Un homenaje a la magia y emoción de "West Side Story" en el Festival Paax GNP

La presentación reunió a 17 músicos, donde el jazz, la emoción y la memoria del clásico musical tomaron el escenario del Hotel Xcaret Arte

El Festival Paax GNP. Foto:  Festival Paax GNP.
El Festival Paax GNP. Foto: Festival Paax GNP.
Cultura | 28-06-25 | 15:07 | Actualizada | 28-06-25 | 15:07 |

Desde el escenario, , directora del , le da la bienvenida al público que llega al Salón Frida del Hotel Xcaret Arte y prepara a la gente para un gran homenaje al musical West Side Story.

La Amazing Keystone Big Band, junto a los cantantes Neïma Naouri y Robbie Fairchild —quien el mismo día se presentó en la gala de ballet Encuentros— hacen este homenaje que se enmarca en la serie de conciertos nocturnos y alternativos Darkside, realizados, afirma Alondra, "en parodia a una manera cuadrada de observar la música, de encasillar los géneros".

Sobre Fairchild dice que ahora está en México no para hacer una coreografía, sino para mostrar sus otras facetas; era inevitable —teniendo bajo el mismo techo a Robbie, Neïma y la Amazing Keystone Big Band— no pedirles que toquen West Side Story, continúa.

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Sobre la tarima alta, 17 artistas con ropa negra, un atuendo casual y el pulso nervioso de la batería que traza la línea de un electrocardiograma irregular, en el aire; ondas de sonidos guiadas por el saxofón tenor y su exhalación absoluta, avasalladora. Es jazz orquestal, exuberante, tenso y vital. Es un clásico, es West Side Story, el musical de Leonard Bernstein y Stephen Sondheim, inspirado en "Romeo y Julieta" desde la óptica de las pandillas de Nueva York.

Desde las mesas, el público escucha con cócteles y tragos frente a sí. Robbie y Neïma entran en escena. Están caracterizados: él lleva un conjunto, camiseta y pantalón de vestir verdes; ella un pantalón que le llega a la cintura, blusa negra y saco. Antes de que la introducción termine y la trama arranque, ella baila con el micrófono en la mano.

A ratos, sólo queda la orquesta con David Enhco en la trompeta; a ratos sólo son Neïma y Robbie, Tony y María, que mueven la cabeza al ritmo que marca el contrabajo, sintiendo la música hasta que estalla el grito: “¡Mambo!”, y el público corea.

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"Maria, Maria, Maria... All the beautiful sounds of the world in a single word", canta Robbie, que ahora lleva una camiseta blanca sin mangas. Y el homenaje oscila entre las intervenciones dulces de Neïma y Robbie, y la tensión instrumental. Los solos de los alientos, la percusión que marca y crea un parteaguas con el que todos aplauden.

En Somewhere, Neïma canta: “Time together, time to spare”, y Robbie sigue, mueve las piernas, mientras los solos se van turnando con los metales. En Cool se sienten particularmente la vibración, el síncope de los golpecitos de la batería.

Cerca del fin, en A Boy Like That/I Have A Love, Neïma tiene intensidad, pasión, y cuando habla su voz, sus gestos se vuelven fuego; cerca de su fervor también están el solo de trombón, el coro jazzeado, la luz roja y la voz de María. “Very smart, Maria, very smart!”, se escucha mientras los dos cantantes quedan a lo lejos para que Neïma cierre reafirmando su amor, bajo la luz índigo.

Siente y comprende el espíritu de una de las grandes tradiciones de la canción del siglo XX. El público se levanta, aplaude, los músicos se presentan y dan paso a la última canción para dejar el escenario, mientras la gente empieza, lentamente, a salir del salón después de ver una historia de amor que nunca morirá.

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