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Estás en la playa, olvidaste tu y, sin pensarlo, usas el del cuerpo en el rostro. O entre semana, con prisa y bolsa mini, recurres al único SPF que traes. La pregunta es inevitable: ¿está bien hacerlo?

Puedes aplicar bloqueador corporal en el rostro, pero no es lo más recomendado. Foto: Freepik
Puedes aplicar bloqueador corporal en el rostro, pero no es lo más recomendado. Foto: Freepik

Protegen igual, pero están diseñados distinto

En nivel de protección, ambos bloquean los rayos UV. Lo que cambia —y mucho— es la experiencia sobre la piel. Los protectores corporales suelen tener texturas más densas, emolientes más pesados y, a veces, fragancias más fuertes, pensados para cubrir superficies amplias y resistir fricción, agua o sudor.

En el rostro, estas fórmulas pueden:

  • Dejar brillo excesivo.
  • Sentirse pesadas o grasosas.
  • Afectar cómo se asienta el maquillaje.
  • Costar trabajo de difuminar si deja residuo blanco.
En nivel de protección, ambos bloquean los rayos UV. Foto. Freepik
En nivel de protección, ambos bloquean los rayos UV. Foto. Freepik

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La piel del rostro es más delicada (y más exigente)

A diferencia del cuerpo, la cara tiene más glándulas sebáceas, zonas sensibles, interacción con contaminación y tendencia a irritarse con ingredientes más fuertes.

Por eso ciertos componentes comunes en protectores corporales pueden provocar:

  • Brotes por texturas oclusivas.
  • Irritación, especialmente si llevan fragancia.
  • Sensación pegajosa que dura todo el día.

Usarlo una vez no te va a dañar la piel, pero no es una estrategia para el día a día.

A diferencia del cuerpo, la cara tiene más glándulas sebáceas y zonas sensibles. Foto: Freepik
A diferencia del cuerpo, la cara tiene más glándulas sebáceas y zonas sensibles. Foto: Freepik

Entonces… ¿qué hacemos?

Si estás en una situación improvisada: úsalo. Cualquier SPF es mejor que ningún SPF.

Pero para la rutina diaria —ciudad, oficina, maquillaje, vida real— lo más sensato es tener un protector formulado específicamente para el rostro, con texturas ligeras, ingredientes más suaves y acabados que sí quieres ver en la piel.

  • Regla práctica: en emergencia, usa el del cuerpo; en tu bolsa del diario, que nunca falte uno facial.

Porque sí: el SPF corporal te saca del apuro… pero el facial es el que logra que protección y piel bonita vayan de la mano.

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