Joaquín Cordero no sólo triunfó por ser buen actor, también fue una galán de la pantalla que se mantuvo alejado del escándalo.
Joaquín Cordero no sólo triunfó por ser buen actor, también fue una galán de la pantalla que se mantuvo alejado del escándalo.

Galán, un caballero y sobre todo un excelente actor, ese fue , quien se tardó para encontrar su verdadera vocación, pensó que sería sacerdote y después que sería abogado; en Puebla estudió en un seminario porque quería profesar de sacerdote y posteriormente cursó el primer año para ser licenciado en derecho, fue la necesidad económica lo que lo llevó al camino artístico.

"La falta de dinero me llevó a la actuación, no me quejo, este es mi mundo. Dicen que soy un galán y que soy un actor. Permítanme hacer mi retrato, sin falsa modestia: soy un hombre de trabajo, en cada oportunidad trato de entrar en el alma de mi personaje", declaró en entrevista con EL UNIVERSAL en 1971.

Un día, cuando era estudiante universitario, Joaquín Cordero fue de paseo al Bosque de Chapultepec con un amigo, de curiosos se acercaron al lugar donde Pedro Infante y María Antonieta Pons filmaban “Viva mi desgracia” (1944), se necesitaba un extra, alguien que "hiciera bulto" y un técnico de producción señaló a Joaquín.

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Joaquín Cordero en 1950 en la película "Las dos huerfanitas" estelarizada por Evita Muñoz (Chachita) y María Eugenia Llamas (La Tucita).
Joaquín Cordero en 1950 en la película "Las dos huerfanitas" estelarizada por Evita Muñoz (Chachita) y María Eugenia Llamas (La Tucita).

"Accidentalmente hice mi debut frente a las cámaras y gané cien pesos por algo que creí fácil, demasiado fácil, y que con el transcurso del tiempo he considerado difícil harto difícil", dijo en entrevista para este diario.

Para 1971 ya era uno de los actores favoritos del público, los años pasaban y el éxito y respeto que ganó Joaquín era evidente, para él, los años nunca significaron un obstáculo, al contrario.

"Siempre se está pensando que la edad es un factor en contra depende de cómo seas o cómo te hayas cuidado. La real juventud es un estado de ánimo. El optimista. El hombre después de los 40 años, lo digo sin propósito de defensa, es más interesante por una simple y sencilla razón: es más actor. Ha tomado la vida como un gran escenario", consideró.

Fue reconocido por tener un dominio escénico y de la pantalla asombroso, lo mismo hizo el papel de boxeador que el de clown, playboy, comediante, héroe de pistola, etcétera.

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Aquí en una foto de 1960 con Joaquín Cordero, Noe Murayama, Pompin y Nacho en la película "Qué padre tan padre".
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Joaquín Cordero, un buen actor, guapo e impecable

Si algo distinguió a Joaquín Cordero fue que a lo largo de su carrera artística se mantuvo alejado del escándalo, su vida familiar junto a su esposa Alma y sus tres hijos, complementaron su vida; Cordero no se creía un galán y nunca utilizó su personalidad tan varonil para conseguir la popularidad y la fama. La gente lo quería por ser un buen actor.

En las páginas de EL UNIVERSAL en 1960, protagonizó un anuncio sobre un producto que usaban los hombres, los hombres atractivos como él, se trataba de una brillantina para el cabello con lavanda y lanolina.

En el anuncio, una mujer elogia a los hombres que utilizan este producto en el cabello, pues los hace lucir varoniles

“Mmmm me encanta el hombre que usa brillantina Vitalis con doble ‘L’. Lavanda, con varonil fragancia, y Lanolina, que da a su cabello brillo y sedosidad”, se lee junto al rostro galante del actor nacido el 16 de agosto de 1922.

“Joaquín Cordero, astro del cine nacional, dice ‘yo uso brillantina Vitalis”.

Joaquín Cordero en un comercial en 1960. Hemeroteca EL UNIVERSAL.
Joaquín Cordero en un comercial en 1960. Hemeroteca EL UNIVERSAL.

Joaquín se consolidó como uno de los actores favoritos del público porque su fórmula era la dedicación, mucha dedicación para hacer las cosas.

Por lo menos le dedicaba dos horas diarias a la lectura, le gustaba leer novela pues lo consideraba un buen ejercicio para la imaginación; fue catalogado como uno de los galanes eternos y uno de los actores mexicanos más disciplinados.

En su clóset tenía un peine, un cepillo, dos finas colonias, tres pantalones de casimir, tres sacos en diferentes tonos y varias camisas bien planchadas y otro tanto de corbatas de seda.

Joaquín Cordero brilló por sus interpretaciones en teatro, cine y televisión. Aquí en 1966.
Joaquín Cordero brilló por sus interpretaciones en teatro, cine y televisión. Aquí en 1966.

En 65 años de carrera artística, Joaquín Cordero actuó en películas como "Mamá nos quita los novios" (1952), "Pepe El Toro" (1953), "Venganza en el circo" (1954), "El río y la muerte" (1955), "El boxeador" (1958), "La risa de la ciudad" (1963), "Esta noche no" (1966), "El libro de piedra" (1969), y "La niña de los hoyitos" (1984).

Además de filmes, también participó en varias telenovelas como "Un rostro en mi pasado" (1989), "Carita de ángel" (2000), "La madrastra" (2005), "Destilando amor" (2007) y "Fuego en la sangre" (2008).

Cordero se definió como un hombre serio y apacible que no le gustaban las complicaciones y por eso se adaptaba a un método, el de la disciplina, el elemento que lo llevó al éxito.

rad

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