La música ya no está sujeta a géneros desde hace algunos años, hemos experimentado fusiones naturales y hasta obvias, otras tantas raras e inesperadas, pero todas ellas interesantes ya sea por lo innovador o por el riesgo al que se enfrentaron y la noche de ayer lo volvimos a corroborar entre el metal y la clásica en el concierto de Maiden Symphony.

Tras un intenso aguacero de esos que han azotado los últimos días a la ciudad, la Arena CDMX recibió a cientos, quizás un par de miles, de fanáticos tanto de la música sinfónica como a metaleros de hueso colorado para una velada junto a a la Orquesta de Minería y su proyecto Pops Minería (fundada en mayo 2023) que combina estos universos sonoros.

Justamente como se disfrutan los conciertos de orquestas se repartieron bloques de asientos en la explanada frente al escenario, las cuales no se llenaron así como el resto de butacas el toda la Arena, un hecho insignificante a la hora de percibir cómo cada uno de los músicos fue apareciendo, lanzando una mirada a su público, esbozar una sonrisa y ocupando su sitio, casi como un ritual llenando el área de cuerdas, percusiones y alientos.

Luego de algunos minutos de espera las luces se atenuaron de golpe y una proyección del ex Primer ministro del Reino Unido, Winston Churchill, dando el clásico discurso introductorio de “Aces high”, pieza que dio el banderazo de salida de una noche épica, o por lo menos para los metalheads o melómanos de la clásica.

Uno de los detalles sobresalientes fueron sin duda alguna los visuales que hacían alusión a la banda inglesa, animaciones caricaturizadas y otras quizás hechas con IA, también algunos videos de archivo como al interpretar “Iron Maiden” del álbum debut donde relució la aparición de Paul Di'Anno, primer vocalista de la banda quien falleciera en 2024

Igualmente se agradece la participación de la soprano mexicana Cecilia Eguiarte, que compartió su potente voz e inyectó de energía en tres temas “Can i play with madness”, “Two minutes to midnight” y “Flight of Icarus”, por momentos parecía que quería perder la compostura de cantar profesionalmente y entregarse al estilo de Bruce Dickinson.

Por otro lado y el mejor de todos, ovaciones y palmas a los 70 músicos que componen la orquesta, impecables y divertidos, hasta algunas manos hacían los clásicos “cuernos del metal”, se veía que disfrutan su trabajo.

Rodrigo Cadet fue quien dirigió la orquesta, mientras que los arreglos musicales corrieron por la cuenta de Gilberto Pinzón, dejando piezas casi como las originales de Iron Maiden como “Transylvania”, “Powerslave”, “Fear of the dark”, la belleza de “Rime of the ancient mariner”, “Hallowed by thy name”, “Run to the hills”, “Phantom of the opera”, “The number of the beast” y “The trooper”, puro éxito.

Es verdad que desde un inicio era evidente que no se llenaría al tope el recinto, 22 300 espectadores, es más no se llenó ni a una cuarta parte del aforo, pero, cada una de las almas presentes se notaba emocionada e impaciente por el concierto, mismo que ya había tocado con anterioridad en otros espacios como el Pepsi Center en 2024, está ocasión el espacio le quedó grande pero no la entrega y el amor a la música.

rad

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