Jilotzingo, Méx.— Este 13 de septiembre se cumple un año de la intensa lluvia que cayó en la comunidad de San Luis Ayucan y que provocó el deslave de un cerro, dejando como saldo 11 personas fallecidas y más de 90 casas dañadas. En la zona cero todavía hay vecinos viviendo, a pesar de que fue declarada como inhabitable y acusan abandono de las autoridades de los gobiernos municipal, estatal y federal, pues nunca llegó la reubicación que les fue prometida.
El esposo de Magdalena Palacios, vecina de San Luis Ayucan, falleció a consecuencia de la lluvia de ese viernes 13 de septiembre, mientras trabajaba en una obra en una zona conocida como La Manzana.
Magdalena se niega a abandonar el terreno donde la casa ya tiene muros vencidos, pues fue lo que le dejó su marido.
Ahora, tras quedar viuda y a cargo de dos hijos menores que siguen estudiando, es una de sus hijas mayores la que le ayuda trabajando para que puedan tener el sustento económico en casa, el cual completa con una beca Rita Cetina del gobierno federal que percibe uno de sus hijos.
Con el cambio de gobierno municipal, habitantes de la zona cero indicaron que los apoyos alimentarios dejaron de llegarles y los estudios geológicos que se realizarían, nunca les fueron revelados y por la calle principal todos los días corren cientos de litros de agua de una nueva fuente que fue hallada desde inicios del siniestro.
“Yo sigo ahí. Duré tres meses allá por Los Pilares, me refugié donde un señor nos prestó una casa. La verdad, no pagamos nunca porque él no nos quiso cobrar renta y hasta se enojó porque nos regresamos, pero nos teníamos que regresar porque acá tenemos nuestras cosas. Nos da miedo, ¿pero qué hacemos?, ¿a dónde nos vamos?”, relató Socorro Escalante, cuya vivienda ubicada en una ladera resguarda a seis personas.