“Me siento muy afortunado de tener dos mamás”

Mariana y Paty iniciaron su relación en 1991 y después de 10 años decidieron vivir juntas y tener un hijo; Puebla es un estado de doble moral, dicen

Después de dos años de muchos intentos de inseminación, Patricia Roldán (izq.) y Mariana Osiris concibieron a Diego Arturo, quien ahora tiene 19 años. Foto: Omar Contreras / EL UNIVERSAL
Después de dos años de muchos intentos de inseminación, Patricia Roldán (izq.) y Mariana Osiris concibieron a Diego Arturo, quien ahora tiene 19 años. Foto: Omar Contreras / EL UNIVERSAL
Estados | 22-06-25 | 04:58 | Miroslava Olvera | Actualizada | 22-06-25 | 04:58 |

Puebla.— “Soy hijo de una y esto para mí no tiene nada de extraño, es lo más normal del mundo. Me siento muy afortunado de tener a mis , estoy muy feliz y agradecido con la vida por haberme dado a mis dos mamás”, dice Diego Arturo Roldán Tovar, de 19 años, quien es hijo de Mariana Osiris y Patricia Roldán.

Mamá Osi y mamá Paty —como las llama Diego— se conocieron por un grupo de amigas cuando estaban estudiando la preparatoria. Mariana tenía 16 años y Paty 17. Se veían en la escuela y en algunas reuniones. Mariana platica que había atracción por parte de las dos y fue por medio de un beso que la historia de amor y de lucha empezó el 2 de octubre de 1991.

Comenta que después de 10 años de noviazgo decidieron vivir juntas, para este momento ya tenían una casa y un auto.

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“Cuando decidimos vivir juntas nosotras ya teníamos un pequeño patrimonio. Decidimos vivir juntas cuando habíamos comprado una casa y un auto, y lo hicimos así hasta que pudimos demostrar socialmente que éramos capaces de lograr algo serio”, menciona Paty.

Un par de años después, Mariana y Paty empezaron a planear tener un hijo. Tras dos años y medio de varios fallidos tratamientos de inseminación, lograron que Paty quedara embarazada.

“Después viene la parte increíble, que es el nacimiento y la crianza de Diego Arturo, fue una etapa de mucho amor y de muchos baches en el camino, pero cuando hay amor verdadero todo se puede lograr”, asegura Paty.

La aceptación

Mariana, de 49 años, menciona que para su familia, en especial para su mamá, aceptar que tenía una hija lesbiana no fue fácil, pero al paso del tiempo lo aceptó. “Ahorita yo creo que lo mejor que tiene mi mamá es una hija lesbiana y un nieto”, comenta entre risas.

La pareja cuenta que la crianza de Diego Arturo fue una etapa de mucho
amor y de muchos baches en el camino. Foto: Especial
La pareja cuenta que la crianza de Diego Arturo fue una etapa de mucho amor y de muchos baches en el camino. Foto: Especial

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Advierte que al principio la sociedad no estaba preparada para aceptar su relación con Paty, había cierto rechazo, y más para las personas como ella.

“La sociedad no acepta a las personas gay, en este caso a las que son más vistas, como yo que soy gay tipo masculino. Como, por ejemplo, el asunto de ir al baño, las mujeres se me quedan viendo raro al entrar, pero si se dan la oportunidad de conocerme no tendrían por qué tener miedo ni rechazo”, agrega.

Al respecto, Paty piensa que, en términos generales, la sociedad las vio con demasiadas aspiraciones.

“La sociedad nos veía de una forma como de ‘a ver, ya tuviste el valor de decir soy lesbiana, ahora vas a vivir con tu pareja y ahora quieres un hijo. Qué te pasa, por qué ustedes creen o pretenden que pueden alcanzar lo mismo que una pareja heterosexual’, y hoy en día yo les puedo decir que sí, que claro que sí, que queremos más. Y si un día mi hijo quiere tener hijos, seremos las abuelas más felices del mundo, cuidando y apapachando a nuestros nietos. Vamos por más cada día”, asegura Paty.

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Mariana comenta que, a la fecha, mucha gente aún se les queda viendo “feo”, pero para ellas, y con el paso del tiempo, eso ya no es importante y no les interesa.

“La gente en la calle nos ve raro al agarrarnos de la mano, abrazarnos o al besarnos, pero han pasado tantos años que al final ya no nos es tan importante. Pero también hay mucha gente que nos conoce, hemos sido muy buenos amigos de muchos papás, parejas heterosexuales, de la escuela de Diego, y es bonito. Ya no es como antes que eran puras miradas feas”.

Para Diego, el tener dos mamás ha sido una experiencia muy bonita. Dice que sus madres le han ayudado a superar bastantes cosas y que ha sentido un amor increíble dentro de su familia. Considera que las dos lo han criado de una manera correcta y que la gente a su alrededor piensa lo mismo.

Sobre el tema de la discriminación, el joven platica que, en su momento, Mariana y Paty sí fueron discriminadas por su familia, por tíos, primos y abuelos, pero hoy en día ya no existe esa barrera en la familia. “Todos han aceptado a mis madres”.

Después de 21 años de estar juntas, Mariana y Paty se casaron en la
Ciudad de México en 2012, cuando Diego estaba por cumplir siete años. Foto: Especial
Después de 21 años de estar juntas, Mariana y Paty se casaron en la Ciudad de México en 2012, cuando Diego estaba por cumplir siete años. Foto: Especial

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El deseo de casarse y ser madres

Después de vivir juntas, decidieron que querían tener un hijo y la inseminación era el camino adecuado para lograrlo. Después de dos años de muchos intentos y de desgaste físico, emocional y económico, lo lograron.

“Al final nos pudimos embarazar con una inseminación casera, y para nosotros, después de muchos intentos, fue la forma más sencilla para poder lograr el embarazo.

“Lloramos de felicidad cuando nos enteramos de que sí habíamos quedado embarazadas, fue algo increíble. Después de mucho fue una gran bendición, un bebé muy deseado. Fue un niño muy amado, no sólo por nosotras, sino por todo su entorno. Siempre le digo que nació con una estrella enorme porque él a todo le encuentra solución y sabe que tiene mucha gente que lo ama”, comenta Paty, quien tiene 51 años.

Diego solamente lleva los apellidos de Paty (Roldán Tovar) porque en la fecha de su nacimiento legalmente dos mujeres no podían registrar a un niño. Y cuando fue permitido, el joven estaba en la secundaria y pensaron que cambiar la vida de Diego en cuestión de documentos, sería muy complicado.

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“Consideramos que ya era tarde para mover toda la vida de Diego, para hacer todo un cambio de documentación. Él se sabe y se reconoce como hijo de las dos y sabe perfecto que si no lleva los apellidos de Mariana es porque legalmente no se podía en el momento de su nacimiento. Nuestro hijo fue planeado, inseminado, criado y todo por las dos”, explica Paty.

Desde que iniciaron su relación en 1991, el deseo de Mariana y Paty era casarse y hacer una gran fiesta para celebrar su amor; sin embargo, era algo que legalmente no podían hacer, ya que en ese momento no estaban permitidos los matrimonios igualitarios.

“Nosotras fuimos más rápido que el avance legal social porque, aunque no estuviera permitido, nosotras formamos una familia, tuvimos un hijo e íbamos a pasos agigantados en nuestra relación”, menciona Paty.

En diciembre de 2009 la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México aprobó el matrimonio entre personas del mismo sexo, y en ese momento para ellas ya no era una prioridad ese tema.

Diego asegura que sus madres le han ayudado a superar bastantes cosas y
que ha sentido un amor increíble dentro de su familia. Foto: Especial
Diego asegura que sus madres le han ayudado a superar bastantes cosas y que ha sentido un amor increíble dentro de su familia. Foto: Especial

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“Un día cuando se puso más de moda el que ya se pudieran casar las personas del mismo sexo, nuestro hijo, que cumpliría siete años, lo vio en la tele y nos dice que nos deberíamos de casar. Y así fue, nos casamos en 2012. Programamos una ida a la Ciudad de México porque aquí en Puebla aún no estaba permitido, llegamos al juzgado, dimos nuestros papeles, nos aceptaron, nos llamaron, firmamos y nos salimos. Después de 21 años juntas, nos casamos”, platica Mariana.

“Puebla es un estado de doble moral”

Paty siente que su familia no ha sufrido graves ataques o discriminaciones, como ha sucedido con otras personas, pero piensa que Puebla es una ciudad muy complicada en cuanto a su “sociedad recatada”.

“Esto siempre lo he considerado como una doble moral porque es muy triste ver padres en el antro besando a chamaquitos y en la mañana desayunando con su familia, y eso es Puebla. Nosotras hemos desarrollado un carácter que hace que no nos importe, que no nos afecte, pero entiendo que a mucha gente le siguen afectando esos actos discriminatorios de la sociedad que pueden crear problemas graves en adolescentes, en gente que está empezando a hacer una vida de pareja homosexual, y nos falta mucho.

“Pero se puede lograr, nosotras somos un ejemplo de gente que se ama y que puede salir adelante”.

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Para Diego, la gente debería de aceptar y respetar la decisión de cada una de las personas, ya sea que sean homosexuales, transgénero o bisexual. Le gustaría que en Puebla no existiera ese tabú de la doble moral, ya que eso no se le hace correcto y está bastante mal. Comenta que la mayoría de las personas deberían de darse la oportunidad de conocer a la persona que están criticando y que la gente debería ser más empática.

Paty comparte la idea de que la gente debería ser más empática, no solamente en el tema de las parejas de diversidad sexual, sino en general. Ella cree que el día que la gente aprenda a respetar a cada individuo, la sociedad tendrá y vivirá en una ciudad mejor.

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