A tres meses de la reubicación de los espacios de tolerancia al consumo de la marihuana en la Ciudad de México, también conocidos como puntos 420, no todas las reglas acordadas entre autoridades capitalinas y los colectivos que administran estos sitios se cumplen por igual. El límite del aforo o la no presencia de ambulantaje sí se respeta, pero no el horario o que personas se acerquen a vender marihuana.
Sobre la venta de la cannabis, en los puntos de la Glorieta de Simón Bolívar y Plaza Tlaxcoaque se observó la presencia de personas ajenas a los colectivos ofreciéndola, mientras que en la Plaza de Lectura José Saramago no se identificaron vendedores en un recorrido realizado el 11 de octubre.
Al respecto, Rafael Morán, representante de Siembra Cultura, colectivo que se localiza en la plaza Saramago, dice que buscan cumplir la regla de no venta e intercambio de marihuana en el lugar.
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“Te puedo decir que seguimos al pie de la letra el ‘no compro, no vendo, no regalo, no pido’, pero hay mucho que resarcir y nosotros francamente nos deslindamos de algún tipo de comercio en el exterior, no lo permitimos”, afirma.
Otra de las reglas es respetar el horario. La Plaza José Saramago y la Glorieta de Simón Bolívar cumplen con dejar de operar a las 20:00 horas. Incluso, en este último punto los integrantes del colectivo La Comuna 420, instalados en el lugar, levantan su mobiliario antes de la hora pactada.
En un recorrido realizado el 21 de octubre en la Plaza Tlaxcoaque, administrado por el colectivo Hijas de la Cannabis, se observó que había unas seis personas en el lugar consumiendo marihuana después de la hora permitida.
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Rocío, integrante de Hijas de la Cannabis explica que en el caso de la Plaza Tlaxcoaque, “la verdad no estamos muy insistentes en eso. La verdad es que en la plaza hay muy poca banda; entonces, si de por sí hay poca y se quedan dos horas ¿qué podemos hacer si casi no hay gente? Si hubiera más gente o estuviera más lleno, ahí sí diríamos ‘sabes qué bro, pues ya te tienes que retirar’, sabes”.
Por otro lado, en los recorridos realizados en los tres espacios reubicados se apreció que las reglas de aforo no mayor a 100 personas y consumo en las áreas designadas son respetadas. No se observó consumo de alcohol u otras sustancias o la presencia de menores de edad en la Plaza de Lectura José Saramago, Glorieta de Simón Bolívar y Plaza Tlaxcoaque.
En el espacio operado por Hijas de la Cannabis, Rocío explica que el uso de otras sustancias y el ingreso de menores es muy cuidado.
“En cuestión del consumo de bebidas alcohólicas sí lo tenemos muy restringido, también el consumo de otras sustancias. En el caso de menores, luego van unos morrillos de la prepa, unos que ya se ven medio grandes, pero no traen INE, es muy importante eso”, dice.
La medida que establece que el comercio está prohibido fue respetada en los tres espacios 420 reubicados, al igual que el respeto a las áreas delimitadas para consumo de marihuana y de uso exclusivo para mujeres, se pudo constatar.
El cumplimiento de medidas como la sana convivencia y el respeto a las instalaciones se pudieron comprobar en los recorridos.
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Los acuerdos firmados entre la Secretaría de Gobierno de la Ciudad de México y los colectivos establecen casi las mismas condiciones, ya que el colectivo Hijas de la Cannabis conservó parte del espacio que tenía antes de la reubicación afuera del Museo Memoria y Tolerancia, mientras que Siembra Cultura y La Comuna 420 no.
El colectivo feminista mantiene una mesa de información donde pueden vender productos derivados de la marihuana como parte de la “protesta económica”, pero ya no se permite el consumo de yerba en el lugar.
En tanto, el colectivo Siembra Cultura tiene un horario con una hora de diferencia, ya que pueden operar de las 9:00 a las 21:00 horas, mientras que el resto lo hace de 8:00 a 20:00 horas.
“Con la reubicación se ha inhibido el comercio”
El subsecretario de Concertación Política del Gobierno de la Ciudad de México, Juan José García Ochoa, consideró como logros la reubicación de espacios para el consumo tolerado de marihuana y la inhibición de la venta de cannabis en estos sitios.
“Hemos inhibido que estén de manera incontrolada, de manera impune, vendedores, como había en los puntos anteriores, en los puntos antes de la reubicación se detectó que prácticamente había muchos vendedores de cannabis en los alrededores o allí mismo, no decimos que no haya, pero cada vez que se detectan, pues actuamos”, dijo.
En entrevista con EL UNIVERSAL, de cara a que se cumplan tres meses de la reubicación de los espacios de tres de los puntos 420, el subsecretario resaltó que también hay reducción de los aforos de personas que se registraban anteriormente, la inhibición de ambulantes y que no se invada la vía pública con vehículos; situaciones que en su conjunto creaban condiciones de riesgo.
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“Esa combinación de factores generaba situaciones de inseguridad y violencia; entonces, esto era la principal preocupación: un espacio que no está ordenado, que no está vigilado, con ausencia de las autoridades generaba puntos donde había situaciones de delitos, de violencia, de inseguridad para las personas tanto consumidoras como para los transeúntes; esa era la principal preocupación, la inseguridad”, explicó.
A tres meses de la reubicación de los puntos 420, García Ochoa aseguró que los lugares donde antes estaban los campamentos, ahora se hallan libres de consumo de marihuana. “Eso me parece que es un resultado positivo del acuerdo que se llegó con los colectivos”, expuso.
Explicó que la reubicación de estos tres puntos es el primer paso de un plan que contempla hacer lo mismo con los otros espacios 420 del Centro Histórico.
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