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El mundo entero vive actualmente bajo el peso de una distorsión deliberada y constante de la realidad, conocida como posverdad, la cual se sostiene, crece y se multiplica dentro del contexto digital.
Con suma facilidad, noticias e informaciones falsas se generan y corren por las diversas redes sociodigilates (YouTube, Facebook, Instagram, X, TikTok…), aparentando ser verdaderas y creando, así, confusión entre las personas.
“El problema radica en que, con demasiada frecuencia, esas noticias e informaciones falsas no son verificadas y en que una gran cantidad de personas no consumen noticias e informaciones más que en dichas redes sociodigitales”, dice Raúl Trejo Delarbre, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, e investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.
En opinión de Trejo Delarbre, quienes de manera deliberada construyen falsedades con apariencia de noticias o informaciones verídicas son aquellos que están interesados en dislocar la conversación pública para favorecer a una persona, una causa o un interés específicos, o bien para perjudicarlos.
“Incluso hay gobiernos que tienen agencias destinadas a propalar mentiras en las redes sociodigitales. Por ejemplo, a decir de The New York Times, el servicio de inteligencia ruso cuenta con un área desde la cual centenares de operadores difunden todos los días, en distintos idiomas, noticias falsas y de ese modo ha llegado a afectar elecciones en otros países, como ocurrió con las de Estados Unidos hace algunos años, o a distorsionar lo que sucede a partir de la invasión de Ucrania.
Asimismo, hace poco tiempo se conoció en México, por medio de una investigación del grupo de la periodista Carmen Aristegui, la existencia de una división del consorcio Televisa que, si bien es ajena a sus noticieros, crea noticias falsas lo mismo para elogiar a personajes o negocios afines a esa empresa que para denostar a quienes están en contra de sus intereses.
Y, por supuesto, no faltan los ‘despachos de relaciones públicas’ que generan mentiras y se las venden a sus clientes para mejorar su imagen —o empeorar la de sus adversarios— en las redes sociodigitales.”
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Inteligencia Artificial
Siempre se han manipulado las noticias e informaciones. Sin embargo, hace 10 años, el contexto digital fue especialmente reconocido como proclive a las mentiras. Y hoy en día, a esta proclividad hay que añadirle la elaboración de videos, audios y textos con Inteligencia Artificial.
Al respecto, el también periodista y escritor comenta:
“Ahora vemos videos donde aparecen personajes públicos en situaciones en las que jamás han estado o audios que replican la voz de personas conocidas diciendo cosas que nunca han dicho, o textos muy bien diseñados y elaborados de acuerdo con las creencias de un grupo de personas que satisfacen sus expectativas con mentiras.
Así pues, a la distorsión creada por individuos con intereses, mercaderes y mentirosos profesionales debemos sumarle la posibilidad de que haya videos, audios y textos falsos que nos confundirán aún más porque parecerán reales.”
Efectos
Según Trejo Delarbre, la posverdad puede tener distintos efectos: desde la perturbación momentánea de las personas hasta la devastación de la democracia. No hay que olvidar que todas las sociedades hacen descansar su participación cívica —o sea, el involucramiento de los ciudadanos en los asuntos públicos y, por lo tanto, la solidez o no de la democracia— en la calidad de la información que tienen.
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“Sobre todo en sociedades como la mexicana siempre ha habido un déficit de información. En distintas épocas de nuestro desarrollo político, la información ha sido manipulada y controlada, y en ello ha influido determinantemente el Estado.
Pero ahora que disponemos de fuentes muy variadas y plurales de información en las redes sociodigitales, mucha gente confía en ésta sin reparar en la verosimilitud o no de esas fuentes.
En la actualidad, las democracias se sustentan, en buena medida, en el periodismo profesional. Entonces hay que reconocer que la distorsión de la realidad y el reemplazo paulatino y parcial, pero no constatable, del periodismo profesional por noticias e informaciones a cargo de operadores de las redes sociodigitales no necesariamente verificados propician un daño grave a las democracias contemporáneas”.
Verificación
¿Qué se puede hacer ante la circulación cada vez más abundante de contenidos falsos en las redes sociodigitales?
En primer lugar, estar muy alertas y no creerle a la primera nota que leemos y que quizá nos gusta porque coincide con nuestros puntos de vista.
“Tendríamos que ir a otra fuente para verificar si ha tenido respaldo de otros medios y sustento en un origen certificado. En el caso de la Inteligencia Artificial, hay pautas que se están discutiendo en todo el mundo; por ejemplo, que en la creación de contenidos generados con ella sea obligatorio incorporar una marca digital indeleble que nos permita saber que son verídicos.
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También es importante que las empresas de redes sociodigitales tengan sistemas de verificación que ayuden a identificar lo que es falso y ponerlo entre paréntesis o etiquetarlo, para que se determine su salida de la red o para que lo revisen las personas”, apunta el profesor e investigador universitario.
Lo malo es que los grupos profesionales de Facebook, Instagram y X que se encargaban de verificar todo tipo de contenidos, incluidos los elaborados con Inteligencia Artificial, fueron desmontados el año pasado porque no le gustaban al gobierno de Estados Unidos, y reemplazados por verificadores voluntarios.
Esto presenta innumerables desventajas, como la falta de profesionalismo y de imparcialidad de estos últimos.
“Por último, habría que insistir en la necesidad de la alfabetización digital. Eso lo planteamos hace 30 años y sigue sin ser una realidad.
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Es fundamental que, desde la primaria, pero especialmente en las universidades, se instruya a los estudiantes acerca de los recursos disponibles para revisar, comparar y verificar contenidos, y acerca de la importancia de mantener siempre una duda razonable ante cualquier contenido impresionante, escandaloso, extravagante o revelador, por muy verídico que parezca”, finaliza Trejo Delarbre.
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