Este 10 de noviembre se cumplen dos meses de la explosión de una pipa de gas LP en el Puente de la Concordia, en la alcaldía de Iztapalapa, en la que han muerto 32 personas. El accidente dejó huellas profundas entre los sobrevivientes, las familias de las víctimas y los habitantes de esa comunidad de la zona oriente del Valle de México.
“Qué rápido ha pasado el tiempo, pero parece que fue ayer porque todavía tenemos fresco en la memoria todo lo que ocurrió ese día, fue una pesadilla, principalmente para los heridos y las personas que han muerto, Dios las tenga en su santa gloria”, afirma Sandra Ramírez, una vecina de la unidad Ermita Zaragoza.
En el punto donde se presentó el percance los vecinos crearon de manera espontánea un memorial que se ha convertido en un punto de encuentro constante.
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Flores frescas que se combinan con secas, veladoras apagadas por el aire, fotografías de rostros que ya no están y un tendedero donde pusieron carpetas bordadas con los nombres de las víctimas, acompañan las visitas de familiares y amigos que llegan en la búsqueda no sólo de consuelo, sino también de mantener vivo el recuerdo.
“Por todos nuestros hermanos sin hogar, a los que no reconocieron, los desaparecidos, los que salieron de casa y no pudieron regresar. Nuestros familiares y amigos. Descansen en paz 10-09-25. Cuasi parroquia Nuestra Señora de Guadalupe. Lomas de Zaragoza”, dice un mensaje plasmado en una cruz de color negro que colocaron para honrar a los que fallecieron.
En ese mismo espacio también colocaron un mensaje para los alumnos de la Vocacional 7 del Instituto Politécnico Nacional (IPN), quienes también murieron por las quemaduras que sufrieron mientras pasaban por la zona de la explosión de la pipa.
A Laura Elena Barrera de la Torre, quien murió el 23 de septiembre, 13 días después del accidente, también la recuerdan sus familiares y amigos, quienes le hicieron un sepulcro, con una lápida donde se observa la cara de la muchacha de 31 años de edad, a la que identificaron posterior al percance.
En toda esa zona prevalece el silencio que sólo se interrumpe por el claxon de algún vehículo que circula por el puente hacia la calzada Ignacio Zaragoza o por el motor de un tractocamión que procedente de la carretera federal México-Texcoco se incorpora hacia la autopista México-Puebla, la misma ruta que seguía el conductor de la pipa siniestrada el 10 de septiembre.
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