
"Lo difícil es destruirte, porque tu naturaleza es crear.” Con estas palabras, Amandititita anunció hace una semana que cumplió seis años de sobriedad, un logro personal que marcó el cierre de una etapa difícil y el inicio de otra más consciente y en paz.
La cantante reconoció que su lucha no fue simplemente contra el alcohol, sino contra el dolor emocional que la llevaba a beber como una forma de escapar de la realidad.
En un mensaje honesto dirigido a sus seguidores, Amandititita compartió que no ha acudido a terapias ni a grupos de apoyo para mantenerse sobria; en su caso, lo que le ha ayudado ha sido acercarse a la espiritualidad y la religión. En una reciente entrevista con Ventaneando, reveló algunos de los momentos más oscuros que atravesó.
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Amandititita vivía con temor e insomnio
Aunque aclaró que nunca sintió haberse perdido por completo en el alcohol, sí confesó que la angustia era profunda cada vez que bebía:
“Cuando me despertaba, sentía que me quería morir”, recordó con sinceridad.
Con el tiempo, descubrió que convivía con varios diagnósticos de salud mental que hasta entonces desconocía: déficit de atención, trastorno de estrés postraumático y un cuadro dentro del espectro autista. Durante años vivió con miedo de hablar, con insomnio constante y una sensación de angustia permanente.
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La historia familiar también dejó huella: creció bajo el alcoholismo de su madre, lo que le generaba sentimientos de culpa cada vez que ella misma bebía. No fue hasta los 40 años que logró tomar verdadera conciencia de su situación:
“Yo merezco una vida sin esto. Si me preguntas si me perdí en el alcohol, yo te digo que no, porque cuando decidí dejar de tomar, dejé de tomar.”
Hoy, Amandititita asegura que ha logrado vivir una vida plena y feliz. La intérprete habla de este proceso en su libro “Algún día contaré esta historia”, un testimonio que escribió desde la compasión y con el deseo de acompañar en silencio a quienes atraviesan luchas similares.
En el libro también aborda otra de las heridas más profundas de su vida: la muerte de su padre, Rockdrigo González, quien falleció en el terremoto de 1985.
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