
La primera vez que alguien llamó a Ozzy Osbourne “El príncipe de las tinieblas”, él no lo tomó en serio. Tampoco pensó que aquel apodo terminaría por seguirlo durante más de cinco décadas, hasta su muerte, la mañana de este s.
El nombre surgió a principios de los años 70, cuando Osbourne, junto a Black Sabbath, comenzaba a consolidarse como una fuerza oscura el heavy metal.
El ambiente que creaban en sus conciertos: luces tenues, riffs densos y letras sobre la muerte y lo oculto, hicieron que los rumores comenzaran a circular. Pronto, algunos medios y el público más conservador empezaron a relacionar a la banda con el satanismo:
“Algunos decían que hacíamos magia negra, pero ni sabíamos de qué estaban hablando”, diría después Ozzy en su autobiografía "I am Ozzy".
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Aunque al principio él lo tomó como una broma, la prensa ayudó mucho para que el mote, que no pidió, se volviera inseparable a su imagen, y viendo que funcionaba, decidió adoptarlo como su marca personal.
“Es un nombre. No me desperté un día y dije, ‘Sabes qué, me voy a llamar así...’. Realmente empezó como una broma", contó en una entrevista para Broward New Times en 2013.
Con los años, y sudebut en solitario, ese nombre tomó mucho más fuerza. Canciones como "Mr. Crowley" (que hacía referencia al ocultista Aleister Crowley), sus presentaciones y las locuras que hacía sobre el escenario, como morder la cabeza de un mierciélago, todo alimentaba la leyenda.
“Es mejor que me digan eso a que me llamen imbécil”, ironizó en una entrevista recuperada por Rolling Stone.
Ozzy siempre supo que “El Príncipe de las Tinieblas” era solo un personaje, él mismo se consideraba un hombre simple, que amaba la música y sus fans; dos grandes pilares en su vida que sí serán eternos.
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