El centroderechista Rodrigo Paz juró como nuevo presidente de ante la Asamblea Legislativa de ese país.

Prometió que Bolivia "nunca más" estará "de espalda al mundo", tras asumir presidencia.

“El país que recibimos está devastado. Nos dejan una economía quebrada, con las reservas internacionales más bajas en 30 años. Nos dejan la inflación, escasez, deuda, desconfianza. Nos dejan un Estado paralizado, un monstruo burocrático incapaz de servir al pueblo”, expresó.

“Nunca más una Bolivia aislada, sometida a ideologías fracasadas ni de espaldas al mundo. Bolivia vuelve al mundo y el mundo vuelve a Bolivia”, declaró, recibiendo el saludo de más de 70 delegaciones internacionales.

El mandatario juró al cargo y recibió la banda presidencial, la medalla y el bastón de mando de manos del vicepresidente constitucional, Edmand Lara.

El acto contó con la presencia de autoridades nacionales, expresidentes, representantes de organismos internacionales y delegaciones diplomáticas de distintos países.

Entre los mandatarios invitados que arribaron al país destacaron los presidentes de Argentina, Javier Milei; de Paraguay, Santiago Peña; de Uruguay, Yamandú Orsi; de Ecuador, Daniel Noboa; y de Chile, Gabriel Boric.

El nuevo mandatario, de 58 años e hijo del expresidente Jaime Paz (1989-1993), fue recibido entre aplausos en el palacio legislativo boliviano, en el centro de La Paz, por los asambleístas y las delegaciones internacionales.

Un torrencial aguacero en el corazón de la ciudad altiplánica marcó los actos oficiales. La plaza de armas, donde está Palacio de Gobierno y el Parlamento, se mantuvieron bajo fuerte resguardo policial.

"Dios, familia y patria: ¡Sí, juro!", expresó el nuevo mandatario. El juramento se lo tomó su vicepresidente Edmand Lara, un exoficial de la policía.

Paz, después de ganar el balotaje de octubre con el Partido Demócrata Cristiano, recibe un país con una aguda crisis económica por escasez de dólares y combustibles.

El gobierno saliente de Luis Arce agotó casi todas sus reservas de divisas para sostener una política de subsidios universales a la gasolina y el diésel.

La inflación interanual a octubre fue de 19%, después de alcanzar un pico de 25% en julio.

Paz ha prometido recortar más de la mitad de los subsidios a los combustibles y un programa de "capitalismo para todos", que pone el foco en la formalización de la economía, la eliminación de trabas burocráticas y una reducción de impuestos.

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