Cómo cada año después del sismo de 2017, Mariana Ramos deja tres rosas blancas en el Colegio Rébsamen para homenajear y recordar a las niñas y niños que fallecieron en ese lugar. En esta ocasión, además de las flores de Mariana, solo había otro arreglo en el lugar.
"Me da mucha tristeza porque otros años hubo más arreglos, y como que de alguna forma es que se va olvidando", dice la vecina de Coapa.
Sismo del 2017
La tarde del 19 de septiembre 2017, Mariana regresaba a su casa a pie ante la falta de transporte.
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En su camino pasó por la calzada De las Brujas y al encontrase con el derrumbe del Colegio Rébsamen se quedó a ayudar en el rescate.
Al formar parte de los primeros ciudadanos que ayudaron en los rescates, Mariana fue testigo de la tragedia y por eso acude cada año a depositar las tres flores blancas en el lugar.
Podóloga de oficio, antes de cada 19 de septiembre, la mujer voluntaria hace espacio en su agenda para volver a realizar su homenaje en el lugar donde murieron 19 menores.
"Preparo mi mañana, para venir, dejo todo listo para ir por las rosas y venir, porque son blancas, de alguna manera porque aquí murieron varios niños", afirma.
Mariana recuerda que las horas que estuvo ayudando en el Rébsamen se inspiró en sus sobrinos.
"Yo no tengo hijos, pero al ver a los niños, como que me proyecté en mis sobrinos y pensé 'estos niños podrían ser mis sobrinos', y terminé con mi uniforme y mi bata toda rota pero quise ayudar", recuerda.
Al día siguiente del sismo de 2017, Mariana ayudó con alimentos para los rescatistas en la zona.
A ocho años de la tragedia, la voluntaria pide que la tragedia del Rébsamen no sea olvidada.
"Espero que no quede en el olvido, porque esto se pudo evitar", asegura.
maot