Bruselas.— A pesar de que México sufrirá de una desaceleración significativa a corto plazo por su alta exposición al comercio con Estados Unidos, el gobierno de Claudia Sheinbaum sigue careciendo de políticas que permitan responder a los desequilibrios provocados por el reacomodo de las relaciones económicas mundiales.
Esa conclusión se desprende de un informe publicado por la Global Trade and Innovation Policy Alliance (GTIPA), en el que se examina cómo 17 países socios de EU están respondiendo a la política arancelaria del presidente Donald Trump.
“México ha respondido con cautela a la incertidumbre arancelaria estadounidense, reconociendo sus profundos lazos comerciales con EU, su mayor socio comercial en 2024, con 510 mil millones de dólares de comercio bilateral".
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“Las autoridades han evitado las represalias, manteniendo el diálogo y la continuidad institucional para preservar el acceso al mercado. En general, la estrategia de México refleja pragmatismo”.
No obstante, indica que la política económica de la administración Sheinbaum no se ha ajustado al cambiante contexto comercial global, ni a la incertidumbre provocada por la guerra arancelaria de Trump. “El presupuesto federal de México para 2025 sigue centrado en programas sociales, lo que limita la flexibilidad de las políticas industriales o comerciales".
“Casi la mitad del gasto programable se destina a asistencia social y educación, mientras que sólo 13% se destina a infraestructura económica, transporte, comunicaciones y energía, lo que limita la capacidad de México para responder a las oportunidades de deslocalización o a los impactos arancelarios (...). Como era de esperar, los países más expuestos al comercio estadounidense, como Canadá, Alemania y México, prevén una desaceleración significativa a corto plazo”.
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Si bien las asociaciones público-privadas ofrecen cierta flexibilidad, 68 mil 600 millones de pesos han sido asignados a proyectos estratégicos que eventualmente podrían contribuir indirectamente a la competitividad comercial, en términos generales las restricciones presupuestarias limitan la capacidad de respuesta de México ante posibles eventualidades.
“En general, las prioridades del gasto social y la rigidez fiscal restringen la capacidad de México para ajustar su estrategia económica en respuesta a las perturbaciones del comercio”, insiste.
El estatismo de México contrasta con las acciones que están adoptando muchos países para aumentar su capacidad de respuesta ante el volátil contexto exterior.
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Bangladesh, por ejemplo, está diversificando su intervención fiscal y monetaria para impulsar el sector farmacéutico y de tecnologías de la información, a fin de disminuir su dependencia de las exportaciones de textiles.
La GTIPA está formada por una red de instituciones especializadas en estudios sobre el comercio mundial y prácticas que lo distorsionan. Entre sus miembros está la Fundación IDEA, con sede en la Ciudad de México, el Center for Global Enterprise de Nueva York, el Institut Sapiens de París y el Nomura Research Institute de Tokio.
El apartado sobre México señala que las perspectivas económicas del país a corto plazo se han deteriorado. “En 2025, se prevé que el PIB crezca sólo 0.2%, porque las restricciones fiscales internas y las amenazas arancelarias de Estados Unidos obstaculizan la actividad industrial y la inversión”.
Particularmente están sufriendo las industrias automotriz y electrónica, al enfrentar retrasos en la cadena de suministro y un aumento en los costos de los insumos. En tanto que algunas exportaciones agrícolas clave, como los aguacates y frutos rojos, enfrentan riesgos arancelarios. “A medio plazo, la trayectoria de México dependerá de la revisión del T-MEC en 2026 y a la evolución del comercio en general”.
Afirma que en la actual estructura exportadora de México, 84% de las ventas externas están dirigidas a Norteamérica, lo que “subraya la urgencia” de fomentar la integración en el mercado global. “La diversificación es tanto una necesidad a largo plazo como una respuesta estratégica a las vulnerabilidades geopolíticas y de mercado”. Da como caso a seguir las terminales de gas natural licuado en Baja California y el Golfo de México, dirigidas a colocar a México como centro de exportación de gas natural estadounidense con destino a Asia y Europa.
El documento incluye una evaluación sobre la presencia de China en los países examinados. En el caso de México, describe la relación como desequilibrada, al comprar anualmente 100 mil millones de dólares a Beijing y venderle menos de 10 mil millones, principalmente minerales y materias primas.
El comercio ha aumentado sustancialmente en las últimas dos décadas y se prevé que continúe expandiéndose. “Las empresas chinas buscan rutas alternativas para acceder al mercado norteamericano en el contexto de las políticas arancelarias estadounidenses, en particular las que penalizan los productos chinos o se dirigen a la inversión china en sectores estratégicos como los semiconductores y la IA.
“Esto ha llevado a una tendencia creciente de exportaciones indirectas a través de México, incluyendo estrategias de transbordo e inversiones chinas en operaciones de ensamblaje mexicanas, particularmente en los estados fronterizos del norte”.