inventos sobre el tema y en especial nos pasa muy a menudo cuando sucede tristemente el tema de desaparecidos”, aseveró.
Recordó el caso del rancho Izaguirre en Teuchitlán, Jalisco, donde el colectivo Guerreros Buscadores localizó tres crematorios clandestinos y pilas de ropa, así como cientos de objetos personales y zapatos, al afirmar que algunos medios mencionaron que también había restos de desaparecidos en Chapultepec.
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“Yo creo que lo más importante y cómo combatimos las fake news es con transparencia y rendición de cuentas, porque esto ha sido un tema que históricamente nos ha sobrepasado, porque fue una decisión de muchos años, o sea, los panteones no necesariamente le pertenecen al gobierno de la Ciudad; por ejemplo, el Panteón de Dolores es administrado por la alcaldía Miguel Hidalgo”, apuntó.
Sostuvo que hace algunos años las personas no querían ser calcinadas al morir, por lo que hubo muchos restos que con el paso del tiempo quedaron en el olvido.
“Sabemos que vivimos en un país muy complicado, donde hay muchos desaparecidos todos los días, donde muchas madres buscadoras hacen una labor incansable que reconocemos mucho desde el gobierno de la Ciudad y entonces se trata de no levantar falsas expectativas de ‘tal vez ahí están o no’”, reiteró.
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A las cuevas ubicadas en la Tercera Sección con frecuencia acuden jóvenes de escuelas cercanas que en redes sociales han compartido sus experiencias, en las que relatan lo que van observando e incluso comparten fotos junto a los huesos.
Si bien este sitio de la urbe ha dado mucho de qué hablar, parte de la población ignora su existencia y aun visitando la zona desconocen la historia que alberga.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), existen varias versiones sobre el origen del Panteón de Dolores; mucha gente considera que es el primer panteón civil de la Ciudad de México.
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El cementerio fue originalmente concesionado y su objetivo era obtener beneficio económico; sin embargo, cuando fue comprado por el gobierno su finalidad cambió, a partir de entonces se convirtió en un panteón prácticamente de beneficencia social, lo que provocó que siempre tuviera una gran demanda y se volviera un panteón civil.
Además, el cambio causó que el proyecto arquitectónico especial, que querían los primeros dueños, se modificara al no construirse todo lo que se había planeado, haciendo así que algunas tumbas y fosas quedaran fuera del cementerio.