
Para millones de latinoamericanos, "El Chavo del 8" no fue solo un programa de televisión: fue un ritual familiar. En Ecuador, México o Argentina, a las siete de la noche las familias se sentaban juntas a ver el programa. Así lo recuerda el actor ecuatoriano Sebastián Moncayo.
“Era uno de esos programas que unían a la familia. Nos daban las siete de la noche y todos nos juntábamos en casa para ver ´El Chavo´, ´El Chapulín´ o lo que tocara”.
Décadas después, volvió a ese universo en "Chespirito: sin querer queriendo", la bioserie de HBO Max sobre la vida de Roberto Gómez Bolaños, interpretando a Ernesto Figueras, inspirado en Emilio Azcárraga Milmo, hombre detrás del imperio Televisa, el arquitecto que permitió que el genio que era Chespirito llegara a cada sala del continente.
“Este personaje no es una imitación de alguien en específico, lo construimos como un ícono. Representa el poder que tenía la televisión en aquel entonces”, explica.
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Moncayo no es ajeno al legado de Gómez Bolaños, cuenta lo conoció en persona tras su llegada a México en los pasillos de Televisa.
“No era una estrella lejana, era una persona accesible, suave, observadora, tranquila. Lo que hace grande a una figura es cuando te enseña que es un ser humano. Las estrellas las dibujas tú”, expresa.
Ese enfoque humano es lo que más destaca de la serie: el de mostrar al hombre detrás del ícono.
“Al principio algunos dijeron que se estaba idealizando su figura, pero luego la serie toma otro rumbo, uno más humano, más complejo. Ahora, la comedia de Chespirito no ha caducado. Muy pronto vamos a ver un resurgimiento del fenómeno del Chavo y del Chapulín”, augura.
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“El libro ' Sin querer queriendo´ es una joya. Tiene datos y detalles que muy pocos conocen. Cosas como los ratings, la guerra de televisoras, la relación con el presidente, el nacimiento del monopolio televisivo privado… Todo eso lo abordamos. Es historia pura”, añade.
Sebastian recuerda lo especial que fue compartir escena y almuerzos con María Antonieta de las Nieves, quien sorprendió al elenco con su aparición en la serie.
“Me costó decirle la línea: ‘no me pase llamadas’. ¡A María Antonieta, con el tono autoritario de Figueras! Pero ella fue divina”.